Capítulo 57: Baekhyun

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     Jongin le susurró algo a mi hermano y mi padre carraspeó. Mi jefe me señaló en cuanto me vio y ellos caminaron hasta mí, incluida la madre de Chanyeol. Los saludé y presenté a todos. El señor Park no pudo disimular su perplejidad cuando le presenté a un tipo tatuado y perforado como mi hermano, pero se animó platicando con mi padre, ya que había escuchado una de sus charlas científicas en la universidad y pronto se apartaron para adularse el uno al otro.

—Estás muy guapo, doctor Byun. Muchas felicidades por hoy —me sonrió ella.

—Gracias, también luces... bien.

—¡Luces estupenda! —Se metió mi cuñado. ¿De qué lado estaba?

—¿Jongin, cierto? Te recuerdo en mi boda. ¿Este es tu bebé? —señaló a Tae— ¡Es tan hermoso! ¿Puedo tocarlo?

     Kyungsoo asintió sin hablar y Tae pronto estuvo de lo más sonriente con ella. Eso era lo que me caía tan mal de Joy: que era muy fácil de apreciar. Quiero que sea la bruja mala del cuento y que su esposo herido me busque por falta de amor, pero a este paso la única bruja era yo, y eso me puso muy triste.

—Kyungsoo y Jongin, deberían venir a visitarnos un día, ¿cierto, Chan? No sé por qué ninguno de sus amigos nos visita, ¡yo amo a los niños! Seré su niñera cuando quieran.

—Deberías tener tus propios hijos —argumentó mi hermano, solo para echar sal en la herida... en las heridas de todos. Yeol tenía razón: Kyungsoo era un reverendo cabrón.

—No puedo tener hijos —aceptó ella con tal sencillez y serenidad que nos dejó pasmados.

—Lo siento mucho —se disculpó Jongin. Si seguía disculpándose por mi hermano, le iba a tocar caminar con su cabeza inclinada el resto de su vida.

—No te preocupes, me dedico a ser tía en tiempo completo y la paso muy bien —sonrió—. ¿Me dejan cargar al bebé?

     Sorprendentemente, Kyung se lo dio y Tae estaba encantado de la vida. Acabamos viendo al feliz matrimonio jugando con mi sobrino y luciendo como una familia perfecta.

—Mi nuera es un encanto, ¿no es cierto? —preguntó la madre de Yeol— No hay nadie que pueda superarla.

     Sentí tanto remordimiento que me dieron ganas de llorar, pero mi oportuno padre me salvó llamando mi atención para ayudarme a ponerme la toga y el birrete. Cuando lo hacía, observé a Joy entregar a mi sobrino para ella preparar a Yeol y luego besar rápido su boca.

—Ve y gradúate, Chan. Te quiero —sonrió. Él asintió varias veces sin atreverse a decir nada más y caminamos hasta nuestros lugares con los demás estudiantes sin siquiera darnos una mirada.

     Al final de la graduación, logramos colarnos al sanitario y tener un minuto en soledad, pero Chanyeol rechazó la propuesta que le hice para celebrar esa noche porque su esposa ya había planeado toda una cena. De hecho, nos habría invitado, pero Yeol le dijo que ya teníamos nuestros propios planes. Y al finalizar el día, los vi caminar de la mano, subir al mismo auto rumbo a un hogar en el que yo no tenía cabida.

     Una semana después, volvimos a encontrarnos en nuestro hotel de costumbre y sin hablar, nos dedicamos a comernos a besos. No había mucho tiempo para charlas banales entre nosotros.

—¡No rasguñes mi espalda! —me advirtió con un siseo cuando lo apreté muy fuerte en medio de una embestida.

     Cuando acabamos, aún teníamos un poco de tiempo para acurrucarnos y me deleité explorando su torso con pequeños besos mientras el acariciaba mi cabello. Subí despacio hasta su cuello y encontré una marca en él.

Proyecto Haema [Fanfiction EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora