🔴Capítulo 37🔵La Utopía de los Escándalos

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El vestido cae, los tacones lo sostienen para que no se arrastre. El maquillaje es discreto, aunque se nota un cambio en mi rostro. Cuando estoy lista, me doy un vistazo en el espejo e incluso doy una vuelta; la sonrisa viene por sí sola.

—¿Lista? —pregunta Violet desde la puerta. Se acerca alzando un poco su vestido púrpura. Por suerte, me acompañará a la velada. Los organizadores la consideraron ya que es un honor tener a una abogada y exdirectora de Saint Lincoln. Para ser honesta, los motivos no me interesan. Agradezco su compañía, no puedo ser lanzada a los lobos sola. Necesito a la mejor cazadora de todas hoy.

—Lista —repito en voz alta. Necesito que sea así.

—Te veo muy bien, no lo digo por el vestido y el maquillaje —me dice mientras se acerca y se pone detrás—. Te veo serena, eso es una buena señal.

La única buena señal es que soy buena actriz, porque no estoy para nada relajada. Y no lo digo por el discurso que tengo que dar al inicio de la ceremonia. En ese sentido estoy muy preparada, y eso se lo debo a Violet.

No solo me ayudó a redactar el discurso, que para mi mala suerte fue un martirio, ya que tuve que corregirlo una infinidad de veces. Si no que por las tardes me instruía en la presentación oral, otro arduo trabajo ya que es muy perfeccionista. Por suerte, hace una semana en la que me dio el visto bueno, así que desde ahí llevo practicando, desde hace casi un mes.

—Lo estoy, tengo un buen presentimiento —le digo más como una promesa a mí misma. Así será.

—Lo sé, solo un par de cosas —me dice, y sé lo que se viene—, no fuerces la sonrisa, parece que te has estado inyectando Bótox por veinte años.

Me rio mientras niego.

—Escucha a cada persona que conozcas, ten esa actitud amable siempre porque a nadie le agradan los amargados —prosigue—, además los chismes vuelan, y no queremos que la gente se haga una idea errónea de tu persona. Después es muy difícil sacudírsela.

—Tengo que ser una sumisa en pocas palabras —señalo y solo puedo pensar en si ese es el caso, esto será un calvario.

—No, puedes estar en desacuerdo, pero eso a ponerte a pelear es muy distinto —me dice—, a diferencia de la asamblea, en las veladas, el público se diversifica más.

—¿A qué te refieres? —pregunto, recordando lo que me dijo Janice ayer.

—Lo sabrás, y puede que hoy conozcas a tus futuras asesoras —me dice emocionada.

—¿En serio? —le pregunto. Hace una semana nos mandaron las hojas de vida de los candidatos, y eso no hizo más que aumentar mi ansiedad, ya que la presentación se acerca, y aún no conseguíamos consejeros confiables.

—Puede, no lo tengo confirmado, pero quizás es nuestro día de suerte — me sonríe.

—Entendido — le contesto sin querer indagar más.

—Ah, y en cuanto a las amistades, haz las que puedas, sé amigable, aunque no te fíes de nadie — me dice poco después y me toma del hombro —. Habrá gente, en su mayoría mayores, que te reconocerán, pero no por ser la testigo, sino por...

—Por mis padres — termino por ella —, ¿eso es grave?

—No, estoy segura de que los Cacciatore los tienen amenazados de todas las formas posibles.

—O sea que ninguno se me acercará si me reconocen — digo, aunque no estoy muy segura.

—No, más bien harán lo posible para ignorar eso — me sonríe un poco resignada —, ten presente que estas actividades eran algo que tus padres hacían a diario y me gustaría que tú y Liam continuaran con eso.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz