Cien - Epílogo

8.5K 531 289
                                    

Gastón:

Ese día había sido uno de los peores de mi vida. Y no era para exagerar.

Por primera vez había sentido lo que era haber muerto y revivido gracias a los ángeles (paramédicos) que me auxiliaron. Cuando me desperté en la cama del hospital, Brisa estaba a mi lado, tomándome de la mano con fuerza y con la vista vidriosa. Recuerdo que cuando abrí los ojos ella se acercó a mi rostro y depositó un dulce beso en mi mejilla. Ese contacto que perduró minutos, me llenó de energía y supe que debía ser fuerte y luchar para salir adelante. No hacía falta que me dijeran que mi estado no era bueno, yo lo podía sentir.

No podía hablar porque estaba entubado. Pero verdaderamente no hacía falta que articulara nada, mi mirada transmitía un alivio enorme al verla sana y salva. La relajación me recorrió el cuerpo entero cuando me dijo que, como siempre, saldríamos adelante y estaríamos juntos sin ningún tipo de problema. Me hacía feliz tenerla ahí a mi lado, apoyándome como toda la vida lo hizo. Su energía positiva era algo que necesitaba tener cerca.

Me explicó lo que le había pasado y quise matar a ese loco, pero me contuve cuando me aseguró que estaba fuera de peligro. Fue ahí cuando noté su bata de hospital. Ella debía estar en su cama pero, como lo atrevida que es, con ayuda de Stefanía se escabulló en mi habitación. Mi cuñada se negaba a ayudarla y le decía a Bri que debía hacer reposo, pero todos sabemos lo terca que siempre fue mi esposa. Si le decías que no, la respuesta le entraba por una oreja y le salía por la otra.

Su rostro me gritaba que estaba satisfecha con que me despertara, pero sabía que estaba asustada por mí. Y lo entendía: fueron tres puñaladas graves. Con la poca fuerza que mantenía, apreté su mano para tranquilizar su preocupación y me recordó que me amaba. Dijo que sin mí no podría vivir y que estaba contenta de que al fin despertara. Seguía sin poder decir nada, pero mi mirada le lanzó un "te amo". Al ratito llegó Emma a mi cuarto y me sentí lleno en su totalidad. Tenía todo lo que más amé en la vida. Tenía todo lo que jamás pensé merecer. Porque mi familia era muchísimo más de lo que había anhelado siempre.

Ellos eran mi razón de existir y mi razón de sonreír. El simple hecho de tenerlos en la misma casa y poder compartir una risa, una mirada o una palabra me alegraba los días.

La familia estaba unida nuevamente. Eso que se había perdido cuando Isaac murió se recuperó en el momento en que todos nos enteramos de que, en realidad, estaba más vivo que nunca y libre de enfermedades mortales.

Lo habían amenazado y, como se asustó mucho por su familia, accedió a realizar una locura: fingir tener un tumor y su muerte. No lo juzgamos porque no teníamos derecho a hacerlo. Todos sabíamos que hubiésemos hecho lo mismo por nuestros seres más amados si nos hubieran dado esa como la opción "buena". A Isaac le decían que, si se atrevía a desobedecer sus órdenes, los demás cómplices se encargarían de que se arrepintiera. Pero no era verdad. No había ningún otro cómplice. Sólo era Matt. Resultó ser que a veces él se disfrazaba de mujer para confundirnos aún más.

Matt iba a llevarse a Brisa y a Kendall a otro país. Ya tenía las identidades falsas preparadas y los pasajes de avión comprados. Quería tener a Isaac con él porque pensó que Brisa lo perdonaría por las cantidades de malas pasadas si tenía a su hermano y le daba la sorpresa de que seguía vivo. Era su forma para que ella lo amara. Suena estúpido, lo sé. Pero eso era lo que Matthew tenía en su cabeza. Él no estaba nada bien.

Se entregó a la policía por voluntad propia y dio la dirección de donde había dejado a Kendall después de sacarla de la casa de mis padres. Esa niña era el motivo por el cual Stefanía era molestada. Matt quería a su hija para criarla junto a Brisa. Al principio, su plan era diferente: iba a sacar a Débora de la cárcel para que ambos se vengaran por lo que pasó la primera vez y para cuidar de Kend juntos (la hija que al principio no quiso y después sí), pero ella se negó y le dijo que no quería saber nada más de él. Matt se deprimió y dejó de molestarnos a todos por un tiempo, pero eso no significaba que dejara de espiarnos para entretenerse. Lo seguía haciendo y, la vez en que me peleé con Brisa por lo de Tiffany y ella me echó de la casa, fue cuando él se "flechó" por mi mujer. Según lo que dijo, lo conmovió el sufrimiento de Brisa y decidió que ella sería suya.

Las pistas que enviaba, (esas mismas que dejaron de recibirse) nos dirigían hacia su primer nombre: Bradley. Cuando Matt confesó todo, su sentencia quedaría a manos de un juez. Por suerte tuvo que soportar treinta años de condena por múltiples delitos. Uno de ellos era el asesinato de un oficial, ese mismo que cuidaba la casa de mis padres desde afuera.

La pesadilla terminó ahí, nunca más volvimos a ser molestados por nadie. Las cosas fueron mejorando con el tiempo. Key mejoró y Stef volvió a verse llena de vida. Toby tuvo una compañera y tuvieron muchos hijos.

En mi carrera todo fue perfecto y en la de Brisa también: yo tuve mucho reconocimiento y llevé mi fama a otro nivel. Y Brisa, a pesar de que se había vuelto a interesar en la música después de que se hizo conocida por vídeos que yo me encargaba de subir al internet, decidió seguir con su vida de empresaria y escritora. Sí, escritora. Publicó muchos libros a lo largo de los años pero, los que yo siempre tendré en mi corazón son los dos primeros: "Somos más que amigos" y "Siempre serás tú". Recuerdo que Bri no se decidía por qué nombre ponerle al segundo, pero al notar las cantidades de veces que nos repetíamos "siempre serás tú", se decidió por ese.

En mi relación con Brisa tuvimos altas, bajas, y muy bajas. Pero a pesar de todo supimos resolver los problemas que se interponían en nuestro camino y permanecimos juntos, apoyándonos el uno al otro en cada problema. En total tuvimos tres hijos: Emma, Jackson y Katherine. Tres preciosas almas de las que me siento muy orgulloso todos los días. Mis nietos también me llenan el corazón. Veo en ellos lo que veía en mis hijitos cuando eran pequeños.

Brisa falleció hace un año atrás, a los noventa años. Mi mente siempre recuerda que, la noche anterior, al acostarnos al dormir, me besó en los labios y me recordó que me amaba. Cuando me desperté y quise darle los buenos días, ella ya se había ido a la otra vida.

Fue un poco complicado vivir sin ella, pero tuve el apoyo incondicional de mis hijos, mis nietos y mi hermano Key.

Hace unas semanas tomé una decisión. Cuando se lo comenté a mi familia no estaban nada de acuerdo y se pusieron a llorar. Pero después de tanto insistirles, comprendieron que no podía estar más en la tierra sin la mujer que me llenó de vida.

En minutos una inyección me dejará dormido profundamente.

En minutos... volveré a encontrarme con ella.

—Nos vemos pronto, mi amor —susurro para después cerrar los ojos.


FIN

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now