Proyecto Haema [Fanfiction EXO]

Capítulo 61: Chanyeol

Dime por qué estás llorando. Dime.

Intenta controlar tu ego. Sí.

Así no es como demuestras amor.

No hay amor, no, no.

 (Maroon 5, In Your Pocket).  

     Cuando llegué a casa, no estaba la cena preparada. Era muy extraño, ya que Joy siempre se encargaba de todo, pero comí un sándwich y subí. La encontré sentada en la cama con la mirada perdida entre la nada. No me saludó ni pareció percatarse de que había entrado hasta que me senté a su lado para quitarme los zapatos.

—Oh, ya estás aquí. Hola.

—¿No me viste entrar? —pregunté.

—No, lo siento. —dijo. Noté sus ojos un poco hinchados. 

—¿Estás bien?

—No tuve un buen día, solo es eso.

     Se acomodó en la cama y yo me fui a duchar. Cuando salí, me acosté a su lado. Podía escuchar su respiración contenida. Algo le ocurría: Joy no solía ser tan cortante.

—¿Qué hay de malo? ¿No quieres contarme? —pregunté con cuidado. Ella suspiró.

—Perdí a una paciente.

—Ohh, ya veo. Lo lamento. —Yo había perdido a dos y la sensación es más que horrible las primeras veces—, pero sabes, es el ciclo natural de la vida. Apuesto a que hiciste lo mejor que has podido.

     Ella se levantó de la cama.

—No, Chanyeol. No es el ciclo natural de la vida que muera una niña de diez años debido a un tumor en su cerebro que no logré extirpar, así que no opines respecto a esto —ladró. Me senté en la cama, preocupado por su reacción.

—Lo siento, Joy. No lo imaginé así.

—No —suspiró—, perdóname a mí. Es solo que —empezó a llorar—... ella tendría la edad de mi bebé.

—Oh, pequeña, ven acá —la llamé conmovido. Joy gateó hasta mi lado, la senté en mi regazo y estuve acunándola.

—Hice todo, pero nada funcionó, Chan. Me rompió el corazón —lloró.

—Preciosa, diste lo mejor de ti, estoy orgulloso.

—¿Por qué? No hay motivo de orgullo en esto.

—Tienes un corazón enorme y hermoso, Joy. No hay manera en que yo te merezca —le di besitos en su nariz—. Tu nariz roja es muy bonita.

Ella sonrió —Tonto, estoy triste, no debes hacerme reír.

—¿Puedo darte besitos?

—No lo sé —respondió con un puchero. Era tan linda. Haría todo por animarla.