🔴Capítulo 122🔵 Los último cartuchos

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Sunny ya no está cuando entro a recepción, no me demoro en tocar la puerta tres veces. La directora Lewis abre de repente y se hace a un lado para que pueda pasar. Un poco insegura, paso, y me doy cuenta de que no está vacía. Janice está en la silla de su media hermana, dando vueltas, hasta que me ve entrar.

—Mucho el tráfico, imagino porque de lo contrario no te hubieras demorado — me dice alzando las cejas.

—Tenía unos pendientes — le respondo tomando asiento en una de las sillas —, lo siento, trate, pero era de urgencia.

—Ya me di cuenta, ¿tiene que ver con lo sucia que vienes? — me dice Janice viendo mis manos llenas de tierra, la blusa está igual pero lo que más resalta son las rodillas irritadas. — ¿Qué paso?

—Ya te enterarás, algo me dice que se volverá un escándalo — le digo encogiéndome de hombros.

—Pero... — intenta de nuevo, pero la directora coloca en la mesa una caja metálica, lo que nos distrae.

—Hay que aprovechar la ocasión — dice Lewis con una media sonrisa —, la explosión termino haciendo daño una de las plantas de poder, la luz regresara en una hora o dos, así debemos apurarnos.

—¿Para qué? — pregunta la entrenadora.

—Lo hablamos Janice — le dice sacando una llave oxidada, abre la cerradura, menos mal la caja es pequeña, de ella saca otra llave —, es de suma importancia que no la pierda, pero sobre todo que la lleve siempre con usted señorita Blake.

La recibo con demasiada duda —, me podría explicar por qué y para qué — le digo.

La directora empieza a caminar por la sala, se le ve inquieta—, lo del explosivo fue solo un indicio, más allá de un accidente fue una señal...

—Más bien un aviso — dice Janice.

—Un aviso — repito con temor —, ¿nos atacarán? Y si es así no sería mejor reforzar... — niego —, olvídenlo, la supuesta seguridad centrista es un chiste de mal gusto.

Ambas comparten una mirada, dura un segundo pero es demasiado extraña.

—No podemos contar con eso, como sabrá señorita a los centristas nos quedan unos pocos cartuchos para defendernos — me dice —, y una de nuestras mejores armas es la prevención.

Asiento —, claro, en cualquier momento algo pasara, nos atacaran — les digo —, ¿qué es lo que abre la llave?

—Ya has estado ahí — me dice Janice —, está en las profundidades.

Con eso me queda más que claro su idea.

—Los sótanos secretos — digo y ambas asienten —,  olvidan parte impórtate, los patriarcas conocen los sótanos...

—Sí, y no — me dice Lewis —, conocen de su existencia, pero ellos jamás han puesto un pie, han mandado espías para hacer mapas, muchos de ellos han terminado perdidos entre los pasillos.

—¿Lograron salir? — pregunto con asombro.

—Sí, con ayuda de un par de aliados que no dudaron en vendarles los ojos antes de sedarlos y echarlos — nos dice Janice —, aun así no me confió, sé que algunos conocen parte de los sótanos, aliados de Donato y Alfonso, pero no se nos haría tan difícil ocultarnos.

—Si algo sucede, créeme que sería de las primeras en perderme — les digo con franqueza —, he ido una vez y a penas recuerdo con la oscuridad. Fue perturbador, era como estar en las catacumbas de Paris.

—No está tan alejado — se encoge de hombros —. Menos mal tiene a una amiga que si se puede ubicar — me recuerda Lewis.

Hago una pausa —, si desean que la lleve siempre es porque sucederá algo pronto, ¿qué tan pronto?

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now