Capítulo trece

8.6K 1.2K 61
                                    

Stefania: 

—Despierta —me dice en un leve susurro y sacude mi cuerpo con cariño—. Stef, despiértate —abro los parpados y me encuentro con Isaac. Está sentado en el suelo, al lado del sofá. Me habré quedado dormida mientras esperaba a que él llegara a casa. Froto mis ojos y me incorporo para que él pueda sentarse conmigo. 

Me atrevo a ver la hora: son casi las doce treinta.

—¿En dónde estabas? Te he esperado hasta quedarme dormida. Me he preocupado mucho por ti —apoya su espalda en el respaldar del sofá.

—Ya sé. He salido a caminar, estaba bastante enfadado contigo. Necesitaba pensar. 

—Sabes que si peleamos debemos intentar solucionar las cosas en el momento. ¿Te das una idea de lo preocupada que estaba por ti? 

—Perdona, pero como te he dicho; necesitaba pensar. Necesitaba entender por qué no podías decirme que tenías un pendrive con un vídeo de él. Y, siéndote sincero, aún no comprendo.

—¿Por qué no puedes confiar en mí, Isaac? ¿Por qué tienes tanta necesidad de saber el por qué de que tenga un vídeo de él? ¿Temes que le siga amando? ¿Es eso? Matthew está muerto y después de todo lo que ha pasado, he dejado de quererle. ¿Acaso te sentías amenazado? —tomo su mano—. Tú tienes que creerme, no puedo decirte nada. Quiero hacerlo, créeme, pero no puedo. ¿Podrías confiar en mí? —le miro directo a los ojos. Quiero que conectemos nuestras miradas. Quiero que me mire directo a los ojos y que diga que me cree. Necesito saber que él confía en mí. Se tarda en responder. Agacho la mirada y me levanto del sofá—. Con tu silencio lo has dejado todo claro...

Me voy a la habitación de Kendall. Le observo dormir por unos segundos y me voy hacia mi cuarto. Me meto en la cama y me cubro con las mantas hasta la cabeza. Puedo sentir los pasos de alguien. 

—Oye, espera... antes de que te duermas... —comienza a decirme.

—¿Qué? —mantengo mis ojos cerrados, no quiero mirarle—. Deberíamos seguir hablando.

—¿Qué sentido tiene, Isaac? Has dejado en claro que no me crees. Has dejado en claro que no confías en mí. 

—No, Stef. Confío en ti. Si no puedes decírmelo ahora, está bien. Pero, ¿crees poder hacerlo algún día? 

—Supongo —digo al pasar de los segundos. Siento cómo me destapa un poco.

—Bien... Ahora sí, no discutamos más —se queda callado por unos cuantos segundos—. ¿Me das un beso? —pide y no tardo en sonreír. 

Supongo que ya estamos bien. Detesto cuando discutimos. Por suerte no lo hacemos muy seguido, pero cuando ocurren situaciones como las de hace unas horas, me hacen sentir realmente mal. No tardo en unir mi boca a la suya. Nuestros besos se intensifican cada vez más. No me había dado cuenta de que ya no tenía mi remera puesta hasta sentir sus manos deslizarse por mi espalda hasta la parte baja de ella. Isaac me sienta encima de él.

—Te amo —susurra contra mis labios. 

(...) 

Brisa: 

—¿Vas a decirme adónde me llevas? —le pregunto por milésima vez. No sé por qué sigo intentando que me lo diga. 

—Brisa, ¿podrías dejar de preguntar eso? Te he dicho que luego verás. —De seguro le estoy cansando con mis preguntas.

—Me mata la curiosidad —le explico—. Al menos dime cuánto falta para llegar. 

—No sé, supongo que una media hora.

Siempre Serás Tú #D2Où les histoires vivent. Découvrez maintenant