Capítulo 119: Kris

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Has renunciado a todo el amor que te llevaste.

Durmiendo en una navaja, no queda algún sitio dónde caer.

Te duele el cuerpo, cada hueso está rompiendo.

Nada parece afectarlo, solo sigue resistiendo (...)

Yo enhebro la aguja, tú golpeas el tatuaje del diablo.

(Black Rebel Motorcycle Club, Beat The Devil's Tattoo).

     Desperté y lo primero que vi a mi lado fue una pelambrera rubia

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     Desperté y lo primero que vi a mi lado fue una pelambrera rubia. Yo estaba desnudo y sentía mi pene bastante escurrido. Un charquito en la sábana me decía que no había duda sea quien sea esa rubia a mi lado, me la había follado la noche anterior. Esperaba que no fuera la novia de ningún mafioso porque la última vez casi me cortan los huevos por eso.

     —Mmm, prepárame café —murmuró con voz ronca, así me di cuenta de que no era una tipa. Vamos, que seguramente, me amamanté de un palito y no de un par de bolas. No es como si me importara una mierda, follar es follar: se te para, la metes en un agujero mientras manoseas un par de tetas o un par de huevos, el resultado es el mismo. La variación estaba en si la metías o te la metían a ti, pero después de que aquel flaco me metiera los dedos hasta el corazón, sentía que ya lo había vivido todo. —¡Dije café!— me exigió mi acompañante.

     —En el Starbucks, rubio... a tres cuadras. —Que fuera a mandar a su abuela. Si me dejaba, me iba a terminar pidiendo desayuno en la cama el muy atenido.

     —¿No puedes darme ni un café después de lo que hice por ti anoche? —Cuando me miró...

Esperen, esto me da risa.

Cuando me miró...

Un segundo, solo un segundo...

¿A que no imaginan quién era?

¡Sí! El tipo que me había dado por el culo. En cuanto lo reconocí, me toqué el ano, buscando secuelas de maltrato.

     —Tranquilo —me dijo mientras se levantaba y caminaba hasta mi cuarto de baño—, anoche el único ano que recibió visita fue el mío. ¿De verdad no lo recuerdas? —luego, gritó— ¡Hazme café!

     Escuché el sonido del agua empezar a correr y cuando recordé las habilidades de lucha del rubio, puse la cafetera. Al salir, lo recibí con una buena taza de mi mejor café.

     —Gracias —sonrió de manera encantadora—, eres todo un caballero.

     —Siempre me lo dicen.

     —Apuesto a que sí... De seguro, también te dicen que tienes problemas con el alcohol.

     —Nunca escuché eso —negué haciendo una mueca con la boca, sobresaliendo el labio inferior en señal de ñeeeeee.

Proyecto Haema [Fanfiction EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora