Capítulo noventa y ocho

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Brisa:

Que Gastón me dijera que nuestro vuelo a París saldrá dentro de unas semanas me ha dejado sin poder dormir de la emoción, pero lo bueno (y menos mal) es que no me siento cansada para ir a trabajar. Esa será nuestra forma de celebrar la luna de miel que tanto he anhelado. He visitado pocos países, y Francia es uno de los que jamás he pisado.

Será toda una aventura. Lástima que Tobías no puede ir con nosotros. Espero que no nos extrañe demasiado.

Después de lo de Isaac, habíamos decidido esperar un tiempo antes de celebrar nuestro matrimonio por respeto a mi hermano y a Stef. Y también porque no carecíamos del ánimo suficiente como para salir de viaje a disfrutar.

—Realmente no es necesario que me lleves todos los días —replico y muerdo una tostada con manteca.

—Obviamente es super necesario. Ya te dije que te tengo que cuidar.

No objeto nada porque sé que no lo haré cambiar de opinión. Prefiero no malgastar saliva. Pero recordar algo que me dijo ayer en la tarde me hace dudar por un momento y cambiar de opinión:

—Gastón —le acaricio el pelo y me da un beso en el brazo. Me mira a los ojos mientras le da la mamadera a Kendall—. ¿Puedo pedirte por favor que te quedes a dormir y que me dejes ir sola a la empresa? —observo las pequeñas heridas de su rostro.

Frunce el entrecejo y arruga la nariz por cortos segundos.

—No —niega—. Obvio que no. ¿Por qué haría eso? ¿No quieres que te acompañe?

—Creo que será mejor que te quedes a dormir.

—¿Pero por qué?

—Porque quiero que estés super descansando y con buen ánimo cuando hoy vayas a ver a Key a la institución.

Key fue diagnosticado con esquizofrenia. Resultó tener lo que pensábamos.

Ayer en la noche, Jessica y John le pidieron a Gastón que se sentara en la sala porque tenían que hablar con él. Mi esposo me pidió que tomara asiento a su lado porque sabía que era algo referido a su hermano y quería que yo estuviese presente para apoyarlo a cada segundo. Cuando Gastón oyó el diagnóstico, no se sorprendió. Pero cuando su vista se detuvo en la mía, supe que le había dolido bastante oír las palabras de sus papás.

Ambos mantenían lágrimas en las mejillas, pero él no. Sólo se quedó callado oyendo lo que restaba de la noticia. Mi mano descansó en su espalda todo el tiempo, pero él no parecía percatarse mucho de eso. Estaba bastante sumido en sus pensamientos, intentando ser fuerte.

Cuando estábamos por dormir, antes de decirme sobre los pasajes de avión, me comentó que decidió ir a hoy a visitar a Key. Según lo que sé, mi cuñado quiere verlo y disculparse, aunque al parecer no se acuerda de ninguna de sus acciones. Los médicos dicen que (según la investigación que se hizo), el intento de ser un homicida fue causado por varios síntomas: voces, enfado, delirio, agresión, falta de autocontrol, entre otros más.

—Voy a estar bien.

—Cuando uno está cansado es más sensible a muchas cosas.

—Voy a estar bien —repite—. En serio, Brisa.

—¿Quieres que te acompañe? Me gustaría estar contigo.

—No —se apresura responder—. No quiero que tú entres a un lugar como ese. Y menos que lo veas todavía. Al menos, por ahora no.

—También intentó matarme.

—Ya sé —se tensa, incómodo—. Pero de verdad, aún no quiero llevarte allí. Quizás la siguiente vez.

Siempre Serás Tú #D2Onde histórias criam vida. Descubra agora