—Sé qué significa, es solo que... es la segunda vez que tatúo esa palabra en el brazo de alguien.

—¿Ah, sí? —me interesé.

—Le hice lo mismo al amor de mi vida.

—Ya veo... —me quité la chaqueta y levanté la manga de mi camisa blanca antes de acostarme en la camilla para que él trabajara mejor. El tatuador se acomodó en un pequeño banco a mi lado y después de limpiar mi piel, comenzó a trabajar.

—Así que... ¿de quién deseas vengarte? —cuestionó.

—De la persona que asesinó a mi padre —confesé. Comprendo que no es algo fácil de oír, tal vez por eso él dejó de tatuarme y volvió a poner sus ojos sobre mi rostro con esa mirada perpleja.

—¡Vaya! Al amor de mi vida le pasó lo mismo —empecé a dudar de que esa persona, «el amor de su vida», existiera en realidad. Tal vez solo era un presumido intentando llamar la atención.

—El amor de tu vida tiene mala suerte como yo.

—Empezó desde el momento en que me rechazó. Luego, tuvo un hijo y... ¿Tú tienes hijos?

—Robaron al niño que amaba como a un hijo. —El tatuador se levantó de inmediato, causando que el banco en el que estaba cayera. Miró hacia todo lado como un paranoico antes de animarse a preguntarme si eso era una clase de broma—. No bromearía con algo así. Solo acaba el tatuaje, ¿quieres?

—¿Cómo te llamas?

—Huang Zi Tao —contesté mientras lo veía caminar hacia una pequeña nevera, sacar una cerveza y comenzar a beberla.

—¿Eres chino? ¡Yo soy chino!

—Sí, lo sé. Y preferiría que no consumieras licor, quiero que me hagas un buen trabajo.

—Oh, estoy ebrio desde antes de que llegaras, no te preocupes —fruncí el ceño ante tal respuesta—. Tao, creí que había perdido la capacidad de sorprenderme hasta que te conocí a ti. —No entendí muy bien a qué se refería, pero tampoco me dio curiosidad por indagar, así que solo me relajé mientras él acababa su labor.

—¿Cuánto te debo? —pregunté al final. No me habían mentido, realizó un muy buen trabajo.

—Bueno —se quejó—, me siento mal por cobrarte porque me ayudaste con esas personas raras y porque te pareces al amor de mi vida. ¿Quieres? —me extendió su cerveza. Dudé en tomarla, pero al final acepté y bebí sin asco de probar su saliva.

—El amor de tu vida suena como a una mujer sofisticada. —Confieso que dije eso solo para sondear los gustos de mi coterráneo porque de verdad él tenía buen aspecto.

—Hombre —corrigió para mi alegría—, y no, sofisticado no es algo que lo defina, tampoco se parecen físicamente, a excepción de que ya sabes, tienen pene. Porque tienes pene, ¿cierto?

Eso me ofendió —¿Quieres ver?

—Bueno —ladeó su cabeza—, pero te advierto que hasta no tocar no creo, soy ateo y a las pruebas me remito.

—¡Ja! —reí— Que listillo —ironicé.

—El amor de mi vida me pagó ese tatuaje con una mamada, ¿sabes?

—¿Me estás cobrando lo mismo?

—¿Debería? —levantó una ceja de manera muy pícara, y vamos, yo tenía bastante tiempo siendo un soltero sin diversión. Además, ese loco frente a mí era bastante apuesto. Comencé a creer que sería divertido que me follara el tipo que me marcó la piel, sonaba como algo sexy en mi mente o tal vez era esa cerveza que comenzaba a afectarme, no lo sé, pero quise jugar.

Proyecto Haema [Fanfiction EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora