🔵Capítulo 114🔴El Tercer Enemigo

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De nuevo alza nuestra mano, los fotógrafos nos disparan con los flashes, si ahí está su mina de oro. Nuestras manos entrelazadas, su anillo que ahora me tomo el tiempo de verlo. Es azul oscuro, casi parece negro, sin ninguna piedra, es un poco grueso y llama mucho la atención.  

—Algunos ya lo deben saber, pero hoy tomamos una decisión, quizás una de las más importantes de nuestra vida — continúa, y es ahí en donde las piernas me empiezan a temblar, preparó el terreno para esto —. Está de más decirlo, pero estamos comprometidos.

Y con solo eso debería soltar un respiro, aceptar lo que sucede y dejarme llevar. Pero no es así. Dejó caer un poco mi peso sobre Skandar, y aprieto más su agarre, casi temo que me caiga de sentón en el suelo por no tener fuerzas. El aplauso es ensordecedor, los gritos de alegría carecen de sentido a pesar de que las felicitaciones sobran, en realidad todo me deja de importar.

Sin embargo mi cuerpo tiene una respuesta distinta, me sonrojo y sonrió. Solo miró al público por unos segundos, mi mirada regresa a Skandar. No tengo que obligarlo a hacer lo mismo, su mirada choca con la mía.

Oh, más festín para los fotógrafos.

—Termina con esto carajo — murmurro, acercándome a su oído —, eso o me tendrás que sacar cargada.

Se ríe antes —, si lo haces podría darle más dramatismo.

Me cuesta no voltear los ojos.

—Cacciatore, yo misma me despediré si no lo haces...

—Está bien, como usted ordene — dice de nuevo burlón —, solo deja que termine de agradecer, puedes hacerlo si deseas.

Asiento sin poder permitirme discutir más, sin embargo Skandar mueve el micrófono hacia mi lado. Idiota.

Me acerco un poco insegura —, muchas gracias por sus felicitaciones, estamos agradecidos — digo a una velocidad ridícula, sin embargo algunos celebran con solo escucharme, bueno supongo que es bueno demostrar que no soy un muñeca de porcelana. — Espero poder conocerlos a todos, que sea una gran alianza, una que sé que esperaban demasiado. Pueden respirar tranquilos. 

Agregar un poco de drama también es lo mío, aunque algunos no parecen entender del todo, así que solo aplauden gozosos.

—Bien, no te vuelvo a dejar el micrófono sin supervisión jamás — me dice Skandar en un susurro, aunque escucho cierta risa por lo bajo.

—Sabemos que las muestras de cariño serán muchísimas, les agradecemos — retoma el discurso —, estamos felices, estamos emocionados y nos comprometemos a trabajar por un mejor estado...

Me concentro en las personas de nuevo, los fotógrafos ya deben tener el carrete lleno, los asesores que están en la mesa de centro platican por lo bajo con Donato. Algunos nos siguen tomando fotos, otros murmuran entre ellos. Bien, debe de ser el evento para ellos. Sin embargo no se me pasa por alto cuando Donato busca a Skandar con la mirada, alza su muñeca y le señala su reloj. Skandar simula muy bien cuando lo ignora, y sonríe más de lo que debería.

—No me resta más que agradecerles por tomarse el tiempo de venir a felicitarnos — me suelta la mano y la pasa detrás de mi espalda, me pega más a él —, Nataly y yo estamos complacidos por como se hizo todo, y les deseamos lo mejor, de parte la los futuros Cacciatore.

Me voltea a ver y tengo que alzar la vista, en voz muy baja, susurra —, espero que sí me hayas dado permiso, no me mates ahora.

No se va con rodeos, sus labios bajan hacia los míos, y los presiona con fuerza. Cierro los ojos sin poder hacer nada más que dejarme llevar. No es un beso pasional, de hecho creo que solo desea darle realismo a una pareja pública. Es rápido, quizás unos cinco segundos, pero eso despierta otra oleada de fotografías, y emoción de las personas.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now