Mis cicatrices, desearía que las vieras,
señor sarcástico sabelotodo.
Cierra tus ojos y yo te besaré porque
compartiré con las aves este solitario paisaje.
(Red Hot Chili Peppers, Scar Tissue).
Fuente MafiOsita
Después de indagar por ahí, acabé con la dirección de un tatuador chino. Me dijeron que era el mejor de la zona, así que fui en su búsqueda. No pretendía encontrarme con aquel basurero, una tienda pequeña y sucia. La verdad, lucía más como un bunker que como un estudio de tatuajes. Lo peor es que en cuanto ingresé, me encontré con una pelea entre seis tipos.
—¿Quién es Kris? —levanté mi voz para que se oyera en medio de aquel escándalo. El hombre al que estaban golpeando me miró y durante unos segundos, todos se detuvieron, como si se tratara de una película de comedia.
—Si vienes a golpearme, deberás esperar tu turno —me respondió. Yo no tenía muchas ganas de esperar, pero intenté hacerlo. Sin embargo, tuve que intervenir cuando vi que el tal Kris no podía contra los cinco mafiosos que lo estaban vapuleando; no quería que le rompieran las manos o algo.
Vi una escoba y le quité la parte de las hebras para poder quedarme con un palo como arma improvisada y me sumé a la pelea. Tardé tres minutos en sacar a esos cinco matones de la tienda. Cerré el lugar para que nadie más interrumpiera y caminé hasta el tatuador mientras me alisaba la camisa blanca, esperando que no se me hubiera arrugado. No me gustaba lucir como un descuidado.
—Espero que no quieras golpearme porque después de ver lo que acabas de hacer con esos tipos, de seguro eres capaz de matarme —me dijo, aunque no parecía asustado. Extendí mi mano para ayudarlo a ponerse en pie.
—Quiero que me tatúes, me dijeron que eras bueno.
—Soy el mejor de la zona. También está Lay si quieres algo más colorido.
—Solo quiero que tatúes una palabra en mi brazo, eso es todo.
Me hizo entrar a su sala de trabajo. Estaba un poco desordenada, pero al menos olía a limpio. Planeaba golpearlo si su arte no era bueno. El tal Kris se limpió la sangre de su labio pasando su dedo pulgar a lo largo y en ese momento noté que mi compatriota no era mal parecido, todo lo contrario.
—Eres muy bueno luchando, me salvaste el culo.
—Sé artes marciales... Fue un honor salvarte el culo —lo miré.
—Para mi provecho, y gracias. ¿Qué palabra voy a rayarte? —preguntó mientras empezaba a sacar sus materiales de trabajo.
—Vendetta. —Kris dejó lo que estaba haciendo para mirarme a la cara mientras lucía un poco perplejo—. Significa venganza —le aclaré.
—Sé qué significa, es solo que... es la segunda vez que tatúo esa palabra en el brazo de alguien.
—¿Ah, sí? —me interesé.
—Le hice lo mismo al amor de mi vida.
—Ya veo... —me quité la chaqueta y levanté la manga de mi camisa blanca antes de acostarme en la camilla para que él trabajara mejor. El tatuador se acomodó en un pequeño banco a mi lado y después de limpiar mi piel, comenzó a trabajar.
—Así que... ¿de quién deseas vengarte? —cuestionó.
—De la persona que asesinó a mi padre —confesé. Comprendo que no es algo fácil de oír, tal vez por eso él dejó de tatuarme y volvió a poner sus ojos sobre mi rostro con esa mirada perpleja.
—¡Vaya! Al amor de mi vida le pasó lo mismo —empecé a dudar de que esa persona, «el amor de su vida», existiera en realidad. Tal vez solo era un presumido intentando llamar la atención.
—El amor de tu vida tiene mala suerte como yo.
—Empezó desde el momento en que me rechazó. Luego, tuvo un hijo y... ¿Tú tienes hijos?
—Robaron al niño que amaba como a un hijo. —El tatuador se levantó de inmediato, causando que el banco en el que estaba cayera. Miró hacia todo lado como un paranoico antes de animarse a preguntarme si eso era una clase de broma—. No bromearía con algo así. Solo acaba el tatuaje, ¿quieres?
—¿Cómo te llamas?
—Huang Zi Tao —contesté mientras lo veía caminar hacia una pequeña nevera, sacar una cerveza y comenzar a beberla.
—¿Eres chino? ¡Yo soy chino!
—Sí, lo sé. Y preferiría que no consumieras licor, quiero que me hagas un buen trabajo.
—Oh, estoy ebrio desde antes de que llegaras, no te preocupes —fruncí el ceño ante tal respuesta—. Tao, creí que había perdido la capacidad de sorprenderme hasta que te conocí a ti. —No entendí muy bien a qué se refería, pero tampoco me dio curiosidad por indagar, así que solo me relajé mientras él acababa su labor.
—¿Cuánto te debo? —pregunté al final. No me habían mentido, realizó un muy buen trabajo.
—Bueno —se quejó—, me siento mal por cobrarte porque me ayudaste con esas personas raras y porque te pareces al amor de mi vida. ¿Quieres? —me extendió su cerveza. Dudé en tomarla, pero al final acepté y bebí sin asco de probar su saliva.
—El amor de tu vida suena como a una mujer sofisticada. —Confieso que dije eso solo para sondear los gustos de mi coterráneo porque de verdad él tenía buen aspecto.
—Hombre —corrigió para mi alegría—, y no, sofisticado no es algo que lo defina, tampoco se parecen físicamente, a excepción de que ya sabes, tienen pene. Porque tienes pene, ¿cierto?
Eso me ofendió —¿Quieres ver?
—Bueno —ladeó su cabeza—, pero te advierto que hasta no tocar no creo, soy ateo y a las pruebas me remito.
—¡Ja! —reí— Que listillo —ironicé.
—El amor de mi vida me pagó ese tatuaje con una mamada, ¿sabes?
—¿Me estás cobrando lo mismo?
—¿Debería? —levantó una ceja de manera muy pícara, y vamos, yo tenía bastante tiempo siendo un soltero sin diversión. Además, ese loco frente a mí era bastante apuesto. Comencé a creer que sería divertido que me follara el tipo que me marcó la piel, sonaba como algo sexy en mi mente o tal vez era esa cerveza que comenzaba a afectarme, no lo sé, pero quise jugar.
—Te cobraría lo mismo por haberte salvado la vida. ¿Por qué te golpeaban?
—Creo que me acosté con la novia de alguno de ellos... Pero volviendo a nosotros... ¿cerramos deudas?
—No te andas con rodeos, ¿cierto?
—¿Para qué hacerlo? Oh, espera, ya entendí... Si quieres, te rodeo —sonrió.
No pude evitar reír. Lo miré en mis últimos momentos de debate interno y él caminó hasta su pequeño armario y sacó un preservativo.
—No lo sé —le dije con sinceridad—, si tienes un pene feo no me lo voy a comer; lo siento mucho, pero soy bastante clasista.
Él no tuvo ningún reparo en bajarse los pantalones y la ropa interior hasta las rodillas. Levantó su camiseta y se masajeó el miembro dos veces para conseguir una semi erección.
—¿Entonces? —me preguntó— ¿Te la comes o no?
¡Al demonio todo! Ese tipo estaba bueno en cada esquina, y después de ladear mi cabeza con la ceja levantada en signo de aprobación, bajé de la camilla y la palmeé indicándole que tomara mi lugar. Cuando se sentó, se colocó el preservativo y empecé a hacer lo mío con bastantes ganas.
—Eres muy bueno en esto, Tao —me acarició el cabello—. ¿Por cuánto tiempo puedes hacerlo? Suelo tardar demasiado.
Dejé su miembro para responderle. —Entonces dejémoslo aquí y acaba en mi trasero. Sería justo que disfrutáramos los dos al mismo tiempo.
—Eres un buen negociante —aceptó poniéndose de pie mientras yo bajaba mis pantalones.
Estaba bastante entusiasmado por tener sexo después de bastante tiempo. Me incliné sobre la camilla en la que me había tatuado y abrí mis piernas para facilitar la penetración. Gruñí mientras el tipo me acariciaba el trasero y pasaba un dedo con lubricante por mi ano. Eso se sentía bien. Lo que se sintió realmente pésimo fue cuando entró de una sola vez. Ah, no, a mí nadie me hacía eso. En dos movimientos me solté de él y pude aplicarle una llave que invirtió nuestras posiciones. Lo mantuve con fuerza contra la camilla amenazando doblarle el brazo si se movía.
—¿Te crees que son un robot? —le pregunté con mis labios pegados a su oreja y su espalda en mi pecho— Eso que hiciste dolió como el infierno, imbécil.
—Tal vez me entusiasmé de más...
—Eres un pésimo amante, ¿no te lo ha dicho el amor de tu vida?
—Creo que sí, pero no recuerdo si después de morderme el pito o romperme la nariz.
—¿Y aún no has aprendido cómo tener sexo anal? No te preocupes, te voy a enseñar.
—¿Eh? Oh, no. Puedes irte si quieres, el rol pasivo no es mi estilo, así que... —no pudo acabar porque le metí un dedo en el ano— ¡Agh! —se quejó.
—Escúchame bien: lo primero es dilatar bien a tu compañero. Para eso debes meter un dedo con el suficiente lubricante y dar masajes cuidadosos hasta encontrar la próstata. Tal como lo estoy haciendo yo... —él quiso revolverse pero ejercí fuerza y lastimé su brazo, así que volvió a calmarse— Si te duele un poco es porque no tengo lubricante, pero al menos lamí el dedo antes de meterlo. Si te mueves, te puedes lastimar...
—Entiendo, Tao... de verdad, pero no seamos rencorosos... Déjame de una vez, amigo.
—Un verdadero amigo vela por tu bien.
—¡Ah! —brincó.
—¡Oh! ¡Toqué tu próstata! —me alegré— Es hora de meter otro dedo y aumentar la velocidad —así lo hice. El tatuador sudaba bajo mi cuerpo y sin poder evitarlo, empezó a jadear mientras yo atacaba su interior sin piedad hasta que lo hice eyacular sobre su condón—. Tienes suerte de que el condón no hubiera estado en mi miembro porque te hubiera jodido mejor —informé antes de apartarme con un brinco. Me acomodé mis pantalones mientras él hacía lo mismo con los suyos y me lavé las manos mientras él botaba el condón. —Gracias por el tatuaje, Kris. Y no te preocupes, no tienes que agradecerme la lección —dije antes de retirarme.
Me estiré en la cama del hotel. Aaah, no follé nada, era una lástima porque me había entusiasmado, pero no iba a dejar que ese idiota me tratara sin ninguna delicadeza. Ni siquiera con Sehun (el motero que conocí una vez cuyo pene era el más grande que vi en toda mi vida), me había dolido así. Tampoco es como si tuviera sexo con cualquiera... Luego suspiré. Al margen de que siempre conocía hombres tontos y que estaba convencido de que no iba a encontrar nunca el amor, me sentía triste y enojado porque aún extrañaba a las personas que había perdido.
Continuará...
Edit MinJoo