🔵Capítulo 63🔴 Pronto...

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Intento no alarmarle con lo que estoy por hacer. Sé que meter a Claire en esto es egoísta, pero la reacción que tenían todos con la simple idea de ese lugar hacía levantar más banderas rojas de las que podía contar. Y si tengo mi instinto de supervivencia intacto, pero...

Esto debo hacerlo.

No confió en Alfonso, sin embargo, él no tiene razones para proteger a Skandar. Sé que lo que me está diciendo puede ser importante, y ya que no tengo aliados más que mi pequeña familia, debo de arriesgarme.

Guardo en mi mochila mi supuesta mudada de ropa, mis tenis y si, el arma. El que me dio Skandar. Es bueno saber que por lo menos me será algo útil viniendo de semejante idiota.

La despedida no es tan difícil, ya Violet me está soltando de a poco lo cual me genera un poco de paz. Un poco. Porque si supiera a donde voy, esa mujer me encerraría en el apartamento de por vida.

La casa de Claire está a media hora, aunque me demoro el doble por el tráfico, además no ayuda que las llantas se deslicen mucho con la nieve derretida. El chofer me da un asentimiento de cabeza y por fin llego a la casa de mi amiga. Claire vive en un apartado en West Village, son casas muy coloridas y lo suficiente mente lujosas como para que gente que se codee con los Cacciatore vivan complacidos.

Me recibe la madre de Claire, Jennifer una mujer de estatura promedio y que nunca la he visto dejar de sonreír. Hasta es raro verla sin los hoyuelos que se les hacen a los lados. Tiene el cabello y tez morena, igual a mi amiga.

—Naty, querida — dice antes de darme un abrazo —, me dijo que Claire que irían a casa de Anni a estudiar.

Le regreso a la sonrisa —, claro, tenemos examen la otra semana y necesitamos estar preparadas.

Subimos tres gradas y pasamos a la cocina, aunque logro escuchar el televisor de la sala de estar, que está al lado. El olor de esta casa es de incienso y estoy segura de que es debido a mi amiga y sus creencias. Además, no se me pasan desapercibidas los cientos de piedras preciosas y cuarzos por todas las esquinas.

—¿Deseas algo de comer? — se interrumpe a sí misma.

—No gracias, señorita...

—Mi esposo te hizo té de tilo y una tarta — me dice sin siquiera escucharme —, con este frío te irá muy bien linda.

Me quedo callada por unos instantes aguantándome la risa, en las pocas veces que la había visto nunca tiene tiempo para escuchar una respuesta negativa —, muchas gracias.

Me hace tomar la taza y me guía a la sala, estoy por saludar cuando me topo algo o más bien a alguien inesperado. Edmon se encuentra al lado de mi amiga, ambos están platicando mientras el padre de Claire, grita a la televisión. No me demoro en darme cuenta de que es por el juego de béisbol.

—¿Qué estás haciendo idiota? — grita casi que arrancándose los cabellos —, juro que este viejo de cincuenta años batea mejor que ese idio...

Juro que sus mejillas se pusieron pálidas en un santiamén, el padre de mi amiga se interrumpe si mismo en cuanto me ve.

—Nataly, que bueno tenerte por aquí — me dice el señor Henderson poniéndose de pie —, pasa adelante, siéntate, ¿quieres algo de comer?

—No la ves con el pastelillo y el té, pa — le dice Claire disfrutando de la escena —, apuesto a que tu esposa ya la lleno de mantequilla de maní como si fuera un barril.

Estoy por agradecerle al señor cuando su madre interrumpe —, lo haría, pero tu amiga es muy difícil.

—Acabo de comer, pero mañana me tendrá aquí feliz de probar sus muffins — le prometo un poco apenada.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now