Capítulo 55: KaiSoo

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Bienvenidxs a este capítulo de narración doble, besos a Ameko por su ayuda <3



Las personas se enamoran de maneras misteriosas.

Tal vez solo por el toque de una mano.

¡Oh! Yo me enamoro de ti todos los días,

y simplemente, quiero decirte que lo estoy.

Así que, cariño, tómame entre tus amorosos brazos.

(Ed Sheeran, Thinking out loud).

(Ed Sheeran, Thinking out loud)

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Jongin

     ¿Han visto el modo en que mi vida fue transformada? ¡Es una locura! Es decir, hasta hace un año era el extrovertido que soñaba con anunciar autos y aunque aún guardo esos sueños, ya no son el centro de mi vida. El centro de mi vida ahora es una bolita que huele a talco.

     Les hablaré de su sonrisa, porque obviamente no hay nada más importante que pueda decirles hoy, porque no existe en este mundo ni una sola cosa más relevante que la sonrisa de Tae Oh, ¿ok?

     Todo empezó en sus primeros días de vida. Soo y yo observábamos dormir al bebé y él sonrió, entonces yo me emocioné y me fui rodando hasta el jardín; pero su horrible padre pateó mi poni cuando me dijo que había leído que los primeros días los recién nacidos no podían sonreír. Esa fue la primera vez que pensé que Kyungsoo era malo.

Kyung Soo malo.

     En la segunda semana de vida, Tae Oh sonreía más cuando estaba limpio y satisfecho, pero continuaban siendo expresiones cortas. Sin embargo, con el paso del tiempo, fue siendo un bebé cada vez más y más feliz.

     A sus cinco semanas, ya reía con soniditos diversos cuando me acercaba a hablarle con voz de tonto, según Soo; no me importaba; porque al bebé le gustaba mucho. Y después de los tres meses, logramos oír sus primeras carcajadas retumbando por toda la casa porque el pequeño consiguió desarrollar muy bien sus pulmones. ¡Tarááán! Ese fue el ciclo evolutivo de su sonrisa.

Ahora hablemos de su columnita...

     Tae Oh fue capaz de sentarse solo a los cinco meses de edad. ¿Increíble, cierto? No importa que fuera una edad normal, él se sentaba muy bonito y sonreía y se le caían las babitas en el regazo. Entonces, Soo y yo corríamos con un pañito a limpiarlo. A los siete meses, le dimos su primer rollo de canela. Se lo metió a la boca, lo babeó todo y se comió la mayor parte. Creí que luego le iba a doler la barriga, pero afortunadamente no.

     Solía llamarme con sonidos que parecían un «aigooo agú agú» mientras me extendía sus bracitos, pero yo podía descifrarlos claramente como un «cárgame y dame amor, perfecto tío amado». Además, después de un tiempo fuimos capaces de diferenciar el tipo de llanto del bebé, por ejemplo:

Proyecto Haema [Fanfiction EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora