Capítulo sesenta y siete

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Brisa:

Mamá nos avisa que nos esperará junto con los demás en la sala y, al cabo de unos segundos, cuando con Stef damos por seguro que ella ya llegó con toda la familia, abrimos la puerta por completo y nos echamos a caminar con tranquilidad por el pasillo, en donde al final, nos esperan nuestros prometidos. 

A la derecha, en la punta, Isaac espera a Stef. Y en la izquierda, también en la punta, Gastón me espera a mí. Las sonrisas de los chicos son claramente de felicidad y, aunque me dé un poquito de vergüenza el contacto de miradas y toda la atención que recibiremos, me siento sumamente feliz y emocionada. 

La mirada que conecto con Gastón en mágica. Sus ojos me reflejan tanto amor, tanto deseo, que quiero correr a sus brazos para poder unir mi boca con la suya. Pero tengo que controlar mis ganas y respetar la sencilla ceremonia que hemos preparado. Apenas llego, Gastón me toma de la mano y deposita un dulce beso en ésta. 

En minutos, todo lo que deseé desde que estoy con él se hará realidad. 

Gastón viste pantalones de jeans negros que acompañan una remera del mismo color, la cual se ciñe a su cuerpo perfectamente, haciendo que su pecho se marque, dándole un toque realmente sexy. Su perfume me inunda las fosas nasales de inmediato y cierro por cortos segundos los ojos, disfrutando del dulce aroma. Deposita otro beso en mí, pero éste último en mi cabeza. 

Los cuatro empezamos a dar un par de pasos hacia la sala, donde todos nos observan con atención y una sonrisa en sus rostros. Hasta inclusive Key, quien, según Gastón, iba a irse a la universidad hoy, pero se logró convencerlo para que se quedara una noche más. Puede que estén teniendo diferencias entre ambos pero es un lindo detalle que él se quede para acompañarnos en esta linda y mágica noche. Es especial.

Isaac y Stef son los primeros en ser casados por la mujer autorizada. La madre de Stef y mi padre son los testigos para ellos.

Mi alrededor es tranquilo y feliz. Hay una mesa a un costado de la ventana llena de comida y alcohol. En el centro de la sala hay otra mesa, pero más larga y rodeada de sillas. El mantel es blanco, al igual que las servilletas de seda. Los platos de un color casi gris y las copas de un color azul oscuro. En el centro hay velas de un color rojo, las cuales se encuentran todas encendidas. Del techo cuelgan algunos globos y en una punta yace una mesita mediana con una notebook encima y parlantes medianos a los costados. Veo luces parecidas a las de navidad decorando la mayor parte de la sala. Las luces de techo están absolutamente todas encendidas e iluminan todo, hasta el más pequeño rincón al ser demasiado fuertes. También, otro detalle que noto, es unas cuantas flores rojas dentro de jarrones blancos. 

Todo sencillo pero perfecto. 

Todos estamos esparcidos por la habitación. La abuela siempre fue de decir que le gustaba que la gente estuviera esparcida por todo el lugar para ocupar un poco más de espacio y que algunas partes no quedaran vacías. Eso es lo que también está pasando hoy. Todos ocupamos espacio para que la abuela no sienta que no le hacemos caso. Creo haberle preguntado el por qué de ello, y me había dicho que le gustaba de esa forma porque se sentía más protegida.

Toby también está presente en la sala. Se encuentra sentado al lado del coche de Kendall, observando con mucha atención a la mujer hablar. 

Me aferro al brazo de Gastón con suavidad y él me mira unos cuantos segundos para luego apartar la mirada y volver a centrarse en los novios. 

—No estés nerviosa —me susurra. 

—No lo estoy. 

—Siento un pequeño temblor en tus manos —replica con una sonrisa. 

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now