🔴Capítulo 98🔵Un rumbo desafortunado

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Hago la cabeza para atrás, pero él cierra la distancia de nuevo. Apenas me alcanza hacer algo más. Me demoro un par de segundos de resistencia antes de que abra la boca.

Sangre, a eso saben sus labios esta vez, pero no es una molestia. No logro pensar en otra cosa que no sea esto. Mis manos poco a poco se ven liberadas, aprovecha a deslizar sus brazos alrededor de mi cintura al mismo tiempo que se levanta.

Pego un grito por el repentino movimiento. Quedó sentada encima de él, y no tiene intenciones de despegarse, menos cuando pone su mano en mi nuca con firmeza.

Es tanto el cansancio y la comodidad de estar así, que termino cediendo, paso mis brazos alrededor de su cuello y la otra en su espalda. No es brusco, pero tampoco delicado, creo que ambos ya tenemos una costumbre con esto. Sus labios terminan dando un paseo por mi cuello, los jadeos de mi parte de alguna manera lo intensifican todo.

—Hueles a vino — alcanzó a decirle aprovechando que lo tengo pegado.

—Tu a tierra mojada — alza la vista, así sentada encima sobre sus piernas las cosas se ven distintas. Su mirada se vuelve más hipnotizante, sus irises se agrandan y su agarre es más apretado.

—Es lodo — le recuerdo.

—Te metiste debajo de los vagones — asiento antes de que se quede callado, me está oliendo, esta vez con una mirada seria, poner su nariz en mi pecho y aspira —, y en los vagones.

—Huelo mal, ¿no es así? — le digo preocupada.

—No me estaba enfocando en eso — dice antes de poner de nuevo sus labios en mi clavícula —, de hecho estaba tratando de sobrevivir a varios intentos de asesinato...

Suelto una carcajada —, por lo menos un intento de defenderte te hubiera ayudado — digo, o eso intento, sus labios siguen llegando a mi mandíbula, suelto un suspiro

—Creo que... — no me deja terminar, terminó con sus labios sobre los míos de nuevo, decidido.

Una cosa lleva a la otra, que termina con sus manos en mis caderas y de un solo movimiento me da la vuelta, recostándome en el suelo. Pego un grito por dos razones, la primera es por la sorpresa y la segunda es por un recordatorio. Mi hombro lastimado.

Skandar debió de sentirlo porque para el segundo, aleja su rostro del mío y me ve. Esta serio, y alza una ceja.

—¿Qué...? — se detiene al verme —. ¿En dónde?

—Es solo el hombro — le digo, cuando veo que su expresión sigue tensa —, fue por un accidente, me...

—Me imagino que ahora me hablaras de una caída — me interrumpe —, una caída que solo existe en tu cabeza.

—¿Cómo puedes estar tan seguro que estoy mintiendo? — sueno demasiado ofendida.

No me responde, solo se separa y se pone de pie en un segundo, me mira desde abajo —, ¿necesitas ayuda?

—Al encontrar mi auto, claro que si — le digo, todavía acostada —, espero que me lleves directo ahí.

—No puedes ni mantenerte erguida — me dice —, no vas a manejar.

Esa simple oración parece disfrazada de una orden.

—No creo que un dolor en el hombro me lo impida, además tengo que saber dónde está Claire — le digo, esperando que el dolor pase su peor etapa, cuando solo siento una pulsación es cuando me levanto, me siento.

Sé que fui demasiado impulsiva al levantarme cuando siento como todo da vueltas. Tengo que apoyarme en mis piernas por un segundo para que pase.

—Oh, diab... — me detengo cuando veo a Skandar parado frente a mi, me mira con una ceja alzada. No se estará riendo, pero estoy probando su punto. — ¿Qué?

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now