🔵Capítulo 3🔴 Que gane el mejor.

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Termino yendo a la clase, y aunque soy una maldita orgullosa para admitirlo, la enfermera tuvo razón. No me cambió el humor por completo, pero sí que me relajo para mi club de lectura. No tenemos pláticas como tal, la dinámica es cada quien escoge el libro que quiere de la biblioteca y todos nos juntamos a leerlo donde queramos.

Desde el segundo piso empiezo a escuchar ruidos y voces, aceleró el paso hacia donde está mi habitación. Casi me voy para atrás cuando me enfrento al horror. Hay cinco hombres vestidos de negro entrando a mi cuarto. 

Molesta entro para ver qué rayos está sucediendo.

La milésima horrenda sorpresa del día, el hijo de puta está no solo invadiendo mi espacio, sino que está muy complaciente hablando con los hombres, que por cierto no han parado de registrar mis cosas.

—¿Qué estás haciendo aquí? — le pregunto subiendo la voz.

Me voltea a ver por un milisegundo, pero su atención regresa a los hombres, que, si no estoy mal, llevan en sus manos unos detectores de metales. ¿Qué carajos?

—¿Quién es esta gente? — me acerco un poco más, dejando un espacio prudencial entre los dos —, ¿qué están haciendo aquí? — vuelvo a preguntar subiendo la voz. Por fin se digna a mirarme, me echa un vistazo por completo antes de acercarse.

—Revisiones, por tu bromita de ayer, y hace unos días — me recuerda poniendo ambas manos en su cintura —, ¿acaso ya lo olvidaste?

Nadie va a dejar de recordármelo.

—No hay nada de que preocuparse — les contesto —, no van a encontrar nada de su interés...

—Deja que sean ellos los que lo comprueben Sanderson — me dice mientras les hace una seña con las manos.

—Ya basta, y lo digo en serio — me vuelvo hacia Skandar —, sé que en tu escabrosa y asquerosa mente consideras normal privar a una persona de su libertad, pero en algún punto de mi vida pensé que tenías alma y un poco de decencia.

—¿A dónde vas con todo eso? — entrecierra los ojos, pero como siempre no se muestra molesto.

—A que, como un ser humano, merezco respeto — resoplo —, ¡y eso incluye mi privacidad e intimidad!

Se vuelve a reír, pero es solo una carcajada, como si todo esto para él fuera un chiste.

—Nataly, no estamos revisando tu guardarropa, relájate — me dice justo cuando uno de los hombres le hace una seña con las manos. — Listo, te lo dije, esto no iba a tardar mucho.

—¡Ya lárguense! — les digo alzando la voz. Los hombres esperan una señal de su jefe, Skandar no se demora en autorizar la salida.

Me acerco a la puerta esperando a que él también se vaya, pero al contrario decide recostarse en la pared mientras me mira.

—Ese grito fue para todos, vete ahora o...

—Era necesaria una segunda revisada Nataly — sus palabras me dejan fría.

—¿Segunda? — susurro.

—Sí, encontramos ciertos objetos interesantes en una de las tuberías del baño — lo que me dice hace que me recueste en la pared —, un cuchillo, un par de clips de papel y unas llaves.

Harta y rendida, así me encuentro.

—¿Creías que no nos íbamos a dar cuenta? — da un paso, acechándome.

No le contesto.

—Aunque debo de admitir que fue un escondite brillante, casi no me doy cuenta — da otro paso —, de no ser por ese ruido extraño que hacia el agua al gotear, casi logras engañarme.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Where stories live. Discover now