Crueldad, esclavitud, miles de asesinos están respirando.
Voltéate y corre. ¿No has sufrido lo suficiente?
Vende tu alma, dulce locura.
(Anna Tsuchiya, Blood on blood).
Jeon Jin estaba amarrado a su mesa de trabajo. Tuve que lanzar el cadáver de un tipo al suelo para darme espacio en mi labor.
—¿Dónde está Jeong Hyuk? —pregunté con calma mientras usaba una servilleta para limpiar un poco la sangre de mi rostro. Me había roto la ceja y la boca, no me rompió la nariz, pero me hizo sangrar demasiado.
Él rio —¿Qué te hace pensar que voy a decirte eso?
—Me lo dirás tarde o temprano, todo depende de qué tan alto sea tu grado de tolerancia ante el dolor...
—Puedes torturarme todo lo que quieras, no obtendrás nada de mí; creo en la causa. He visto lo que ha hecho Jeong Hyuk y es maravilloso. Tú mismo eres un milagro... un hombre que albergó vida —respondió con sus ojos brillantes de alegría—. Contra natura, Haema.
—¿De qué estás hablando?
—Daré mi vida por la ciencia. Algún día, seré recordado por ello.
Tuve que golpearle la boca para que dejara de decir estupideces.
—No tengo tiempo para tus tonterías. Dime dónde está Jeong Hyuk y acabemos rápido con esto... Me siento cansado —no mentía. Estaba agotado física, psicológica y emocionalmente.
—Jeong Hyuk... Aaaah, él está entre las sombras, pero pronto será reconocido como el dios que es, poseedor de una mente brillante.
Cerré los ojos y suspiré. Jeon Jin era una persona muy extraña: estaba completamente impresionado por los descubrimientos científicos de Jeong Hyuk, lo admiraba y sería muy difícil que me hablara de él, así que debía ir con calma porque eso me iba a tomar tiempo.
Pasé toda la noche torturándolo de diferentes maneras: golpeé sus oídos hasta hacerlos sangrar, coloqué lápices entre sus dedos y los apreté hasta hacerlo gritar, le arranqué todas las uñas de las manos y un diente, metí un par de agujas en su ojo derecho, lo llevé cerca de la asfixia cinco veces; pero él no decía ni una sola palabra... Tuve que cortarle un par de dedos de los pies. Entonces, su voluntad empezó a flaquear...
—Mátame, mátame de una vez —me suplicó mientras lloraba—. ¡Mátame!
—Dime algo de lo que pueda sostenerme... Lanza una pequeña cuerda para mí, Jeon Jin. No tengo tripas de animales para coser en tu estómago y no quiero intercambiar tus órganos con los del muerto que estuviste preparando... Solo terminemos con esto y te daré una muerte rápida, seré piadoso, te volaré la cabeza con una bala.
—No —susurró agotado—, nunca vas a encontrar a Jeong Hyuk—aseguró.
—Bien, dejemos a ese tipo de lado. Dime dónde está Asher. ¿Dónde está mi hijo?
—¿Es por eso que haces esto? —me preguntó con tono triste— ¿Por esa vida que albergaste? ¿Creaste lazos afectivos con él, como una madre?
—Asher es mío, me pertenece. ¿Dónde está?
—Eres maravilloso —murmuró—, incluso llegaste a amarlo. Fue el experimento perfecto. Me alegra haber formado parte de él.
—Escúchame, Jeon Jin, no tengo tiempo para esto, creo que te cortaré un dedo más —resolví.
—Puedes cortarme las piernas y los brazos. Me escucharás suplicando que me mates, pero nunca oirás dónde está Jeong... De todos modos, de nada te serviría... Haema no está con él.
—¿Haema?
—Tú lo llamas Asher —sonrió—, pero solamente es nuestro Proyecto Haema.
—Si no está con Jeong, ¿dónde está? —él contestó con un sonrisa más amplía que me hizo enojar y gritar— ¡¡¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁ?!! ¡¡¿DÓNDE ESTÁ?!!
Como seguía sin responder, corté dos dedos más, sin piedad alguna. Ahogué sus gritos con una toalla.
—¡¡MALDITO, MALNACIDO!! —respondió— Eres una puta como lo fue tu madre. ¿Cómo íbamos a prever que la misma noche de tu escape te ibas a acostar con el primer hombre que te encontraras en un bar?
—¿Cómo sabes eso?
—Ja, ja, ja, ja, ja. No tienes la más mínima idea de nada... Jeong Hyuk es Dios y Dios lo ve todo.
—Si él es un dios, yo soy el demonio que lo tirará de su trono —Jeon Jin rio con más ganas—. Y mi madre no era ninguna puta —lo golpeé.
—Tu madre era la peor de las putas y se merecía la muerte que tuvo... Dong Wan fue un completo imbécil.
—¡¡No hables de mi padre!! —exigí.
—Y Haema... Asher... ya no existe.
—¿De qué estás hablando?
—Él fue perfecto, Kyungsoo. ¡Perfecto! Un ser humano perfecto en todo sentido. Los primeros días, mostraba un apego tan claro hacía ti y el otro hombre con el que creció que no dejaba de llamarlos ni cuando dormía. Lloraba y lloraba llamando a sus padres... Luego, pareció comprender que su llanto no convencía a nadie y entró en una especie de mutismo como protesta. Se interesaba en los programas infantiles de la televisión y en la comida justo como cualquier humano de su edad... ¡Arghhh! —se quejó.
—¡HABLA!
—Me duelen los oídos, me siento mareado.
—¡DIME DÓNDE ESTÁ ASHER!
—Haema... tenía el desarrollo psicológico y emocional de cualquier niño de su edad... y el físico también.
—¿Por qué hablas en pasado? ¿Qué le han hecho?
—Debíamos constatar que todos sus órganos eran normales... Una vez que acabamos con todas las pruebas, ¿qué se supone que íbamos a hacer con él?, ¿criarlo en esa habitación, aislado del mundo? Era un desecho... El Proyecto Haema acabó cuando el niño pasó la última prueba...
Yo estaba de pie, mirando ese... no era un ser humano frente a mí, era una criatura malvada que sonreía mientras me contaba el modo en que mis torturas parecían solo un juego inocente en comparación al modo en que ellos estudiaron los órganos de mi hijo como si fuera una rata de laboratorio. Imaginé su cuerpo destrozado, su mirada sin brillo, sus datos en un expediente que fue cerrado al mismo tiempo en que sus restos fueron lanzados a la basura.
No sé cuánto tiempo pasó, pero en el momento en que abrí mis ojos, me encontré en una carnicería... El suelo era una piscina de sangre; me resbalé y caí de vuelta después de mi primer intento por reincorporarme. Creo que no había una parte de mi propio cuerpo que no estuviera manchado. Me quité la chaqueta y acomodé el arma en mi espalda, apiñé los cadáveres de los guardaespaldas sobre los restos de Jeon Jin que pude encontrar y los incendié para que fuera más difícil hallar las pruebas.
Cuando me estaba dando una ducha en el departamento de Chen, me lamenté por haber perdido todo mi control porque ahora la única persona que restaba por encontrar era el mayor culpable y quien se hallaba más escondido. Ya no tenía pistas, pero de algún modo, ni siquiera importaba... Ya no tenía a Asher.
Le aseguré tanto a Jongin que volvería a llenar sus brazos con nuestro hijo... ¿Cómo podría explicarle que ya no iba a ser posible?
Me lancé a la cama, ahora con ropa limpia. Me sentía acabado, pero por más que lo intentaba, no podía dormir.
—Papá —me llamó Asher, de pie al lado de la cama. Me sonrió cuando lo miré.
—Cuando sonríes te pareces a tu papi —murmuré. Él se frotó el ojito derecho y su labio sobresalió. Cada uno de sus gestos era una copia de Jongin en menor tamaño.
—Teño chueño —se quejó.
—¿Quieres dormir con papá?
Asher asintió y luego, escaló por la cama. Se acostó sobre mi pecho mientras lo abrazaba y frotaba su espalda. Era el modo en que le gustaba dormir desde que nació, escuchando los latidos de mi corazón y aliviándome con su ligero peso en mí... A veces, también jugaba con mi oreja antes de rendirse al sueño, sin embargo, esa vez no lo hizo, porque la almohada que lo reemplazaba no tenía manos. Tampoco pesaba como él ni roncaba como él, pero era lo único que tenía.
—Chocolatito —le acaricié la cabeza—, tenemos que ir a ver a tu otro papá...
Continuará...
No sé qué decir más que pedirles que no me odien mucho :(
Todo ha estado fríamente calculado desde siempre. Lo lamento.
Fuente Zeprimadonuts