Capítulo tres

10.6K 1.3K 56
                                    

Brisa:

¡Te he dicho que te quedes quieta o te dispararé!

No logro ver absolutamente nada. Todo está a oscuras, pero puedo percatarme de que hay alguien conmigo.

No sé en dónde estoy, ni con quién.

Mis manos están amarradas, mi cuerpo adolorido y estoy muerta de frío.

No sé qué es lo que está pasando. Tengo miedo. Puedo escuchar mis latidos del corazón, como si tuviese un parlante a mi lado.

¿Qué está pasando?

¡Te he dicho que te quedes quieta! —me gritan. Su voz se nota muy lejana. Sé que es una voz de mujer, aunque no estoy segura de quién se trata.

Estoy muy confundida.

¡¿Quién eres?! ¡¿Dónde estoy?! —pregunto, pero no obtengo respuesta alguna. Sólo silencio—. ¡¿En dónde diablos estoy?! —pregunto nuevamente, pero ha sido inútil, ya que por segunda vez, mi pregunta ha sido ignorada.

Comienzo a removerme incómoda. Me estoy desesperando.

¿Qué parte no comprendes cuando alguien te dice "quédate quieta"?

Oigo los crujidos de una escalera. Sea quién sea, está bajando la escalera y algo en mí, presiente que no pasará nada bueno.

El miedo me carcome.

Quiero saber ahora mismo, en dónde carajo estoy. ¿En dónde está Gastón y Emma? ¿Quién es esa mujer? ¿Qué ha sucedido? No recuerdo cómo es que llegué aquí. Agh.

Mis latidos del corazón se aceleran al oír el seguro de una pistola. Dejo de moverme al instante de oír ese sonido. No porque quiera dejar de moverme, sino porque mi cuerpo se ha quedado atónito y perplejo.

Las luces se encienden de golpe, dejándome ver el rostro de Debora frente a mí.

¿Me has extrañado?

Mierda. Mierda. ¡Mierda!

Está apuntándome con un arma.

Me regala una sonrisa que en definitiva, asusta a cualquiera. Se da la vuelta, llevando ambos de sus brazos a su espalda.

Mi atención se centra en el maldito revolver que lleva en su mano derecha, pero de inmediato presto atención a mi alrededor. Es la misma casa en la que he estado aquella vez que me secuestraron. ¿Cómo es que he llegado aquí y por qué no recuerdo nada?

¿Ves eso? —señala—. Ahí es dónde mataste a Matt. Lo recuerdas, ¿verdad? ¿No te sientes mal por haberlo matado?

Fue en defensa propia.

Pero lo mataste. Mataste a tu querido amigo —me dice.

Él era un maldito falso y traidor.

Y el que él haya sido un traidor, ¿te daba el derecho de haberle lanzado de las escaleras?

Me quedo callada por unos cuantos segundos.

Fue en defensa propia.

Sea en defensa propia o no, ¿no te sientes mal por haberle quitado la vida a alguien? A alguien que había sido una persona muy importante para ti.

Me quedo callada por segunda vez.

Me sonríe maliciosamente.

Pobre Matthew. ¿No crees? Era un chico joven, y tú le arrebataste la vida.

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now