Proyecto Haema [Fanfiction EXO]

Capítulo 108: Kyungsoo

¿Y si me derrumbara?

¿Si no pudiera soportar más todo esto, qué harías? (...)

Dices que querías más, ¿qué estás esperando, entonces?

Yo no voy a escaparme de ti.

Ven, destrúyeme, entiérrame, entiérrame. Renuncio a ti.

¿Qué pasaría si quisiera pelear... Rogar por el resto de mi vida?

¿Qué harías?

Mírame a los ojos. Estás matándome, ¡matándome!

Lo único que yo quería eras tú.

(3o seconds to mars, The kill).

Fuente B 

 —¿Qué te pasa? Deja de apuntarme con esa arma —se quejó. No sabía seguir ni una puta maldita orden sin replicar. Disparé hacia el techo para demostrarle que no estaba jugando y él tuvo un enorme sobresalto, pero después de eso, se apresuró a salir de casa.

—Tú vas a manejar hasta Santa Mónica —ordené empujándolo dentro del auto.

—¿P-por qué quieres ir allá?

—Es hora de hacerle una visita a Jeong Hyuk.

—¿Quién es ese hombre?

—Cállate y apresúrate.

—¡Pero, Kyungsoo!

—¡QUÉ TE CALLES! —ordené.

     Mierda. Estaba tan enojado. Todo este tiempo, había estado por completo manipulado por Jeong Hyuk, quien había usado a su hijo para tenerme bajo vigilancia. Pensaba que Jongin podía tener conocimiento de todo lo que me pasó y yo solo fui un imbécil enamorado, cegado con sexo y palabras dulces que ahora me sabían amargas por demás. La traición dolía peor que una herida de bala.

     Podía comprender que me hiciera daño, pero no lograba asimilar que Jongin hubiera participado en el terrorífico teatro montado del cual Asher había salido herido. Nunca perdonaría eso ni a él ni a nadie. Si anteriormente mis demonios habían salido a jugar por ahí, ahora dichos demonios habían asesinado lo que restaba de mí y habían tomado mi lugar. Yo era el propio Satanás con sed de sangre. Me sentía capaz de asesinar a cualquier persona con la presión de mis manos.

     Recordaba todo el llanto y agotamiento emocional al que me deslicé hacía apenas unas horas y sentía que mi alma se teñía del más puro y elevado odio. Todo lo que alguna vez quise a Jongin se había transformado en animadversión.