HELLBOUND WITH YOU TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL

Capítulo 535 - Danza

Un rugido horripilante y espeluznante llenó el abismo cuando la dragona destrozaba y gemía. Tal vez, debido a su desesperación por luchar por liberarse de la espada empalada profundamente en su pecho enjoyado, el poder de Dinah pareció aumentar dramáticamente y Alex tuvo que llevar rápidamente a Abi a un lugar seguro.

El fuego de la dragona los golpeó y Alex usó su cuerpo para proteger a Abigail. Cuando el fuego los golpeó, el aura poderosa de Alex destelló plata con trozos de ámbar alrededor de sus cuerpos, protegiéndolos no solo de las llamas sino también de la intensa ola de calor que brillaba a su alrededor. Ni siquiera tuvieron tiempo de sacar la espada del pecho del dragón.

Mientras Alex volaba hacia arriba con Abi, miraron hacia los dragones en el suelo del abismo. Zeres estaba haciendo un buen trabajo en su esfuerzo por contener a Dinah, pero podían notar que la fuerza de Dinah no parecía estar disminuyendo en lo más mínimo. En cambio, parecía estar cada vez más fuerte. La furia y la desesperación la consumieron, y ahora no era más que un monstruo asesino sin sentido.

"¿N-no está funcionando?" Abi tartamudeó. Esta era realmente su última esperanza. Si esto ni siquiera podía matar a Dinah, ¿qué diablos podría matarla? ¿Era realmente imposible?

"No lo sé. Pero tal vez, hay una última cosa que podemos intentar. Necesitamos encontrar una oportunidad para acercarnos y sacar la espada". Alex respondió. Podían ver que Zeres estaba mostrando signos de que luchaba por mantener a Dinah bajo control. El poder de Dinah de repente se volvió demasiado abrumador. "Te sacaré de aquí ahora antes de que esa mujer escape de las garras de Zeres".

Alex emergió del agujero con Abi bien sujeto en sus brazos y aterrizó en el suelo. Pase lo que pase, ella es lo más preciado en esta existencia para él, por lo que su seguridad es su máxima prioridad; sin ella, también podría destruir todo y arrastrar a todos y todo al infierno en la condenación eterna. Vieron a los demás dispersos, acostados boca arriba.

Dejó a Abi en el suelo y la besó en la frente.

"Iré y acabaré con ella. Quédate aquí. Nunca te acerques al agujero". Alex susurró.

"Por favor, ten cuidado, Alex". Abi respondió y una sonrisa seductora brilló en el rostro de Alex, una solo reservada para Abi.

"Lo haré. Zeres y yo la enterraremos aquí". Ahuecando su rostro con seguridad, le dio otro beso rápido que no careció de afecto a pesar de que fue breve, una vez más. "Quédate aquí y espérame". Enfatizando la palabra 'espera' y dándole a Abi una mirada significativa.

Sin esperar más la respuesta de Abi, Alex recogió una espada perdida en el suelo y saltó hacia el agujero. Miró hacia abajo, sus ojos ahora ardían más brillantes que el sol. Parecía que no tenía más remedio que hacer todo lo posible ahora. Ahora que Abi está en un lugar seguro. Pensó que era hora de que terminara con esto.

Levantó su espada y su cuerpo ardió con un poder asombroso. Todos no podían ver su expresión, pero en ese momento, incluso Abi sintió que se le erizaba la piel mientras miraba su espalda. Parecía como si el poder del inframundo hubiera venido y lo hubiera envuelto. Y luego, la hoja de su espada de repente se volvió ardiente como si acabara de sumergirse en lava. Con esa hoja ardiente, saltó al abismo.

Giró y se lanzó en espiral hacia los dos dragones en el suelo del abismo, brillando como un meteorito entrando en la atmósfera terrestre. Alex alcanzó a la dragona que acababa de liberarse del agarre de Zeres y él empujó y golpeó poderosamente, moviéndose tan rápido como pudo, golpeando sin reservas.

Alex sintió el poder gritando dentro de él, tratando de consumir todo su ser. Esta vez, confiado en el conocimiento de que su amada está a salvo, permitió que se extendiera por todo su ser sin restricciones. No necesitaba contenerse más.

Su hoja ardiente atravesó el brazo de la dragona y luego le cortó las piernas innumerables veces. Alex estaba sonriendo mientras lo hacía. Parecía como si el dios de la matanza, que residía dentro de él, se hubiera hecho cargo. Giró de nuevo, cada ataque demasiado poderoso, demasiado rápido, era como una danza coreográfica de los dioses de la guerra, ya que Dinah ni siquiera sabía hacia dónde apuntar. Y luego, de la nada, él estaba de nuevo en su pecho, apuñalándola de nuevo con otra espada y sacando ambas espadas de su pecho.

El abismo volvió a temblar cuando Dinah rugió, pero no cayó. Dejó escapar fuego como si estuviera preparada para explotar y quemar el mundo junto con ella. Intentó volar con el objetivo de salir del abismo. Pero Zeres le bloqueó el camino y Alex la atacó implacablemente. Todo lo que Dinah podía hacer ahora era arder y arder, hasta que el abismo finalmente se convirtió en un infierno.

..

Ya era de día, pero seguía lloviznando y las nubes estaban oscuras, lo que contribuía al ambiente sombrío. Todos estaban en el suelo acostados boca arriba excepto Alicia y Abigail. Los hombres estaban todos cubiertos de heridas por todas partes, incluso Alicia no se salvó de eso.

Abi se quedó allí parada, mirando el agujero por donde había saltado su marido. Podía decir que el fuego se había tragado el abismo como si se hubiera convertido en el mismo infierno. Podían sentir los constantes terremotos y solo podían imaginar cuán feroz era la batalla dentro del agujero.

El pensamiento de que la espada no podría matar a Dinah hizo que Abi sintiera miedo dentro de su pecho. ¿Que deberían hacer? ¿Por qué no puede matar al dragón? ¿Era porque ya no era una verdadera guardiana de dragones? ¡Pero ella lo era! Ella también podía controlar a Zeres y la niebla. ¿O podría ser que su sangre ya no era efectiva porque la sangre que fluía por sus venas ya no era pura sangre de guardián?

Estaba completamente inquieta. Deben matar a Dinah. Deben encontrar una manera de matar a esa mujer inmortal o esta batalla nunca terminará.

Mientras Abi tiraba de su cabello, la presencia de alguien atrajo su atención y cuando levantó la cara y lo miró, sus manos sobre su cabello cayeron lentamente.

"E-ezequiel". ella tartamudeó en un susurro entrecortado cuando sus ojos se encontraron.