🔵Capitulo 17🔴 Un recargo de conciencia

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Nos demoramos dos horas en ver los tres álbumes. Hay de todo, desde la boda de mis padres, hasta cumpleaños, fiestas, asambleas anteriores. Decidí robarme tres fotos y pegarlas en mi escritorio. Una de la boda , en donde ambos están en el altar contemplándose. La segunda es una familiar, según Violet la única que hay de los cinco, yo tenía unos cuatro años, mi madre me está cargando, mi padre tiene a un recién nacido Liam en sus brazos y está nuestro hermano mayor en el centro muy sonriente.

Me demoré bastante también porque no dejaba de ver a Evan. A diferencia de Joseph y de mí, Evan tenía un físico especial. Era la mezcla de mis padres. La nariz aguileña de mi Dylan y los labios de Lenina. Los ojos color miel le relucían más que nada.

La tercera es de los tres hijos, Evan está cargando a Joseph y yo me encuentro en su espalda, Jo está dormido, pero Evan y yo nos estamos carcajeando con algo que está detrás de la cámara.

Joder... teníamos una familia. ¡La teníamos!

Hay una cosa que me perturba de todo esto, y es mi completa falta de memoria. Por Dios, recuerdo cosas de cuando tenía cinco, seis, pero de esto nada. Absolutamente nada. Incluso me lo he cuestionado, alguna vez leí que un trauma es capaz de hacerte bloquear recuerdos por completo.

¿Qué tan grande tuvo que haber sido ese trauma? ¿Qué les pasó a los tres? Tuvo que haber sido algo muy malo como para que no recuerde nada de nada. Con mi hermano es entendible, era un recién nacido, pero conmigo es hasta ilógico.

Debo visitar a un psicólogo o un psiquiatra, no lo sé, mientras me ayude a recuperar esos recuerdos, estaré tranquila. Quizás lo logre.

Es la voz de una niña la que me despierta de mi siesta de la tarde, la pelea que empieza después es la que me motiva a ponerme de pie.

¿Acaso es Kalia?

Salgo de mi habitación y corro hacia la entrada, la chica está discutiendo con mi hermano en la sala de estar. Pero no es eso lo que se roba mi atención, sino las cinco maletas tiradas cerca de la puerta.

—¡Lo digo en serio! — le grita mi hermano a la niña, que se encuentra sentada en uno de los sofás —, lárgate o yo mismo te sacaré por la ventana.

—¡No te atreverías cobarde! — le responde ella cruzada de brazos.

—Entonces vete por las buenas, nadie te quiere aquí — le dice mi hermano —, eres una indeseable como tus padres, no nos hagas echarte.

Kalia tartamudea haciendo que Joseph se carcajee —, cállate ya idiota, no vine porque quisiera, mis padres me trajeron aquí — su voz se debilita, pero recupera la compostura al segundo.

—Entonces llama a tus papis y diles que vengan por ti, así te largas de una vez — le contesta —, ya me había librado de ti, ¡no puede ser!

Carraspeo antes de hacerme notar —, ¿qué está pasando aquí? — los dos me ven al segundo —, lo digo en serio, no entiendo nada...

—¡Naty! — grita Kalia antes de correr hacia mí, el abrazo es tan inesperado que no sé cómo actuar ante ella. Sé que es una niña inocente, pero algo acerca de tener a la hija de Fabiola y Alfonso no me cuadra del todo. — Te extrañé muchísimo.

—Jo — le susurro a mi hermano, pero él me responde con un encogimiento de hombros.

La entrada de Violet con una caja marrón me saca del trance, Kalia se despega de mí y sigue a Violet con la mirada.

—Violet, no me habías dicho que Kali nos iba a visitar — le comento un poco curiosa con la cantidad de maletas.

—No es una visita, chica — me responde dejando la caja en una mesa —, ¿ya contaste las maletas?

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now