🔴Capítulo 121 🔵No es mi Problema

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Anni se va en cuanto nos dan la despedida, por suerte Claire y Ted la llevarán a casa, me quedo con Edmon en la biblioteca terminando unos trabajos extras y platicando de lo sucedido. No me llena de preguntas, creo que ya no tengo nada que esconderle y es un respiro. Su padre viene por él y nos despedimos.

No me he ido por dos razones, Skandar de nuevo se fue antes, me dijo que tenía una reunión con su padre. No le pongo excusas, hubiera sido un deporte extremo tener que enfrentarlo. Y la segunda es la reunión con Lewis, que la aplazo y no me queda otra que esperarla.

Es en el camino a dirección, en mi atajo solitario favorito que otra decepción aparece. Una que a penas me da tiempo de reaccionar. Alguien me jala del brazo, tanto que casi tropiezo, pero logro empujar su mano y retrocedo lo más rápido.

—¡Al fin te atrapé, perra! — me grita Cressida intentando acercarse, la chica se ve más delgada de lo normal, pero su mirada se ve perdida. Desquiciada.

—De verdad preferiría depilarme por completo las cejas que tener esta conversación — le digo retrocediendo —, no me interesa...

Me logra empujar, pero me logro apoyar en la pared —, me vas a escuchar antes de que te mate o te deje en coma, ¡maldita!

Su grito hace un año me hubiera hecho caer, incluso pedir por mi vida —, no estoy interesada, y te voy a pedir que no me vuelvas a empujar...

Se acerca esta vez más rápido, me empuja e intenta de nuevo jalar mi cabello, preveo lo segundo y me apodero de sus muñecas, ella las jala, lo que me hace tropezar, logro recuperar el equilibrio, aprovechó la cercanía para meterle un cabezazo. El movimiento la toma desprevenida, suelta un grito y se aleja mientras se toca la frente. La mirada que me lanza es indudable, si pudiera matarme lo haría.

—Te voy a matar, ¿no te cansas de meterte conmigo rata norteña? — me grita enrojecida —, si crees que me quitaras a Skandar estás muy equivocada, nadie me arrebata lo que es mío.

Me quedo en silencio, buscando una manera de salir, cosa que se vuelve más complicada.

—Yo no te quite nada — le digo, por inútil que parezca aún intento razonar con esta psicópata —, y créeme que jamás competiría por un hombre, te lo regalaría si tuviera la oportunidad.

Se ríe, y creo que parece un intento fallido de villana de telenovela.

—Siempre has querido mi vida, mi gente, mi status y mi hombre — me grita, tanto que temo que se le irrite la garganta —. No es mi culpa que tu vida de porquería sea una desgracia, no es mi culpa tus problemas y la clara envidia que me tienes.

No le respondo, solo deseo que termine de escupir esas palabras que su clara psicosis genera, solo deseo que se largue.

—Pero te advierto que no la tendrás fácil, pelearé por él y te lo quitaré tan rápido que ni tiempo de insinuarte te dará — me dice y me doy cuenta de que sus piernas están temblando —, porque sé que lo has estado intentando, te advierto que él no es nada fácil a diferencia de ti, no lograrás meterte entre sus ojos.

¿Insinuar? ¿Meter? ¿Qué soy una fácil? Esta chica vive en una fantasía que sus propias imaginaciones se han burlado de ella. A pesar de todo, no soy capaz de sentir pena.

La risa viene por sí sola, comienzo con un saltito simulado, hasta que la veo. Su reacción al verme reír es callarse, luego tensa la mandíbula y abre más los ojos. Eso me hace soltar la carcajada. La enloquece, se acerca, pero no demasiado rápido, me muevo a un lado, lo que la hace dar un traspié. Me mira con furia.

—¿De qué te ríes maldita huérfana de mierda? — me dice de nuevo, se sigue tocando la cabeza, me enorgullece no haber medido la fuerza.

—De ti, de tus pobres ilusiones, de lo patética que eres — le digo de una vez por todas —, de lo absurdo que es que no te hayas dado cuenta de que te quiere más una rata de cañería que Skandar.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now