Capítulo 8: Kyungsoo

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Si puedes escucharme ahora,

sabrás que ya voy en camino

para hacerte saber que no estás solo

y si no te das cuenta,

estoy muerto de miedo. 

(Nickelback, Lullaby).

     Había pasado tres meses desde que escapé de la casa de ese psicópata

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     Había pasado tres meses desde que escapé de la casa de ese psicópata. ¡TRES MESES! ¡Tres putos meses! ¿Y yo qué había hecho para vengarme? ¡Absolutamente nada! Me hinchaba los huevos el solo pensar en todo el tiempo que estaba perdiendo, pero haber realizado un movimiento en mi estado, hubiera sido una completa locura. No sé qué estaba pasando conmigo, vivía asediado por náuseas a toda hora del día, me mareaba, me sentía débil hasta estar a punto de desmayarme y de repente era víctima de horrendas oleadas de calor en mi rostro que se enrojecía como si tuviera vergüenza. Había estado soñando mucho con mi madre en la época en donde éramos felices y despertaba a media noche con ganas de llorar, pero recordaba mi venganza y se me pasaba. Cuando volvía a dormir, soñaba con ese hombre abriéndome el estómago y dejándome morir desangrado, como a mamá. Despertaba justo a tiempo para correr a vomitar. Todos los olores me molestaban y no tenía apetito, solo había una cosa que mi cuerpo pedía, y esto era horrible porque dicha cosa eran los rollos, deliciosos, dulces y esponjosos rollos de canela que había comido en la casa de aquel idiota, Jongin. Una noche estuve a punto de colarme en su hogar solo para registrar su cocina, pero no, no volvería a poner un pie ahí, ¡y mucho menos para robar comida! No estaba hecho un muerto de hambre.

     Empecé a trabajar en una armería, me gustaba, sabía de armas y me llevaba bien con ellas, era bueno aconsejando a los clientes y adivinando sus necesidades, pero el jefe parecía molestarse cada vez más con mis llegadas tardías y mis largas idas al sanitario. No era mi culpa, a duras penas podía hablar sin vomitar sobre los consumidores. La última semana había empeorado, de repente empecé a sentir como si enterraran aguijones en mi vientre, como si alguno de mis órganos internos se estuviera encogiendo lastimosamente. Los dolores tardaban solo unos minutos, pero eran tan intensos que me dejaban sudando frío. Además, cuando presionaba con fuerza sobre la cicatriz que me había hecho mi captor, podía sentir una bola dura dentro de mí, por ello decidí ver a mi hermano.

     —Soy ginecólogo-obstetra, Kyungsoo, a menos que estés atravesando la menopausia, no podré ayudarte en nada.

     —Muy gracioso, Baek. Sabes que no tengo cómo explicarle a otro médico qué significa esta herida. Si aparece que me falta un órgano o algo, ¿qué les voy a decir? Solo hazme un examen de rutina, análisis de sangre y eso me basta. 

     Esperé dos horas en la cafetería antes de que Baek me llamara para volver con él por los resultados. Mi hermano me miraba con preocupación desde su escritorio.

Proyecto Haema [Fanfiction EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora