Aló, aló, nene.
Tú llamas, yo no puedo escuchar nada,
no tengo servicio en el club.
Tú miras, miras...
¿Qué?, ¿qué?, ¿qué has dicho? (...)
Para de llamarme, para de llamarme,
no quiero pensarlo nunca más.
(Lady Gaga, Telephone).
Taemin rodeó mi escritorio y se arrodilló frente a mí, sujetando mis manos entre las suyas.
—Jongin, sabes que te quiero, te lo digo de todo corazón: debes dejarlos ir, a Kyungsoo y al bebé. Debes decirles adiós.
—No, Tae... no entiendes.
—Kyungsoo es una persona sumamente violenta, cariño, piensa las cosas con la cabeza en calma, de manera objetiva. Él es un tipo que me amenazó con un arma, viene y va de tu vida sin avisar, se ausenta semanas completas sin llamarte y luego, aparece de la nada, follan y vuelve a escapar. Esa no es una relación estable. Dices que está peleando por la custodia de Tae Oh, pero, Jongin, considerando todo, lo mejor para ese niño es estar con su madre; de seguro, ella no anda por ahí amenazando a las personas con armas de fuego. Dime una cosa, ¿a ti quién te asegura que estas semanas lejos, Kyungsoo no ha estado con esa mujer? ¿Quién te asegura que él no estaba contigo solo para que te hicieras cargo del niño?
—Tú no sabes cómo son las cosas, Taemin... Comprendo que solo quieres ayudar, pero no tienes idea de lo que estás diciendo, por ello es mejor que te calles.
—No puedo, Jongin, han sido muchos meses de verte deambular por la empresa como un muerto en vida. Eres mi amigo y te quiero, me duele muchísimo verte así. Yo he intentado apoyarte en todo, pero con el paso del tiempo, solo te veo más y más triste, de modo que ahora estoy realmente preocupado. No quiero que nada malo te pase. No quiero callarme cosas que pueden haber evitado una desgracia, debo decírtelo: Kyungsoo es un hombre agresivo, me parece peligroso y creo que estás inmerso en una relación violenta.
Tomé su rostro con ambas manos.
—No es así. Sé que lo parece, pero no es así... Soo jamás me haría daño, nunca. Estoy seguro de ello.
—He preguntado por ahí... la gente cree que él es un asesino. Dicen que liquidó a un hombre que golpeaba a su hijo... Además, se ha metido en un montón de problemas en bares.
—Es mentira que asesinara a alguien. Soo es un incomprendido, él ha pasado por mucho y admito que no tiene nada de inteligencia emocional, pero en su verdadero yo, es... es solo un niño asustado... Los problemas que te han contado solo fueron rabietas viejas, en su mayoría cuando era adolescente. Desde que está conmigo, no va a bares a menos que yo esté con él.
—Me duele verte tan cegado.
Me levanté y caminé hasta el sofá de la oficina. Miré a Taemin con su gesto frustrado intentando hacerme entrar en razón, según él, buscando lo mejor para mí, sin tener idea de la realidad. Entonces, tomé la decisión de contarle cómo había sucedido todo. Creí que si él lo comprendía, iba a entenderme más a mí y a Kyungsoo. Además, tenía la necesidad de hablar...
—Taemin... lo que pasa es que... Tae Oh es mi hijo biológico, mío y de Kyungsoo —inicié.
Cuando llegué a casa, sentía más ligero mi corazón. Había llorado lo suficiente en brazos de mi compañero como para terminar de sacar las cosas que más pesaban en mi alma. Hace tanto tiempo que Tae Oh no estaba en mi hogar que ya su olor había desaparecido... La fórmula de leche en polvo que quedaba caducó y tuve que tirarla a la basura. La ropa en el armario parecía cada vez más pequeña; Soo tenía razón, nada de eso le quedaría aun si volviera. A pesar de que cada mañana lo duchaba en mi mente y lo veía desayunar a mi lado, a pesar de que cada noche lo arropaba y lo dormía en mi propia cama, Tae Oh ya no estaba conmigo. Era parte de mi vida como una ilusión hecha de filosas brisas tibias que me herían y calmaban a la vez.
Miré su cunita vacía y no sentí ánimos de llorar. Durante meses, me atormentaron los «hubiera» y empecé a desechar cada uno de ellos como piedras que sacaba de una bolsa: Si no hubiera entrado a esa tienda, si no hubiera descuidado a Tae Oh, si hubiéramos alertado a las dependientas desde el primer instante, entonces tal vez él seguiría conmigo.
—No puedo cambiar el pasado, bebé —le dije a su fotografía—. Espero que estés bien, donde sea que te encuentres. Haber sido tu padre fue lo mejor que me pasó en la vida, mi Chocolatito... Te amaré por siempre, Tae Oh, Asher... mi pequeño Hippocampus.
Me di una ducha, tomé una cena ligera y me acosté a dormir, prometiéndome a mí mismo despertar mañana listo para continuar con mi vida después de perder a un hijo y a punto de perder a mi pareja.
A la una de la madrugada, recibí una llamada.
—¿Diga? —el sonido de una estruendosa música me golpeó el oído y me sacudió el sueño en un instante.
—¡Jongin! ¡En todo este maldito bar no hay nadie, ni una sola persona que sea tan sexy como tú!
—¿Kyungsoo?
—Y tampoco bailan tan bien como tú, mi Moreno.
—¿Dónde estás?
—Iré a ver a la pista...
—¿Kyungsoo, dónde estás?
Pero la llamada se cortó. Llamé un par de veces más y el ruido era mucho más fuerte. Lo escuchaba gritar que dejara de intentar comunicarme porque no oía nada, que estaba ocupado bailando. Ahí me convencí de que debía estar muy, muy ebrio porque Soo no baila nada. No podía solo quedarme a esperar. Me vestí y tomé el auto para ir por él. Pasé por el Hard Rock Beer, pero no lo encontré y era obvio porque la música que había escuchado no era del tipo que cantaría Ohorat. Revisé tres bares de la capital antes de localizarlo en una disco gay, besando a otro hombre...
En un primer instante, me paralicé... Kyungsoo colgaba del cuello de un tipo que nunca antes había visto, lo besaba y permitía que el otro lo estrechara de la cintura y saboreara su cuello. Cuando conseguí moverme, caminé hasta él, pasando a través de todas las personas que bailaban alrededor y una vez que estuve cerca, tiré de su mano.
—Soo...
—¡Jongin! —se lanzó a mi brazos— Mi moreno —me besó y pude sentir el olor a licor.
—¿Qué estás haciendo? ¡Te besabas con otro!
—¡Pero te quiero solo a ti, cariño! Te quiero, Moreno... —insistió besándome. El hombre que lo acompañaba tiró de su brazo, seguramente molesto porque parecía que yo se lo estaba quitando, aunque la realidad era otra; todo mundo lo sabe, que él era quien estaba con mi pareja y no al revés. Intenté explicarlo.
—Disculpe, es mi pareja. Está ebrio.
—Ven acá —insistió el hombre tirando de Kyungsoo, quien se revolvió soltándose y colgándose más de mí.
—Moreno, vámonos afuera a darnos sexo oral, como antes.
—Te llevaré a casa... —le indiqué. No estaba molesto con él. Después de todo, Soo se encontraba tan ebrio que ni siquiera era consciente de lo que hacía y aun estando así, me había llamado y se había lanzado a mis brazos en cuanto me vio. Él no era fácil de embriagar, debió haberse bebido como veinte tragos esa noche. Sin embargo, el hombre con el que había estado no parecía dispuesto a quedarse tranquilo y me empujó. Kyungsoo se volteó muy rápido y le partió la nariz.
—¡A Jongin no lo tocas! —le gritó. Yo me asusté. ¡Cielos! No había sido para tanto. Pronto, los amigos de ese tipo nos rodearon y mientras yo, nervioso, intentaba explicarles que mi novio estaba muy borracho como para pensar en lo que hacía, este se empezó a pelear con todos.
Tacleó a uno mucho más alto que él y lo empujó hasta la barra del bar. Otro tipo llegó por su espalda y lo sostuvo de los brazos, lo que Kyungsoo aprovechó para impulsarse y patear a dos hombres más. Cuando lo soltaron, tomó una botella de cerveza, la rompió contra la barra y continuó defendiéndose con ella. Sin piedad, la ensartó en el hombro de un tipo. Mientras yo gritaba que se calmaran, que se detuviera todo mundo, pero nadie me prestaba atención. Una persona me empujó cuando me metí en medio, intentando que ya nadie se acercara a Soo. Fue tan fuerte que me hizo caer, aunque no me lastimé.
Kyungsoo acabó de volverse loco y subió sobre una mesa para impulsarse sobre la espalda de ese tipo, quien dio varias vueltas intentando librarse, pero solo lo logró cuando cayó al suelo después de que Soo le golpeara en el oído con su puño. Los de seguridad empezaron a llegar, apagaron la música del bar, varias personas abandonaron el lugar antes de que alguien disparara o hubiera un herido de gravedad... Yo me levanté y me metí contra todos hasta que sujeté el brazo de Soo. Un murmuro general y un par de gritos se escucharon cuando él se volteó con el pedazo de botella dispuesto a desfigurarme la cara. Cerré los ojos al sentir el dolor del filo sobre mi mejilla. Una gota de sangre empezó a bajar antes de que él me reconociera y botara el arma improvisada.
—Jongin... —me abrazó— a ti no voy a golpearte.
Me apresuré a empujarlo hasta el auto antes de que llegara la policía y durante todo el camino a casa, estuve luchando para que dejara de tocarme los genitales. Una vez que llegamos, se lanzó afuera y cayó de rodillas vomitando en mi jardín.
—Me traes recuerdos de nuestros primeros días juntos —me quejé a la vez que lo levantaba y lo hacía pasar medio arrastrándolo antes de que despertara a todos los vecinos.
—Vamos, Moreno, no seas aburrido, baila conmigo. ¿No es lo que te gusta?
—Ve a ducharte, Soo... Estás muy ebrio.
—¡Yo no estoy ebrio! —exclamó subiéndose al sillón. Tenía sangre resbalando de su nariz enrojecida, alguien le había atinado un buen golpe ahí, y no solo eso, habían otras heridas más viejas adornándole el rostro; pero él, adicto a la adrenalina como era, estaba muy exaltado— Vamos, Moreno, canta conmigo —empezó a gritar una canción de... no lo sé, una de esas bandas que oía, creo Nirvana:
A mulato!
An Albino!
A mosquito!
My libido!
—Shhhh —me fui hacia él, abrazándolo de la cintura para evitar que cayera del sillón—. Vas a despertar a todos los vecinos. Cállate, por favor.
—Oh, por dios —me acarició el cabello—. Eres tan guapo, Moreno... Te daría hijos... Ah, no, eso ya lo hice —se carcajeó.
—Tienes los ojos tan dilatados como el gato de Shrek. ¿Te has drogado, Kyungsoo? ¿Fumaste marihuana?
—¡Qué va! No me gusta eso, me pone lento... —se acercó a mi cara sin pudor alguno— A mí me gusta rápido.
—¿Qué te has metido?
—¿Qué es... lo contrario de lo dulce, Jonginieeee?
—¿Lo contrario de lo dulce? ¿Ácido?
—¡TENEMOS UN GANADOR! —gritó extendiendo sus brazos.
—Sssh, ven acá... —lo levanté en mis brazos como si se tratara de un niño pequeño; por suerte, no opuso resistencia. Lo llevé a la cama y lo desnudé. Estaba lleno de golpes y moratones por todo lado, no solo en su rostro, el cual limpié con una toalla húmeda— Duerme, Hippocampus... descansa. Mañana hablaremos —lo besé en la frente.
—Me duele muchísimo, Jongin —se quejó.
—¿Qué duele?
—Aquí —se dobló sobre su estómago, sosteniendo la cicatriz de la cesárea—. No soporto el dolor... —se lamentó antes de caer dormido. Yo lo abracé, conmovido, hasta que me dormí también. Por la mañana, escuché golpes en mi puerta que me hicieron sobresaltarme.
—¡Jongin! —reconocí la voz de Baekhyun— ¿Estás en casa? ¡Jongin!
Cuando le abrí, entró empujándome al pasar. Chanyeol lo acompañaba y me miró con un gesto de disculpa.
—¿Qué pasa?
—Chen me avisó que tiene intervenido el teléfono de mi hermano y supo que anoche te llamó. ¿Te dijo algo? ¿Tienes idea de dónde puede estar?
—Esta vez sí porque está durmiendo en mi cama... —En cuanto lo escuchó, se fue corriendo a corroborarlo— No te va a hacer caso, Baek —informé mientras me dirigía a la cocina—, anoche estaba demasiado bebido y cayó inconsciente.
—Estás herido —observó Chanyeol antes de sujetarme la cara—. ¿Fue él? ¿Kyungsoo te lastimó?
—¿Eso es cierto? —preguntó Baekhyun saliendo de la habitación— ¡No puede ser verdad! Mi hermano jamás te haría daño.
—Fue un error, no lo hizo adrede.
—¿Estás seguro? —insistió Chanyeol.
—Claro que sí. —Les conté todo mientras preparaba café. Cuando Soo despertó, Baekhyun se encerró con él en la habitación. —¿Qué está pasando, Chanyeol?
—Chen nos avisó que Kyungsoo... Bueno, él hizo algo indebido y Baekhyun está enojado y preocupado. Quiere que deje de buscar a Asher y que se quede aquí contigo.
—Ojalá pueda convencerlo —suspiré—. ¿Qué hizo Soo? ¿Se metió en problemas?
—No me corresponde decírtelo, lo lamento; pero Jongin —bajó su voz y miró hacia la habitación como cerciorándose de que Baekhyun no lo escuchaba—, si Kyungsoo llega a ponerse violento contigo alguna vez, sal de aquí inmediatamente y ve a buscarme o a Baek, ¿de acuerdo?
—¿Qué quieres decir con eso? —Había sonado como una advertencia, era muy extraño.
—No tiene mucho control emocional, solo eso —agregó antes de beber un trago de café. Iba a insistir en conocer los hechos, pero Soo y su hermano salieron de la habitación, interrumpiéndonos. Baekhyun lo seguía, claramente frustrado, mientras Hippocampus se servía una taza de café.
—¡Kyungsoo, tienes que detenerte, demonios! Has llegado demasiado lejos y lo sabes. ¿En qué te has convertido?
—Cállate, me duele la cabeza.
—Quién sabe qué basura te has metido y desde hace cuánto. Al parecer, estoy rodeado de adictos —miré a Chanyeol bajando la cabeza y me sentí pésimo por él—. Lo siento, Yeol —se disculpó Baekhyun—. ¡Kyungsoo, por una vez en tu vida, escúchame! ¡Dime que no fuiste tú! Ten piedad de mis úlceras estomacales.
—No fui yo.
—¿Qué fue eso que no hiciste tú? —le pregunté y en la casa reinó el silencio durante unos instantes.
—Baek cree que golpeé a una persona que no lo merecía —informó.
—¿Qué persona?
—Alguien que creí relacionado con el rapto de Asher.
—¿Y no lo hiciste?
—Baekhyun —le habló a su hermano sin mirarlo a la cara—, estás consiguiéndome un problema sin sentido con Jongin, vete de aquí.
—¡Pero, Soo! —protestó mi cuñado.
—Chanyeol, llévatelo.
—Es verdad —dijo Chanyeol—. Ya lo viste, Baek, no hay nada más que podamos hacer... Vámonos.
—¡Déjame! —se sacudió— No me iré hasta que Soo me diga que va a quedarse aquí tranquilo. No sabes lo preocupado que estoy, incluso mi gastritis ha vuelto.
—Me quedaré aquí tranquilo —aceptó Kyungsoo mirándolo a la cara—. Ahora, largo.
—Habla conmigo en cuanto puedas —se despidió Chanyeol antes de salir.
Una vez a solas, nos mantuvimos desayunando en silencio. Pareció leerme la memoria justo antes de que abriera la boca.
—No voy a hablar de esto. No quiero, así que no me presiones.
—No lo haré, solo deseo que sepas que puedes confiar en mí, sea lo que sea, Kyungsoo. Somos pareja, puedes apoyarte en mí, ¿lo sabes?
—Usé drogas anoche y bebí demasiado... No soy como Chanyeol, no volverá a pasar. En realidad, no me gustan las drogas, es solo que... quería... olvidarme de todo durante un momento. No funcionó, nunca olvidé nada, por eso no me gustan las drogas, jamás funcionan.
—¿Puedes asegurarme que no volverás a usar drogas?
—Sí —me miró a la cara.
—Bien.
—Me quedaré más en casa a partir de ahora —murmuró bajando la mirada. Yo lo abracé.
—Esa es una buena noticia.
Pero no me bastaba, aún había respuestas que necesitaba obtener y estaba dispuesto a conseguirlas poco a poco. En especial aquel misterio que rodeaba todo lo relacionado con la desaparición de mi hijo. En cuanto me dieran vacaciones planeaba ir a buscar a Chen y a Suho si era necesario, pero ya no quería seguir estando al margen de sus investigaciones.
Continuará...
Fuente byunbasic