🔵Capítulo 127🔴Huyendo en mi Jaula

506 57 5
                                    




Mi cabeza rebota en el suelo antes de poder evitarlo, los pulmones me fallan o eso es lo que creo al tratar de respirar jondo, el humo me provoca tos. Me recuesto en el suelo mientras los gritos de fondo me acompañan, me dedico a llenar de aire mis pulmones. O lo que sea que no me haga desmayar.

Estoy por flexionar las rodillas y buscar a mis amigos, pero un jalón en el cabello me lo impide, no solo es en el cabello, mi brazo derecho se ve aprisionado, que temo que deje de circular sangre.

—Suéltame — logro decir antes de que me obligue a ponerme de pie, me remuevo con fuerza antes de ver quién es el autor de mi captura.

Gonzalo no se anda con antelaciones, me jala con firmeza hacia las rejas, me piensa llevar al centro del campo. Pongo de mi empeño para tirar mi peso hacia el suelo, lo veo rechinar los dientes, pero no cesa.

—Bianchi, suéltame esto no te conviene — le digo cuando se pasa para atrás, enrolla su brazo con mi estómago y de nuevo me arrastra nada delicado —, suelta...

El tipo suelta una risita y me voltea a ver —, es lo que más me conviene, quizás estoy haciendo historia y no lo sabes aún.

—No hay ninguna hazaña en esto...

—Lo dirás por ti, cambiará mi vida — me dice —, y la tuya también, pero nada de esto estaría pasando si hubieras seguido mis órdenes.

Me tomo el derecho de reír —,  sé que mi vida te importa un comino, pero no puedes dar todo por hecho.

—¿Cómo qué? — suelta.

—Tu victoria — le digo aun sin saber cómo no ha logrado parar.

Bien, me tocará cansarlo hasta que no pueda con mi peso.

—Estamos a un paso, tú y tu hermano nos han facilitado el trabajo — me dice esta vez con más agresividad —, no habrá piedad con los enemigos así que más te vale portarte bien, quizás te logremos dar un buen puesto después de esto.

La desesperación me gana, le intento dar varios codazos, eso lo toma desprevenido que termina aflojando el agarre. Logro caer al suelo solo con eso, me arrastro como puedo por el pasto, pero eso no me dura mucho. Bianchi tiene refuerzos, entre ellos Tiffani que no duda en tirarse encima de mí, lucho poniendo mis brazos como separador, pero la chica me golpea en la nariz con facilidad.

—Así me gusta, esto terminará pronto rata traidora, solo te toca rendirte — me dice la chica antes de verla sacar algo de su bolsillo, es un pañuelo blanco con un olor a alcohol. Mierda. — Pronto despertaras y todo estará hecho. Un nuevo mundo más justo.

No, esto no pasará.

Esta vez ignoro todo tipo de dolor y me remuevo como loca, saco mis uñas y lucho alejando ese pañuelo de mi nariz, la chica se burla a pesar de que la estoy agrediendo. Eso hasta que veo que Gonzalo nos está viendo desde arriba, no se le ve emocionado, pero sí que se acerca para inmovilizar mis manos.

Tampoco se lo dejo fácil.

—Llama a los refuerzos, no podré cargarla todo el rato — le dice Gonzalo a pesar de que sigue resistiendo. — Mi papá ya me está preguntando...

—Ya lo hice, creo que los sureños los están manteniendo ocupados — le dice con rapidez antes de poner su rodilla sobre mí estomagó —, ¡quédate quieta carajo!

—Tenemos que apurarnos — le dice mientras sigue intentado jalar mis brazos —, tendremos que salir por arriba, está cubierto el sur y el norte está en batalla.

Logra poner mis brazos en la espalda, sin embargo no dejo mi cara quieta —, Nataly, te lo estoy advirtiendo, Don Alfonso no será indulgente contigo...

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now