Proyecto Haema [Fanfiction EXO]

Capítulo 88: Chanyeol

Para toda la gente aspirando líneas:

no lo hagas, no lo hagas.

Inyecta tu alma con libertad,

es mejor, es mejor (...)

Salvación, salvación.

La salvación es mejor.

(The cranberries, Salvation).

  Baekhyun estaba desnudo entre mis brazos mientras yo lo besaba con todas las ansias del mundo. Me sentía demasiado feliz de volver a estar juntos porque durante un tiempo creí que jamás iba a ser capaz de volverlo a hacer. Sin embargo, ahí estaba, haciéndome el amor como solo él podía, balanceándose sobre mí mientras yo lo observaba hacer conmigo lo que se le antojaba. Pasé mis manos por su pecho y cadera; luego, acaricié sus piernas, las amaba. Siempre me enloquecían sus piernas, sus muslos gruesos y sensuales. Él se movía dándonos placer al mismo tiempo y cuando acaricié sus glúteos, inclinó su cabeza hacia atrás, dejándome ver su pequeña manzana de Adán. Era diminuta, pero estaba ahí y me senté para besarla y lamerla.

     Llamé su nombre cuando lo escuché jadear por mi toque. Nos besamos y mordí su lengua, sus labios. No de manera fuerte; una vez, lo había lastimado y eso no podía volver a ocurrir. De ahora en más, iba a ser suave con él. Lo iba a tratar como se merecía por ser la única persona capaz de hacerme completamente feliz, por haber encontrado la manera de volver a estar juntos, de ver a través de todas las cosas que yo no entendía y amarme a pesar de ello. Cada uno de mis errores los perdonó y eso hacía que una parte de mí quisiera perdonarme también. Baekhyun me elevaba hasta el más maravilloso nirvana por el simple hecho de poder decirle que ahora era enteramente suyo, sin mentiras, sin reservas ni miedos. Me sentía muy feliz y lloré de alegría. Lloré por volver a abrazarlo, por escuchar mi nombre en su voz.

     Volví a caer de espaldas a la cama y él no se separó ni me dejó a pesar de las lágrimas. Besó mi cuello y ladeé mi cabeza para darle más espacio. Entonces, un punzante dolor atravesó mi hombro. Me sujeté de sus caderas y grité de dolor cuando él se separó llevándose un trozo de carne entre sus dientes que luego escupió hacia un lado. Me miró con odio, como en la última charla que tuvimos en su consultorio y mi ilusión de que me había perdonado se derrumbó dejándome caer desde lo más alto, hundiéndome. Mi sangre corría por su barbilla y yo no quería que las cosas acabaran mal otra vez. Estaba bien si me lastimaba, lo merecía, ¿cierto? Tomé su mano y besé sus dedos. Él tiene manos perfectas y no me cansaría de ser tocado por ellas nunca. Pero Baekhyun la apartó de mi agarre y resbaló sus uñas por mi pecho, rasgándolo, hiriéndome a muerte, como si fuera un lobo.

     Desperté sudando y jadeando; mi pecho y mi hombro dolían. Lo primero que hice fue revisar mis heridas, pero no había nada ahí. Muy pronto, la ilusión de la pesadilla fue cediendo hasta que dejó de doler. Miré a mi alrededor: una chica desnuda estaba abrazándome y no sabía quién era. Había más cuerpos alrededor, éramos siete en total, muchos condones en el piso, botellas de licor y cigarrillos. Alguien había vomitado y el sanitario despedía un asqueroso hedor.