🔴Capítulo 48🔵 Salvada

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Antes de entrar a química le pido permiso al profesor, tengo que ir a dejar mi constancia del castigo a dirección. Me llevo toda la carpeta porque no quiero que se moje por la nieve. Sunny me recibe el permiso, aunque esta vez no tiene el mismo humor del viernes, de hecho, regreso a su actitud extrovertida y molesta de siempre.

Por suerte Lewis me escucha o más bien a su secretaria y sale de su oficina a recibir la constancia tan rápido como puede. Trato de ser amable con Sunny, me hago la loca cuando la dejo con la palabra en la boca y salgo huyendo de la recepción.

Voy bastante distraída, quizás porque aún sigo pensando en la conversación de la cafetería que apenas me doy cuenta cuando alguien pasa delante de mí en el corredor entre los edificios D y C.

Paro en seco, termino alzando mi brazo del susto que dejo caer un par de hojas de la carpeta. No me demoro en ver con quien casi choco, solo me agacho para recoger mis papeles.

—Lo siento, creo que ibas un poco apurada — me dice una voz que se me hace un poco familiar.

Cuando alzo la vista me quedo de piedra, si lo conozco. Es sureño y me lo he topado dos veces, y las dos han sido horribles. La primera vez fue cuando con sus amigos nos acosaron a mí y a Anni cerca de polideportivo, el día del incidente con la pelota y el segundo encuentro fue cuando la chiflada de Cressida me acorralo.

No sé si es capaz de ver el asco en mi mirada, pero el tipo sonríe —. ¿Cómo estás, linda?

—Con permiso — le digo cuando me enderezo, él copia mis movimientos, tanto que cuando deseo esquivarlo me lo impide con su cuerpo.

—¿Por qué tan apurada? — me dice usando su altura para intimidar.

—Tengo clase y voy tarde — le digo tratando de sonar calmada.

—Oh, pero qué aplicada, apuesto a que nunca has llegado tarde a clase — me dice.

Asiento, no quiero darle cuerda y que piense que deseo iniciar una conversación, aunque mi molestia es más que clara.

—¿Y qué hay de las faltas? — me pregunta dando un paso al frente.

—Ninguna, con permiso — le digo cortante y de nuevo intento esquivarlo, pero el tipo es más rápido —, ¿¡necesitas algo!? — suelto desesperada.

—De ti, puede que algo — sonríe —, ¿te gustaría saltarte esta clase linda?

—No, lo que me gustaría es que te muevas y me dejes pasar — le digo apretando mis puños —, voy tarde.

Se burla sacando una carcajada —, entonces mis sospechas eran ciertas, eres de las difíciles — alza las cejas —, vamos, sé de dónde vienes, sé que tiene experiencia, no te hagas la inocente conmigo.

El estómago se me revuelve de solo escuchar eso, estoy tan enfadada que creo que mis uñas se marcaran en las palmas de mis manos.

—Muévete ahora, es la última vez que lo repetiré — le digo dictando sentencia —, y olvidaré esta conversación.

Esto solo lo hace reír más —, ahora ya sé por qué le obsesionas tanto, ese carácter debe ser aún más entretenido en otras situaciones — empieza a decir mientras se relame los labios —, quizás si te fuerzo un poco logro liberar más ese...

No lo dejo terminar, y aclaro que ese imbécil me forzó a hacerlo. Mi rodilla hace contacto con su ingle casi por reflejo, estoy tan enfadada que no mido la fuerza. Sé que logró mi objetivo cuando lo escucho gimotear y doblarse en dos.

—¡Maldita perra! — dice, lo que a pesar de la situación, me hace sonreír.

—Púdrete, hijo de puta — le digo entre dientes, disfrutando de su estado —, jamás, aunque me pagaran, ni aunque fueras el último hombre en este planeta te tocaría y dejaría que me tocaras.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora