Capítulo cincuenta y cuatro

5.1K 375 75
                                    

Brisa:

Pierdo la noción del tiempo cuando me quedo casi dormida con la cabeza apoyada en el hombro de Gastón. Es como si mi cuerpo se hubiese quedado dormido por completo pero como si mente no. A veces me pasa, pero generalmente me suele pasar cuando estoy estresada. Como ahora. 

Fue un largo día. 

Fueron muchas cosas que afrontar. 

Fueron muchas cosas por aceptar. 

Me siento tan agotada. Tengo la sensación de una buena falta de descanso, y eso que anoche logré dormir bastante bien. Pero creo que eso no tiene nada que ver cuando tienes un pésimo día. La única parte buena que rescato de estas veinticuatro horas es el almuerzo con Gastón, y por más que la charla entre ambos no era sobre un tema muy feliz, destaqué la sensación de familiaridad y protección que me brindó el momento. Estaba con Gastón, Emma y Toby y aquello era perfecto porque todos estábamos juntos y yo amo estar reunida con la familia porque me hace sentir bien. 

Pero si lo pienso bien, también puedo rescatar mi reconciliación y la charla con Isaac de hace un rato, antes de que se volviera como loco, por supuesto. 

Todavía sigo anonadada por lo que pasó hace rato. La reacción de Isaac nos tomó a todos por sorpresa. Algo tan poco particular de él causado por lo que tiene. Nosotros sabíamos lo que podía llegar a pasar en base a lo que padece. Pero imaginarlo y pensarlo es algo totalmente distinto a que en realidad pase. Fue una escena que mi mente proyectó, proyectó y que aún proyecta  y que no me deja conciliar el sueño ni por un rato. 

Ahora siento que, por más que las acciones malévolas e impacientes de mi hermano me asustaran a tal punto de largarme a llorar, quiero estar con él al lado de su cama para poder cuidarlo y pasar lo que le quede a su lado. Pero no puedo porque no me dejan. 

Los doctores no me lo permiten porque dicen que a veces este tipo de reacciones pueden ser peligrosas. Y sí, lo entiendo. Pero lo que no soy capaz de comprender es por qué ahora lo es si él está durmiendo. 

Isaac fue sedado en cuanto los enfermeros entraron al cuarto después de que se le desatara aquél arrebato de ira. Gastón me confesó que logró escuchar un par de palabrotas que asegura que salieron de la boca de mi hermano en cuanto salimos. Yo no oí nada malo pero mi novio dice que ocurrió en el momento en el que yo le preguntaba si se encontraba bien luego del fuerte impacto que sufrió. 

Su espalda estaba algo colorada y también con algunas pequeñas astillitas clavadas en la piel de la misma. Pero no era nada grave. Ahora la única secuela que Gastón padece es la piel rojiza y algunos rasguños. Yo misma me encargué de sacar las astillas en el auto porque él no quería que ninguna enfermera se las quitara. Se excusaba con que no era nada que necesitara la ayuda de un especialista, así que, para que no las siguiera teniendo me ofrecí para ayudarle a quitar la molestia de los vidrios. 

Me encargué de preguntarle cómo estaba después de lo que Isaac hizo. Gastón se limitó a decirme que estaba bien, que no le dolía mucho y que estaba algo impactado por la reacción de su cuñado. Le pedí que no se molestara con mi hermano debido a que él no controla lo que le pasa. Gastón sabe que el Isaac que todos conocemos realmente jamás haría tal cosa, pero me aseguró que no va a permitir que otra vez vuelva a ocurrir lo de hoy debido a que no sólo yo estuve expuesta a un daño, sino que nuestra hija también. El jarrón nos pudo haber lastimado de haber impactado contra nosotras. Y de haber ocurrido eso no sé cómo me sentiría. Sería algo más para intentar superar, y ya tengo demasiado en la lista como para agregar otro inciso más.

Mamá y papá se encargaron de consolarme después de que les conté todo lo que estaba pasando. No sé por cuánto me mantuve en sus brazos, pero sé que necesitaba muchísimo un abrazo de esos. Un abrazo de ellos. Anhelaba sentir esa calidez familiar.

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now