🔴Capítulo 4🔵Yo siempre te voy a encontrar

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 Por suerte no pasa mucho tiempo para que se largue, y tampoco me da indicaciones u órdenes. Lo único malo fue que antes de cerrar la puerta se despidió con un petulante: nos vemos mañana.

Creo que a este punto ya me tuve que acostumbrar a su presencia, pero eso jamás pasará. No después de todo el daño que he pasado y del que fue cómplice. A veces intento usar su compañía como una herramienta, para saber más información.

Me arriesgo a preguntarle sobre Joseph, lo único que obtengo como respuesta es: él está bien, no preguntes más, eso solo pasa cuando me porto bien. Cuando, según él, me porto mal, o sea , mis intentos de escape, dejo de ver a Skandar y paso a presenciar al desalmado en vivo y a todo color.

Mi primer intento de escape fue bastante estúpido, pero lo justifico hasta el día de hoy. Era mi primera semana y estaba desesperada. El plan era forzar la cerradura del auto de Martha, logre recolectar información de su vivienda y tenía planeado mi itinerario al lograr abrir la cajuela.

 Logré meterme a la cajuela en la madrugada y le prensé papel para que no se cerrará por completo. El auto arrancó y yo ya estaba segura de que iba a funcionar. Cuando el auto paró por completo, espere unos minutos para que Martha se fuera.

Me demoré un poco en patear la cajuela, fue afuera cuando me topé con el horror. Seguía en el estacionamiento del hospital, con Skandar esperándome de brazos cruzados. Ni siquiera pude huir, solo necesito enseñarme una foto de Joseph para que casi me orinara en los pantalones y acatar sus órdenes.

Mi segundo intento bastante arriesgado,  iba a bajar usando la ventana, con una cuerda que robé de la intendencia. Fue en la madrugada, la até en los marcos de la ventana. Pensaba que no iba a lastimarme tanto al ponerme unos guantes que le robe a uno de los pacientes días antes. El plan no solo era riesgoso, sino que muy descabellado de mi parte. La cuerda llegaba a la mitad del segundo piso, así que mi idea era saltar desde ahí hasta el jardín. Confié en mis habilidades físicas, lo cual fue un error, eso está claro. 

No había ni llegado al tercer piso cuando una sirena de bomberos casi me hace caer del susto. Los hombres me bajaron, pero no pude respirar tranquila, porque el imbécil de Cacciatore ya estaba abajo esperándome. El mismo modus operandi, otra foto de Joseph y la misma Nataly obediente.

Acepto de que el tercer plan era más osado. El primer y segundo fue en la primera semana, el tercero me demoró un poco más. Primero me fijé en los carnets de las enfermeras, ese trozo de plástico que, para mí, tenía más valor que el oro. Tiene acceso a todas las puertas del hospital, así que mi idea no era tan alocada.

Ya le había pedido favor a Maggie de ir a ver a Joseph, me costó que aceptará, pensaba que le estaba tendiendo una trampa. Solo accedió cuando casi le arme un drama en donde le grite que mi hermano podía estar teniendo ataques por sus graves problemas de salud. Fue un par de veces, con ello supe en donde se encontraba Joseph, en el área de nutrición. A los Cacciatore se les iluminó el cerebro por primera vez en su vida, y no lo dejaron en las zonas rojas del hospital. Si no que compartía sus días en el área donde los hijos de los doctores y los pacientes menores de edad estaban.

Tras una semana planeando, ejecute mi plan el miércoles, ya que ese día venían los camiones de carga a dejar comida o donaciones. Mi idea era robar el carnet de Maggie, ir por Joseph y meternos en uno de los camiones de carga. No fue necesario robarme el carnet, ese día regresé a mi habitación, me sorprendí al ver su carnet encima de mí recámara. Luego recordé como le estuve insistiendo hasta casi llorar por querer ir a ver a mi hermano. Actúe muy egoísta, debo admitirlo, no pensé en las repercusiones que Maggie podría tener al darme el carnet. Ya tenía lo que más había deseado y no lo iba a desaprovechar, de todas maneras, yo iba a huir.

Vindicta (Segunda parte de Mirada Cruel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora