🔴Capítulo 58🔵No más que una extranjera

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Regresamos al primer edificio, nos demoramos menos tiempo, ya que manejan más rápido. Al salir subimos al tercer nivel por los elevadores, de nuevo inician con las instrucciones.

No es una típica sala de reuniones, de hecho, no tiene atisbos de serlo. Es la mitad del tamaño de un domo. Al centro está la tarima, aunque el nombre le quedó corto. Es un lugar apto para hacer obras de teatro. Lo que lo hace más extravagante es la pantalla del fondo.

No está a rebosar, pero no podría contar la cantidad de gente porque se me haría imposible. Cuando ponemos un pie en el salón, cada ojo se enfoca en nosotros, o por lo menos en el grupo entero. Aunque por el apretón de Jo, percibo que mi hermanito se siente observado. Caminamos a paso lento, los patriarcas nos dirigen en la primera fila, al centro.

—Los tres candidatos harán primero su presentación y después vendrán a saludarlos personalmente — nos dice Alfonso.

—Sí, la presentación durará no más de la hora, así que no piensen que esto será eterno — dice después Fabio con una sonrisa.

—Gracias, ¿comenzará ahora?

—Si — se entromete Donato, que paso a saludar a su esposa —, en unos quince minutos, habrá meseros por si les da hambre y no olviden hacer las preguntas necesarias.

—Sí, están en la libertad de preguntar lo que deseen — agrega Alfonso.

—Gracias — dice Violet acercándose, la mujer se había desaparecido y ahora me doy cuenta por qué —, por suerte tenemos un gran equipo y ya leímos un poco de sus propuestas, solo nos tocara evaluar — no se molesta en mirar a la mujer a su lado —, por cierto, ella es Valery Montes.

La chica saluda tanto a Alfonso como a Donato, la veo un poco nerviosa, pero se le pasa en cuanto se acerca a nosotros.

—Excelente elección, sabía qué venías armada — le dice de repente otra persona y con solo escuchar su voz cada fibra de mi cuerpo se tensa. Fabiola se pone al lado de su marido — Nataly, Joseph queridos, ¿cómo están?

—Muy bien, gracias por preguntar — me adelanto, con ella no me puedo dar el lujo de bajar la guardia.

—Me alegro cariño — me dice con esa sonrisa fraternal que sabe falsificar muy bien —, supongo que los preparaste muy bien — le menciona después a Violet.

La anciana le regresa una mirada de pocos amigos —, solo lo suficiente para tomar la decisión correcta, lindo traje por cierto Fabiola.

—Está a tu disposición cuando lo necesites — le dice amigable.

Ambas comparten una mirada que pocos logran mantener. Son expertas en eso, es como ver a dos titanes enfrentarse. Si pudiera interpretar los deseos de ambas, sé con certeza que ambas se estarían fusilando con una pistola... no. Violet es más de balazos, Fabiola de puñaladas.

De manera inusual, es Katia la que calma las aguas, se acerca de primero a su esposo y después saluda a Violet. Para nada me afecta el trato dulce que tienen ambas, aunque admito que me incomoda un poco. El esposo de esta mujer es una lacra, y su hijo... mejor ni hablemos. Lo único que me da esperanza de que no sea tan miserable es su hija. Ambas son parecidas en carácter.

—Nataly, que bueno tenerte aquí, ¿cómo te sientes? — me pregunta, y no puedo evitar pensar en la sonrisa tan parecida que tiene su hija.

—Muy bien, gracias — le digo amable.

—Qué bueno, es un viaje un poco cansado, espero que tomen algo de comer — voltea hacia mi hermano —, si se sienten mal, no olviden en avisar y se pausará la sesión.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now