Paraíso del Infinito Parte 1

136. La danza de la luna y el mar. (3)(R18)

Paraíso del Infinito de FanHarem.
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Arrojada casualmente sobre el colchón ligeramente firme como si no fuera la princesa mimada de la Tribu sino un saco de carne para ser probado por su avaro dueño, Yue gritó sorprendida por el trato que recibió. En lugar de considerar directamente que Nik estaba tomando un camino bastante 'violento' con ella como lo haría Hahn, tomó la experiencia con tranquilidad porque ya habían estado jugando y él no era más que generoso, no solo física sino también emocionalmente.

Y de nuevo, con una pareja preferida, incluso algo duro solo le traería un placer desenfrenado que hizo que sus montículos inferiores se estremecieran de anticipación, permitiéndose un orgasmo sorprendente pero de corta duración que brilló aún más en sus pliegues y finalmente cubrió su túnica con una región de humedad.

Sonrojándose de un carmesí profundo, sus adorables mejillas acarameladas se oscurecieron más en respuesta, solo pudo juntar las rodillas y hacer un puchero: "Oye, no... siempre soy así. Creo que realizar la danza de la luna y el mar me ha dejado ... sensible..."

Eso era cierto. Incluso Nik todavía se estaba recuperando de la agresión que bullía en su interior. No era ira, sino agresión pura y sin adulterar, como si solo quisiera moverse, desahogarse, reír e incluso dejar escapar uno o dos gruñidos salvajes. Opuesto a la creencia central de los maestros agua de ir con la corriente... La solo cree en una forma de agresión puramente bárbara, ya que ella era la madre amorosa del océano, pero también el cataclismo que podría arruinar a toda una civilización.

Esa es la esencia del control del agua que obtuvo.

Mientras tanto, para atar el océano, se necesita una luna. Un ser que podía aceptar todo lo que el océano tenía para dar desde su vida hasta su destrucción.

Al sentir la mirada acalorada de Nik sobre ella, Yue apretó y clavó los dedos en el colchón mientras se mordía el labio inferior. Si en aquel entonces Nik quería que ella diera el primer paso, esta vez quería lo contrario.

"Nik..." un cálido susurro escapó de sus labios mientras soltaba un gemido ronco, "No hagas esperar más a tu princesa... tu promesa... mantenla".

"Tienes toda la razón", Nik tocó su propio cuerpo. Rasgarse la ropa definitivamente sería un espectáculo excitante, pero... no se atrevía a rasgar el grueso abrigo o desvestirse en este momento. En cambio, optó por rasgar la ropa de Yue y desenredar su cuerpo una pieza de su ropa a la vez mientras enviaba su propio atuendo a su espacio personal.

Al verlo de repente desnudarse, Yue exclamó en voz baja. Ella echó un vistazo al anillo rojo alrededor de su antebrazo justo debajo de su codo izquierdo y luego lo tomó todo de una vez. Aunque la pausa evidente en el entrenamiento intensivo había dejado a Nik un poco más cincelado, Yue definitivamente vio un diamante en bruto en este momento, pero ya había una joya lista en su estado más perfecto.

Su mirada caliente y sensual se fijó deliberadamente en su erección palpitante que no bajaría ni un poco a menos que fuera la propia Yue quien la tomó para guiarla hacia un nuevo alivio.

Sin aguantar más, y sintiendo la necesidad de ser recompensado adecuadamente por la princesa por la que admitió que se quedó en la tribu, ahora que incluso los espíritus los habían recompensado, Nik se deslizó en la cama y empujó a Yue hacia abajo, impidiendo que ella jadeara juguetonamente de nuevo para despertarlo más, empujó sus labios firmemente contra los de ella.