🔴Capítulo 120🔵Señales

749 80 16
                                    

Me excuso con ellos antes de ir a la siguiente clase, me meto al baño y me tomo el tiempo de lavarme la cara. Me place ver que el baño está vacío, aunque esa paz no dura nada. Termino de secar mi cara con el papel cuando por el reflejo veo a Carol Bardi del otro lado, no me di cuenta de que estaba en el baño del fondo. Se lava las manos antes de mirarme.

La vista no es nada plácida, de hecho, cada vez la veo más delgada, pálida, enferma. Y ahora sus ojos están hinchados, pareciera que acaba de llorar por diez horas seguidas.

—¿Debes de estar muy feliz hoy? — me pregunta, aun pretendiendo que se ve de maravilla. — Todo te salió de bien.

—Me salió peor de lo que pensé, a decir verdad — le digo, ella se ríe en voz baja —, supongo que debes saber en qué lío estoy metida.

—Oh, por favor, para ti esto no es ningún castigo — me dice —, quedarás en una mejor posición, serás respetada, adorada y temida. No hay nada más maravilloso y seguro...

—Me sorprende lo fácil que se te hace llegar a esa conclusión — le digo poco después —, pensaba que esto sería por Skandar, veo que lo único que te interesa es el status...

—Oh, claro que es por Skandar también, quedar en una buena posición con el amor de tu vida, ¿suena mal?

—Amor de... — me rio quizás demasiado fuerte —, es una locura que no te des cuenta que esto es un contrato, una cárcel...

—No mientas, por favor — me dice viéndome de frente —, es lo que siempre has querido, matarías por lograrlo, por suerte para ti no hubo necesidad, al parecer Skandar no es tan inteligente, y te creyó o te mueves muy bien para engatusarlo.

A pesar de esperarme esa respuesta, no deja de doler, de sentirla como un golpe.  No sé cómo ella con su posición de poder, con sus padres no sabe la verdad detrás de todo esto. Luego la veo de nuevo, enferma, pálida, los ojos hinchados... la verdad cae por sí sola.

—Creo...  qué te estás proyectando — doy un paso al frente para abordarla y la veo desde abajo —, creo que desearías estar en mi lugar, sé que piensas que te robe al amor de tu vida, que te robe el puesto... pero no te has dado cuenta de que nunca fue para ti.

—Cierra la boca — me dice entre dientes, no suena tan amenazante, es débil —, maldita...

—Nunca fue para ti, y créeme si pudiera, cambiaria mi puesto contigo sin pensarlo dos veces — admito lo que la deja sin habla —, es una jaula de oro, sin embargo, darías lo que fuera por estar ahí, y por eso me das lástima.

Intenta acercarse, pero retrocedo lo que la hace casi tropezarse. Se apoya en el lavamanos y me mira, esta vez sus ojos se enrojecen.

—No necesito tu vida, no la deseo, jamás me gustaría ser una huérfana obligada a casarse, no le veo lo bonito a ser un pedazo de trofeo — su voz casi se quiebra.

—Ahora entiendes el porqué de mis palabras anteriores — le digo volviéndome a acercar —, no te desearé lo peor, veo que ya lo estás pasando, ambas lo estamos pasando, así que te voy a pedir una cosa, una tregua...

Se burla —, ¿tregua? No me interesa tener ningún tipo de relación contigo, no haré acuerdos con alguien poca cosa...

—Que tiene algo que tú deseas — la paro al instante —, algo que desprecio pero que tú jamás tendrás, porque lamentablemente no eres valiosa, y lo sabes — está por contestarme, pero no pienso alargar esto. Esta batalla es absurda —, sin embargo, tú tienes algo por lo que lucharía, libertad y gente que te ama. Aprovéchalo, deja de pelear por alguien al que no le importas y sobre todo, suéltame, déjame en paz, quizás con eso encontraras la paz y felicidad que anhelas.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now