🔴Capítulo 128🔵 Encrucijada

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Skandar no necesita decirme nada, es su jalón en el brazo el que me regresa a la terrible realidad. No se esfuerza en patear la puerta, esta se abre con facilidad, tengo que inclinar mi cabeza para que la luz del sol no me deje ciega por unos segundos.

De nuevo Skandar no solo parece más apurado de lo normal, sino que no se le ve afectado por lo de hace unos segundos. O simplemente no escucho los sollozos o está anestesiado de la miseria.

Salimos a otro desastre, a otra guerra que no puedo detener. No sé en donde se encuentran los soldados, algo me dice que se quedaron en el estadio, pero aquí nos topamos con alumnos peleando entre ellos, aunque esa no sea la peor parte de todas, en realidad esa es cuando veo a los policías entrometerse y agredirse entre ellos.

La sensación de orden, de equilibrio, no puede estar más perdida en este momento. Es la representación más gráfica de lo que estamos viviendo, el caos personificado.

Skandar no toma el camino normal, cosa que parece evidente que sería una estupidez, aunque por el pánico de la situación vemos como compañeros lo hacen y corren huyendo de uno de los lugares más seguros del estado. Huyen de la mentira más asquerosa que he podido conocer.

Cuando llegamos a la parte solitaria, la que rodea la escuela, me tomo la molestia de recostarme de nuevo en uno de los troncos. Esta vez sí tomo un respiro que me deja mareada por unos segundos. Skandar se dedica a ver de nuevo su reloj, antes de ver el cielo, así repetidas veces.

Estoy por decirle que tenemos que seguir, que necesito buscar a mi hermano. Esa parte ilusa de mí todavía está convencida de que me ayudará, todavía está latente. Pero sé que nada puede cambiar, así que me atengo a saber si ya atraparon a mi hermano, atrapados pero juntos.

—Skan... — es el sonido de su celular el que me impide seguir. Sobre todo, cuando contesta sin mirar la pantalla.

—Sí, aquí mismo — dice antes de mirarme por un segundo. — No, dile que estaremos ahí en veinte — su tono no es enojado, solo se ve seguro de sus palabras, incluso su postura se vuelve firme, su tono ronco y duro —. Casi, lo logré mantener al margen, deben de estar caídos en este momento.

La sensación de déjà vu es casi desesperante, aunque esta vez es con un color distinto, intensidad distinta. A diferencia de esa última vez, el callejón trasero el día de la asamblea, ese día que estaba fraguando mi captura, esta vez no se ve tan despiadado, tan frío. Me mira por demasiado tiempo, y a pesar de eso, no sé descifrar sus sentimientos, pero sí sus intenciones.

Cuando termina de hablar y guarda su teléfono, no pierdo el tiempo en intervenir.

—Necesito que me lleves con mi hermano — alza una ceja al escuchar eso —, si no lo tienes aún entonces tendré que ir en su búsqueda, pero no iré a ningún lado sin él.

—No tengo la menor idea de la ubicación de tu hermano — me dice —, estamos en medio de un ataque, no me importa cuál sea tu plan, nos vamos.

La desesperación está por comerme viva, sin embargo, me mantengo firme. Ignoro el dolor en mis rodillas, el temblor de mis manos y lo miro.

—No lo harás, no me iré sin él, lo voy a buscar, lo encontraré y quizás con eso te quitarás un peso de encima — le digo, lo que lo hace sonreír.

—Así, eso harás — se cruza de brazos y se comienza a acercar —, el golpe de la chica norteña en verdad te afecto, quizás no era mala idea sedarte.

Diría que sus palabras se sienten como un golpe, pero es algo que esperaba desde hace mucho, saber sus intenciones ya no es tarea difícil. Pero hay algo con lo que no cuenta Skandar, esta vez estoy dispuesta a todo.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now