Capítulo sesenta y tres

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Brisa: 

La cena concurre con mucha charla y la música ochentera que papá quiso oír acompaña perfectamente el ambiente. Siempre me ha gustado la música de su época, me parece muy bonita.

En gran parte el tema de conversación es sobre las amenazas que recibo y todo lo que eso está conllevando. 

Todos tienen una pregunta para hacer. Inclusive Key, quien pensé que no diría nada de nada debido a su cara.

Mi abuela lucía mucho más preocupada que todos. Ella no tenía idea de que me estaban pasando cosas malas otra vez, así que tuve que ponerle al tanto de la situación. Los demás no se salvan de la preocupación, pero las primicias sobre mi jodida vida no les llegaba de golpe como a la abuela. Todos a excepción de ella sabían cosas, pequeñas piezas, pero sabían. 

No sé por cuánto tiempo duró el mismo tema de conversación pero, cuando ya me pareció pesado tener que pensar lo mismo, pedí que se cambiara el tema. Obviamente, antes de empezar a responder todas las inquisiciones de mi familia tuve que preguntarle a Gastón si podía hacerlo, porque me niego a tener que perder la apuesta que hice con él. 

Quiero ese pote de helado lleno de sabor a limón. 

Su respuesta fue que sí, que contestara porque ellos debían de saber más sobre la situación. Me dijo que no quería que ellos se encontraran desinformados del dilema por si acaso. 

El siguiente tema fue la confirmación de mi segundo embarazo. 

La mamá de Gastón y mi abuela no podían más de la emoción. Estaban super contestas, al igual que los demás. Recibimos muchísimos abrazos y besos de partes de todos, y se sintió tan hermoso el momento que no logré retener las gotas en mis ojos. Mis padres indagaban sobre qué nombre nos gustaría ponerle al niño o a la niña y, Gastón, se apresuró a decir que, de ser niña, tendríamos que pensarlo bien, pero de ser niño, lo llamaríamos "Isaac". 

Mi novio no me había consultado en ningún momento sobre la elección del nombre, pero la verdad es que no hacía falta. Obvio que me encantaría colocar a mi hijo el mismo nombre que su tío. 

A Isaac se le humedecieron los ojos en cuanto Gastón soltó la respuesta y, por un momento, pensé que se le escaparía alguna lágrima pero eso no fue así. Con esa simpática y única sonrisa, mi hermano parecía estar muy agradecido y emocionado. 

Las risas se hacen presentes en la mesa mientras casi todos cuentan anécdotas, y eso hace de la cena familiar un momento mágico. Me siento relajada con todos ellos a mi alrededor. Estoy alejada de los problemas y, aunque sé en el fondo que están conmigo aún y me van a acompañar a donde sea que vaya, la calidez de la familia me hace sonreír. 

Son buenas este tipo de reuniones. 

Mi hermano parece estar feliz y, aunque se lo vea medio pálido, sé que la está pasando genial. Y eso me hace el doble de feliz. 

Algo que había notado desde que nos sentamos a comer era una pequeña tensión, y seguramente la única que se había dado cuenta era yo, porque los demás parecían platicar animados sobre de diferentes temas. Key y Gastón intercambiaban miradas raras. De vez en cuando los observaba mirarse y se podía percibir la molestia, el disgusto. Por un momento me culpé por mandar a Gastón a hablar con su hermano. Sé que ambos discutieron y por eso la cosa está así. Mi novio no me dijo nada, prefirió charlar del tema después, en la cama, antes de dormir. Pero después me dije a mí misma que yo sólo le había dado un empujón a mi pareja para que aconsejara a su hermano menor, quien lo necesitaba mucho. Y si ellos discutieron, fue por algún tema en particular de ellos. No hice nada malo, sólo quise que se dedicaran un tiempo para ponerse al día. 

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now