—Me refiero a que no tengo el dinero completo. No pude conseguirlo, pero te lo daré dentro de dos días.

—Entonces vuelve dentro de dos días con todo el dinero.

—Quiero tatuarme hoy —insistió.

—Y yo quiero una mamada y no tengo quién me la dé —me aproveché, porque no era nada tonto. Él suspiró.

—Te la daré si me tatúas. Pero entonces ese será todo el pago.

—Eres un buen negociante, me agradas. Así que... aún no te sientes, mejor ponte de rodillas, Muñeco —sonreí.

—No me vuelvas a decir así —advirtió mientras se arrodillaba. ¡Aquello había sido muy fácil! 

     Esa boca daba todo lo que prometía y más. El tipo era un poco inexperto, pero se compensaba en talento natural. No se anduvo con pequeñeces cuando empezó lamiendo con asquito por aquí y por allá. No, no: él se la metió de una sola vez y empezó a tragársela por completo. El muy vivo quería que me regara rápido. Movía su cabeza adelante y atrás a lo largo de mi pene e incluso en varias ocasiones le alcanzó para pasar la lengua por mis testículos. Empecé a jadear desde el tercer movimiento. Me hubiera gustado venirme de una vez en su boquita de adolescente, pero no quería que la diversión acabara tan rápido, así que me obligué a soportarlo. Si hay algo en lo que soy bueno, es aguantando mis orgasmos; tengo un don natural para ello que mis amantes no dejan de bendecir.

     Lo sujeté de cabello cuando después de varios minutos quiso apartarse porque no, la diversión debía continuar. Me empecé a mover con más fuerza adentro y afuera mientras lo apresaba desde sus mechones rojos como el fuego. Lo escuché murmurar algo inentendible. Nadie le había enseñado que no se hablaba cuando se estaba chupando un pito. Levantó sus manos para sujetar las mías y palmearme un poco, pidiendo parar; pero no me dio la gana. Que soportara un poco más por ser tan puto y tan rico.

—Aguanta un poco más —gruñí—. Ya casi estoy listo. Rodó los ojos y bajó las manos, resignado; pero dejó de jugar con su lengua y ya no succionaba igual de rico. —Ah, coopera más o nos vamos a quedar aquí hasta la noche.  —Me levantó el dedo medio. Al parecer estaba enfadado porque yo no dejaba de tirar de su cabello, o porque no le sacaba mi pene de la boca, no estuve seguro. —Vamos, chupa fuerte como te gusta, Muñeco.

     Y en ese momento... me mordió. El jodido D.O me mordió el pene. Era la primera vez que me pasaba y vaya que duele. ¿Les ha pasado? Esperen... eeey... ¿todas ustedes ahí son mujeres? Hola, señoritas... ¿qué hacen chismeando sobre historias gay? Creí que relataba para un montón de pasivos; sin ofender. Es decir, ¿qué sería de mí sin los pasivos? ¡Oh! Esperen... ahí veo un chico. Hola, guapo, eres muy lindo. En fin. ¿En qué iba? ¡Ah sí! Me mordió el pene la jodida piraña. ¿Les han mordido el clítoris? Entonces no se metan con D.O.

—Te dije que no me dijeras «Muñeco». Y si vuelves a tirar de mi cabello o a impedir que me saque tu bate de la boca, te la voy a arrancar. ¿Entiendes? —¿Qué si entendí? Hasta el día de hoy recuerdo sus palabras exactas. —Aparta las manos, maricón, déjame terminar.

—¡¿Terminar de arrancarme el pene?! —grité— ¡Jodido loco! ¿Sabes lo dolorosa que es esa mierda?

—Pagaré por mi tatuaje, así que déjame terminar. Apártate —golpeó la mano con la que me cubría.

     Me agarró el pene desde la base y se lo volvió a meter a la boca. Yo estaba medio flácido, pero él empezó a beber de mí como si yo tuviera una chupeta en lugar de un pito y cerré mis ojos para dejarme llevar, esta vez a mayor velocidad antes de que me arrancara hasta los huevos. Y pronto sentí que me succionaba hasta el alma. Aaaahh. ¡Qué gran mamada, D.O! ¡Un puto talento! Sí, sí, sí. En honor a la verdad, se pagó como tres tatuajes ese día. Me escupió el semen en los zapatos.

Proyecto Haema [Fanfiction EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora