Proyecto Haema [Fanfiction EXO]

Capítulo 37: Jongin

¿Quieren ver los anuncios que Kai hace? Aquí se los dejó:
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Océanos aparte y es pesado mi corazón,

balancear y remar pero mi juego se balancea demasiado lento.

Soy feliz, ¿lo sabes?

Estoy pasando mi tiempo viendo la nave y el mundo,

¿por qué son bellas las cosas simples?

(KaeSun, Ship and the globe).

Fuente desconocida  

     El trabajo estaba resultando fenomenal. Es decir, aún no era como Cho Khyuhyun ni tenía mi proyecto de un auto, pero por primera vez me estaba divirtiendo de verdad. Pasaba noches enteras hablando de mis planes laborales con Kyungsoo y haciéndole masajes hasta que se quedaba dormido y empezaba a roncar, y al otro día, yo tenía un montón de ideas frescas y atrevidas que encantaban a mis clientes. El jefe estaba bastante complacido, Luhan tenía menos tiempo libre para tontear con su novio, Taemin me dejaba chocolates en el escritorio como premios.

     Tuve que hacer muchas horas extras y al acabarlas, salía de prisa de la oficina, deseando llegar a casa a contarle hasta el último detalle a la malhumorada bola pelirroja que solía esperarme en el porche trasero, tejiendo como toda una mamá. Se había resignado a que le hablara a Asher y ya casi no me golpeaba cuando lo hacía.

     Esa noche, salí especialmente tarde por lo que no me sorprendió ver la puerta del jardín trasero cerrada. Entré directamente a la habitación, buscándolo, y abrí la puerta del sanitario porque ya saben que con él no existía la privacidad, pero lo encontré... bueno, fue un momento muy, muy incómodo.

     —¿Qué estás haciendo? —Kyungsoo se subió los pantalones de tela y me pasó de lado buscando la cama. —¿Te sientes mal?

—Me la estaba jalando, ¿de acuerdo? No es nada del otro mundo. Tú también lo haces y no intentes decirme que no. Pero, ¿sabes una cosa?, es jodidamente difícil masturbarse cuando uno tiene una panza como ésta —se señaló.

     —Oh —fue lo único que pude decir. La verdad, me dio un poco de vergüenza. Entonces, me fui a cambiar la ropa para no hablar más del tema, pero cuando salí del sanitario, tuve otro dilema: ¿me acostaba con él como lo venía haciendo todas estas noches o lo dejaba solo?

     —¿Quieres encender el ventilador? —me preguntó. Yo reaccioné para encender el aparato y me senté a su lado.

     —Lamento haber interrumpido. Puedo dormir afuera si quieres.