⚫Capítulo 136🔴 El Encuentro

367 40 1
                                    

En menos de un segundo me quedo en la oscuridad, sola con un auto moviéndose a toda velocidad. Por algunos espacios logro saber que estamos arriba, los rayos del sol me lo indican. Me gritan que me ponga en posición fetal en una de las esquinas y que bajo ninguna circunstancia me levante.

Después viene el movimiento, la camioneta se sacude con brusquedad y necesito de toda mi fuerza para no deslizarme. Después viene la parte fea, los golpes a la camioneta que hacen que me tenga que tapar los oídos.

Escucho que los estudiantes están dando indicaciones, al parecer no desean contraatacar. Solo alejarse para poder perderlos. Me aferro aún más al bolso esperando que pase esta pesadilla. Terminan dando un sinfín de vueltas que escucho el rechinar de las llantas y un sonido de cosas metalizas cayendo me dan la alerta que quizás hemos pasado el portón.

—Hemos salido, pero nos están siguiendo, vamos a perderlos — trata de decirme la estudiante —, sujétese bien.

A penas puedo responder cuando el movimiento me quita el aliento. Sé que me quedaran magulladuras en todo el cuerpo con este movimiento, a pesar del uniforme, pero no protesto. Los escucho gritarse indicaciones, después vienen los cañonazos que viene de afuera, y así pasa lo que creo que es una eternidad.

Me enderezo cuando dejo de sentir movimiento, lo que hago al segundo es sacar el arma y apuntar cuando las puertas traseras se abren de par en par. La bajo al segundo, cuando veo a los estudiantes alzar las manos.

—¿En dónde estamos? — les pregunto arrastrándome a las puertas —, nos siguieron o...

—Apresúrese, nos vamos a ocultar — me dice el chico mientras me ayudan a bajar, estamos en un callejón mohoso con un bote de basura abarrotado —, la distracción funciono por un rato, enviaron refuerzos al darse cuenta de que estábamos saliendo.

No lo cuestiono, sino que los sigo, aunque me llama la atención el atajo, es un negocio abandonado y la chica intenta abrir a la fuerza —, no deberíamos buscar la alcantarilla, no creo que sea seguro.

—Es el primer lugar en donde van a buscar, tuvimos suerte que una a unidad de bomberos obstaculizo su paso, los logramos perder en la séptima avenida, pero no se van a rendir — me dice uno de los estudiantes, el candado cae con facilidad y solo tiene que empujar a la puerta —, pasen...

El chico pasa antes que yo, y es la chica que cierra de nuevo. Estamos en lo que parece un supermercado, aún tiene productos pero parece que ya nadie desea trabajar en esta crisis. No los culpo, aunque si me tomo el tiempo de robarme algunas cosas como medicina, y comida.

Sigo caminando, aunque por la oscuridad debo de tener cuidado, hay demasiadas cosas tiradas.

—¿Qué carajos sucedió aquí? — susurro.

—Que no paso, más bien — me dice la chica que abre una bolsa de golosinas —, la mayoría se exilió, es gente que está esperando que esto se calme.

—¿Y en dónde están los que no pudieron huir?

—Siendo reclutada por algunos de los patriarcas u oculta — me dice el chico —, la mayoría es lo último.

—¿Cuánto tiempo deberíamos estar aquí? — les pregunto —, al menos para asegurarnos que no nos atraparan.

—Esperaremos un par de horas, después saldré a dar una vuelta, le daré la señal a Lucky para que ella te dirija de regreso...

Claro, ellos ya vienen con instrucciones dadas. La idea de pedirles que hagamos un plan es casi imposible.

Aunque tengo tiempo de sobra para idearme algo más.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt