🔴Capítulo 96🔵 Un lobo cazando a su presa.

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Más vagones, y ahora barriles, pero ni una sola persona. Después del vagón en llamas recuerdo que Jason habló de otra salida, pero claro debió estar cerca en auto. Parece que entre más corro más lejana está.

Estoy por tomar un descanso cuando escuchó pasos delante de mí, no lo pienso antes de meterme debajo del vagón a mi derecha. Un tipo corre y hace una pausa, ve a los lados. Está hablando por teléfono.

—Te juro que vi a alguien — dice casi eufórico, debe de estar ebrio porque se tambalea —, estoy seguro que era ella imbécil — se ríe antes de dar vueltas. —No me importa, si la encuentro sumó puntos — continúa —, no creo que a Bianchi le disguste, además esa fijación que ha tenido con ella es rara pero muy útil...

Frunzo el ceño.

—No lo creo, es la amiga de la ex — dice después —, aunque algo se trae el imbécil, no me importa solo quiero cazarla, lo que hagan con ella me importa una mierda — dice encogiéndose de hombros —, no es ningún tonto, algo ha de tener.

Resoplo, no es una sorpresa enterarme de eso, está claro que los Bianchi me conocen, incluyendo a Gonzalo. No a Nataly sino a Hanna Blake.

—Sí, aquí ha de estar — dice antes de dar una vuelta por varios vagones —, Sanderson, ya sal, que sé que estás aquí — grita antes de sacar de su bolsa un arma. 

Me quedo de piedra apretando el bastón.

—Vamos, que no te haré daño, solo si cooperas — continúa riendo, termina dando dos pasos más antes de recostarse en un vagón, está muy mareado —, hermano, la encontraré, la...

No logra terminar, antes eso termina vomitando en medio del pasillo. No me fijo en su vómito, sino en lo que dejó caer. Su celular y el arma.

En medio de la tercera arcada salgo lo más rápido que puedo. Ya debo de tener mil magulladuras en las piernas, pero la desesperación se ha vuelto la mejor anestesia.

Soy demasiado ruidosa para mi mala suerte, antes de tomarla, el tipo se lanza hacia mí. Estoy en suelo y él intentando arrastrarme hacia él. Sus movimientos son brutos, sin ningún propósito, pero me impide alcanzar la pistola que tengo a centímetros.

—¡Creo que la encontré! — se burla pegando un grito, me quedo un segundo confundida hasta que me doy cuenta que no ha colgado la maldita llamada, y que esto no es más que un llamado a refuerzos.

—No — gritó de dolor,  me está presionando el hombro con su mano, pero antes de que pueda hacer algo más recuerdo un mecanismo de defensa que ya he usado antes.

—Dile a Bianchi que es muy fuerte — grita de nuevo con tono de burla, eso me alerta aún más. Él y toda su banda probablemente ya estén en camino.

Con la mano libre agarró un puño de tierra y sin perder el tiempo se la tiro directo a la cara. Antes de soltar un grito me libera, lo primero que hago antes de ponerme de pie es jalar el arma. Todavía intenta jalarme la pierna, pero menos mal está borracho, lo pateó con todas mis fuerzas en la nariz y huyó tan pronto como puedo.

Si mi hombro no está dislocado será un milagro, me duele tanto que tengo que parar un par de veces. La idea de ocultarse es buena, pero no sé si soportaría más tiempo ese olor. Al menos no me concentro en eso. A lo lejos puedo apreciar unas rejas, creo que por fin encontré la salida. Pero llegar ahí me costará, además saben en dónde estoy.

Seguir es mi única salida, estoy por hacer un último esfuerzo pero una voz me para en seco.

—Si quieres te puedo dar un poco de agua — me dice Gonzalo, el chico sale de la intersección entre dos vagones, a un par de metros de distancia —, creo que la necesitas.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now