🔵Capítulo 44🔴 Una venganza no planeada

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Sé que me están ocultando los periódicos, lo sé por la mirada desaprobadora de Janice que como es lo usual viene a desayunar los domingos. Me echa una escaneada y niega antes de seguir comiendo. Me siento justo en frente de ella, puedo con sus comentarios, solo no quiero escuchar a mi hermano, que por suerte hoy salió más temprano ya que tenía una reunión son sus amigos.

La única que esta rara es Kalia, aunque es lo habitual, la pequeña tiene muchos pendientes de la escuela así que solo me saluda y sale huyendo a su habitación.

Es mejor enfrentar a la entrenadora sola.

—¿Cómo estuvo la gala? — me pregunta un rato después.

—Me fue muy bien... — empiezo.

—Oh, me lo imagino — me dice en un tono donde evidencia su sarcasmo.

Carraspeo —, en el discurso, además conocí a las gerentes de la fundación, me invitaron a varias actividades y me felicitaron.

—Violet ya me contó eso... — me dice antes de hacer una pausa.

—Además dieron ravioles con... — es su carcajada la que me hace callar.

—¡En verdad me estás hablando del menú! — se sigue riendo hasta ponerse colorada —, por favor Nataly...

Me le quedo viendo y no puedo avergonzarme más —, si ya sabes lo que paso entonces porque me estás forzando a decirlo — alzo la voz lo que disminuye el volumen de su carcajada.

—Oh, es que te ves muy graciosa cuando estás nerviosa — continúa muy gozosa —, en todo caso necesitaba reírme, no fue nada bonito encender el teléfono y tener... — finge escalofríos —, esa imagen en mi mente.

—No es lo que crees Janice, déjame que te explique — le digo sintiendo como mis piernas no paran de temblar, por lo menos ella parece estar dispuesta a escuchar —, primero debes saber que no fue un momento agradable...

—Qué raro, parecías disfrutarlo mucho — me vuelvo a sonrojar.

—Deja de bromear — le pido.

—Deja de mentir — replica.

—No lo hago, solo estoy tratando de... — me recuesto y me tapo la cara con las manos —, es vergonzoso y...

—Solo bromeaba chica — me dice mientras quita mis manos de la cara y después regresa a su silla —, cuenta, que aún no te doy la reprimenda, eso puede esperar, además la foto no es del todo comprometedora, solo están a dos centímetros de besarse.

—Qué consuelo — le digo antes de contarle lo sucedido. Lo mismo que le dije a Violet, lo de arranque y que él inició todo. Aunque intento no hacerme la víctima, primero porque sería patético y segundo porque nunca me va a creer eso.

Se queda en silencio mientras termina su café, resopla antes de hablar o lo que siento como un veredicto.

—No te voy a juzgar, aunque vale la pena recordarte un par de cosas — me dice —, hace tiempo te pedí algo, ¿lo recuerdas?

Niego—, me has pedido demasiadas.

—Te dije que te alejaras del peligro, que mantuvieras las distancia y que fueras cuidadosa — me dice, aunque se le ve muy empática —, la razón principal por la que lo hice fue porque te miraba demasiado encantada, en confianza con Cacciatore, eso me hizo temer.

Abro la boca para defenderme, pero me arrepiento tras unos segundos.

—¿Me equivoco? — continúa insistente.

Sin poder mantener la mirada, niego.

—No hagas esa cara, que no eres la primera en pasar por eso — me dice alzando mi barbilla —, un par de advertencias tampoco te quedaría mal.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora