🔴Capítulo 113🔵Pretender

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Deja la sonrisa, vuelve a su extraña seriedad —, ¿tienes miedo?

—Tengo ganas de vomitar — le digo, tratando de ignorar el pánico —, más si decides arrodillarte para ponerme el anillo.

—Se supone que eso pasó hace tan solo unas horas...

—Eres el peor romántico del mundo — digo por lo bajo —, por lo menos invéntate una historia en donde salga bien parada.

—Me gusta el efecto sorpresa — coloca un mechón de mi cabello detrás de la oreja —, pero tampoco te voy a humillar, saludaremos antes de subirnos a la tarima. Daré unas palabras en donde explico el compromiso y hablaré sobre ti.

—¿Tengo que hablar?

—Solo si lo deseas — me dice —, no te voy a obligar.

—La esposa trofeo — digo, qué irónico suena esto, qué real. — Y qué comprensivo te has vuelto...

—Creo que olvidas la parte en la que yo también salí embarrado — frunzo el ceño confuso —, tienes razón, lo sabía desde hace mucho pero intenté oponerme, sin embargo tengo un puesto que llenar, trabajo que hacer.

Esas palabras si me sorprenden, la idea de que las dice para tenerme más dócil cruzan, a veces es mejor no torturarme con mi propia cabeza. Ahora es mi segunda enemiga.

—Te veo muy bien en ese puesto — le digo —, te ha caído como anillo al dedo. ¿Yo también tengo que besar tu anillo?

—No, no vas a hacerlo — me dice negando, consulta su reloj por un segundo y suspira —, por ahora si puedes que solo sea en los labios.

—Muy gracioso — murmuró.

No nos demoramos en la lucha, lo suelto de un movimiento y me lo agradece. Me ofrece su brazo y lo termina enrollando con el mío. Es en la puerta en donde paramos.

—Si necesitas tiempo para respirar, vomitar, gritar o solo tomar aire, solo tienes que pedirlo — me dice viéndome de reojo.

—Tengo miedo, no conozco a esta gente y siento que me comerán vida — admito a pesar de todo, debe ser la presión.

—Conmigo no se atreverán —me dice acercándose a mi oído —, luego se lo pensaran dos veces, ese anillo, el comunicado es tu armadura,  te van a amar.

—Si me dejas sola Skandar, yo...

—No va a pasar — me asegura antes de sentir que presiona sus labios en mi cabeza —, te he visto manejar cosas peores, a personas peores, esto será pan comido.

Cierro los ojos y asiento. Bien, a dar la buena función.

Abre la puerta y me toca dar un paso al frente.

—Dará la bienvenida, no tienes que sonreír solo quedarte sería — me está diciendo mientras caminamos, algunos empleados nos sonríen tímidos y otros solo nos pasan de largo. Interesante.

—¿Tenemos que subir a la tarima? — le preguntó.

—Sí, al lado de mi madre — cruzamos y nos colocamos frente a la puerta de la sala —, lo demás es solo improvisación.

Está más lleno, de hecho nos tiene que hacer espacio para poder pasar. Algunos nos saludan en voz baja, bueno solo es Skandar. Aunque no se me escapa de la vista las sonrisas que me lanzan. En medio del pasillo Skandar me suelta, desliza su mano detrás de mi espalda. No se me escapa la presión que ejerce en mi cintura, aunque ahora es la menor de mis preocupaciones.

No hay aplausos, todos se ponen de pie, Donato nos está viendo desde arriba, él y Kathia lucen una sonrisa de oreja a oreja, parece tan genuina que hasta me hago la idea de que los desconocidos caerán en este teatro a la primera vista.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon