🔵Capítulo 85🔴 Anestesiada de los golpes

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Las porristas de ambos equipos no pierden el tiempo de hacer sus acrobacias en una coreografía fascinante. Alcanzó a ver que no es necesaria la presencia de Cressida, de hecho las veo sonreír más a las chicas. Quizás les hice un favor que no sabía que necesitaban. Las chicas se posicionan para la gran entrada.

Los gritos del público hacen que todos miremos a los equipos entrar. La arrogancia y la euforia de ser adorados se les nota, y aunque la distancia es demasiada es palpable. Camina el equipo azul primero, después los rojos. En ambos casos casi me quedo sorda.

Los patriarcas no se demoran en pasar, lo que hace que los gritos bajen el volumen, pero no el de los aplausos. He aquí la realeza del estado en vivo y en directo. Cada patriarca saluda a los del equipo y se gastan un par de bromas. Todos demuestran respeto, es tal que la idea de que hagan una reverencia no me parece irreal.

Donato le da un abrazo a su hijo y una palmada en la espalda, ahora lo meterán desde el principio. Supongo que no teme fallarle a su padre, se ve que Donato es severo, por lo menos lo percibí con Ciara.

El juego empieza y desde un inicio sé que las cosas se tensaran.


—Pensé que eran veinte minutos — me dice Joseph entredientes.

—No te hagas, sabías que se demoraría — le digo —, predecible, aunque no tanto.

—Hace una hora se fue...

—En su defensa se fue hace cincuenta minutos — le recuerdo burlona.

—No hay tanta diferencia...

—Sin embargo la hay — reitero.

—Agh, cállate — me dice antes de suspirar —, quizás siempre te quisiste quedar para ver esto... — se queda callado viendo una jugada de defensa magistral hecha por Gonzalo.

—¿Decías? — intentó preguntarle, pero al igual que medio público él ya se puso de pie emocionado.

Segundos después todos saltan cuando la pelota cruza la portería. Es un claro gol que enloquece a todos. Una parte está feliz de ver a mi amigo feliz, a mi hermano gritando y un par de compañeros felices. Por otro lado, intento no ver a los sureños o para ser específica a Skandar.

Esa mezcla de sentimientos culmina cuando los empatan quince minutos después. Es el gran Jack que logra esquivar a la mole de Dante y meter el gol.

—¿Estás seguro de que no te quieres ir? — le pregunto a mi hermano.

—Diez minutos más...

—Falta casi media hora para que se acabe.

—Y quizás irán a penales...

Casi parece una guerra con la pelota, además no ayuda que se esté poniendo violento el juego. Se ve más claro cuando Montessori como todo un dramático se tira al suelo por un toque de Jack. El idiota pega de gritos que enfurecen a los del norte, se le vuelve tal drama al árbitro que termina cediendo con un penal a favor de nosotros no más bien de los norteños.

Eso genera otra guerra, pero el hombre está decidido, así que es Gonzalo el protagonista de dicho penal. Se preparan antes del tiro que resulta en un éxito para los azules, de nuevo ganando.

Pero la celebración dura poco, veinte minutos después es Jason el que los empata.

Oh, eso sí que tensa al estadio entero.

Entre patadas, gritos y golpes, Violet me llama preguntando por nosotros. Me cuesta decirle a Joseph, pero mi hermano pone resistencia. Me ruega que miremos el juego completo, cosa que me pone un poco atormentada. Le digo a Violet la ubicación exacta, y se demora un par de minutos en encontrarme.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now