Capítulo 39: Kyungsoo

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Sé el único que necesito,

sé en el que más confío.

No pares de inspirarme.

A veces es difícil seguir corriendo.

Nosotros trabajamos mucho para seguir.

No hagas que quiera rendirme.

Corriendo, corriendo, tan rápido como podemos.

En serio, espero que podamos hacerlo.

Estamos corriendo, sigue tomando mi mano,

así no nos separaremos.

(No doubt, Running).


Fuente Midnight

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Fuente Midnight

      El moreno insistía en llamarme como un animal. Cuando le pedía sexo, era un «pequeño y astuto zorrillo de pelo rojo» y cuando acabamos y se sentía satisfecho, me convertía en un «hippocampus». En realidad, creo que él me miraba la mayor parte del tiempo como un caballo de mar que a veces se convertía en una zorra para que se lo follaran. Alguna clase de eso... No me interesaba. Podía llamarme un pingüino si se le antojaba con tal de que continuara follándome. Sinceramente, era una salvación que él pudiera tener gustos tan bizarros como para cogerme teniendo yo esta apariencia. En especial cuando el jodido Kim Jongin podría meterse en los pantalones de quién se le diera en gana con ese cuerpo de modelo que manejaba.

     Había condicionado una habitación en su casa para recibir a Tae Oh. Sí, acepté que el parásito tuviera nombre debido a su insistencia. Compró un montón de ropa e idioteces que, la verdad, no quise revisar. Era una pérdida de tiempo. La madre me envió por correo una caja llena de prendas tejidas que sí revisé para copiar las puntadas. Tejer se había convertido como una clase de meditación que conseguía distraerme del dolor durante el día.

     Teníamos una clara rutina que solo se alteraba cuando Chanyeol o mi hermano me visitaban. En ella, Jongin se levantaba temprano, preparaba el desayuno (rollos de canela), comíamos juntos. Se marchaba. Yo recojía los platos, limpiaba un poco y me sentaba a jugar en la computadora, ver televisión, tejer, todo al mismo tiempo. Dormía la mayor parte de las horas que él no estaba en casa. Cuando eran las cuatro de la tarde, salía al porche a ver el atardecer. El parásito se inquietaba, sabía que Jongin vendría pronto y a veces se emocionaba tanto que le daba hipo. El moreno llegaba y se sentaba con nosotros... conmigo. Hablábamos sobre su trabajo, le daba mis brillantes ideas que lo habían hecho salir poco a poco de su mala racha. Por la noche, pedíamos algo para cenar. A veces preparaba algún platillo durante el día y solo teníamos que calentarlo, pero él prefería que yo no trabajara demasiado. Si no estaba muy cansado, veíamos una película, o al menos lo intentaba porque Jongin se dedicaba a hablar con el parásito, escuchando la respuesta desde mi estómago hasta su mente como un esquizofrénico.

Proyecto Haema [Fanfiction EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora