E.S.D.E.A

Capítulo 46: Hermano Yun Qian, ¿Te gusta?

"Vuelve y descansa primero, es tu cumpleaños en dos días, sé feliz, si aún quieres algo, sólo menciónamelo..." La cálida respiración de Ye Junli bajó, tan cerca, mirando los ojos de Yun Qian que también eran suaves.

Yun Qian se avergonzó y se alejó de él sin hacer ruido, dándose la vuelta y cogiendo a Yiyou de la mano: "Yiyou, vámonos".

De principio a fin, parecía haber olvidado la presencia de Ran Chen.

Fue Yiyou quien sacudió su manga y preguntó: "¿No viene el hermano Ran Chen con nosotros?".

Al ver que Yiyou parecía tener hacia Ran Chen una actitud muy diferente a la suya, Ye Junli se enfadó un poco: "Todavía tengo algo que discutir con Ran Chen, ustedes vuelvan primero."

Yun Qian también lo ignoró, y se fue.

Cuando regresaron al Palacio Ye Shang, Yiyou le preguntó a Yun Qian con curiosidad e infelicidad: "Hermano Yun Qian, ¿te gusta?".

Su pequeña mano jugueteaba la taza de té en la mesa, su boca sonreía largamente, su pequeña cara mostraba su insatisfacción.

Yun Qian palmeó suavemente su cabecita con expresión de impotencia: "¿De qué estás hablando? ¿No has visto cómo nos ha hecho daño? ¡Cómo es posible que le caiga bien a mi hermano!".

Aunque Yiyou era joven, eso no significaba que fuera fácil de engañar y siguió insistiendo: "¡Al hermano Yun Qian sólo le gusta! ¡Hmph!"

Luego se enfadó y se fue corriendo a la cama.

Yun Qian le siguió y le ayudó a cubrirse con las sábanas, y luego, sin sentir sueño, se sentó a la mesa.

No pudo evitar pensar en el pasado con Ye Junli, y en ese momento, era como si hubiera retrocedido en el tiempo.

Lo mimaba, lo consentía y no tenía límites cuando se trataba de amarlo.

Sin embargo, aunque Ye Junli se había apiadado de sí mismo y había perdonado la vida a Yiyou, Yun Qian aún no estaba seguro de que fuera a perdonar completamente a Yiyou ......

Si Yiyou se quedaba en el Templo del Dios Asesino, todavía no era seguro después de todo.

Tenía que ayudarlo a salir.

......

Pronto llegó el día del cumpleaños de Yun Qian.

Cuando Yun Qian se despertó, una cálida nube blanca anaranjada se coló en su visión, aumentando su agradable estado de ánimo.

Ran Chen le había preparado un cuenco humeante de fideos Yangchun a primera hora de la mañana.

"Yun Qian, levántate y come, el santo soberano ha dado instrucciones de que hoy te lleve al mercado, y por la noche iremos a las montañas a ver las estrellas".

No importa cuán incómodo se sintiera Ran Chen en su corazón. Aunque le costara, no elegiría desahogarse en el cumpleaños de Yun Qian, fingió estar tranquilo, sus ojos sonreían.

"Bien, te molestaré para que cuides de Yiyou primero, y no vendrá con nosotros a la montaña hasta esta noche". Yun Qian miró a Yiyou, que seguía despierto, y se mostró un poco inquieto.

Ran Chen pudo ver su preocupación y le dijo tranquilizadoramente: "Yiyou es muy comprensivo, dejaré que espere a que vuelvas".

Sólo cuando terminó de hablar vio que Yun Qian suavizaba su rostro y comía sus fideos.

El calor densificó aquel rostro claro, pareciendo aún más embriagador.

Tras un momento de duda, Ran Chen sacó un puñado de peineta de jade de su bolsillo y se lo entregó cuidadosamente a Yun Qian: "Esto es para ti, feliz cumpleaños".

Yun Qian se sorprendió un poco, cogió el peine y preguntó con una sonrisa: "¿Por qué se te ha ocurrido regalarme un peine?".

Nunca había recibido un regalo de cumpleaños de nadie que no fuera de Ye Junli, y ésta era la primera vez que lo hacía, por lo que se sintió algo halagado.

Ran Chen sonrió y no contestó a la pregunta de Yun Qian, y luego preguntó tras él: "¿Te gusta?".

"Me gusta, claro que me gusta". Yun Qian era una persona que se satisfacía y conmovía con especial facilidad, y guardó la peineta de jade con alegría, preocupado por romperlo.

Por qué le dio el peine, tal vez fue la luz de la luna que se derramó una noche sobre el pelo negro como la tinta de Yun Qian lo que hizo que Ran Chen se volviera imparable a partir de entonces ......

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