Capítulo catorce

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Brisa: 

Me despierta un fuerte ruido. Creo que algo se ha caído. 

Cuando miro a mi costado, veo que Gastón aún está dormido. Me sorprende que no se haya despertado, ha sido un sonido bastante fuerte. 

Miro el reloj de mi celular. Son las tres de la madrugada. Salgo de la cama y voy  directo hacia el cuarto de Emma. Quiero asegurarme de que ella esté bien.

 Me sorprende encontrar la luz de su habitación apagada. Siempre que vamos a dormir, dejamos una lampara encendida. Me apresuro a encenderla y cuando lo hago, mis ojos se abren como platos. 

Esto no puede estar pasando... 

—¿Qué haces tú aquí? ¡Dame a mi hija! —le digo. Debora tiene a mi niña en brazos. La loca está sentada en el sillón que está en el cuarto Em, justo al lado de la ventana—. ¡Dame a mi hija! —vuelvo a decirle, pero esta vez, con un tono mucho más elevando y amenazador.

¿O qué? ¿Qué harás? 

Deja a mi hija —vuelvo a decirle—. ¡Que la dejes!

¿Sabes en qué estaba pensando? —acaricia la mejilla de mi beba. Quiero ir quitársela de los brazos, pero no puedo. Estoy clavada al piso. No puedo moverme. ¡No puedo moverme! 

No me interesa.

Creo que deberías de darme las gracias.

¿Qué? ¿Por qué debería hacer eso? —frunzo el entrecejo.

Porque gracias a mí, tienes una hija. Porque gracias a mí, estás con Gastón —Le observo sonreír—. ¿Recuerdas la vez en la que contestaste el teléfono de Liam? —me mira y me sonríe. Hago el intento de moverme, pero sigo sin lograrlo. ¿Qué mierda está sucediendo? Esto no es un sueño. No puede ser un sueño. Todo se ve muy real. Puedo ver y oír a la perfección—. Ja. Por supuesto que lo recuerdas. ¿Cómo podrías olvidar eso? Ese día casi te matas.

Tú casi me matas —le corrijo—. Tú fuiste parte de eso.

Error. Ese fue Matthew. Él cortó los frenos de tu auto, no yo. 

Pero tú fuiste quien le dio la orden —le digo. Sigo con el intento de moverme, pero aún no lo logro. 

Segundo error. Yo sólo le pedí que te diera un susto, sólo eso. No le mandé a cortar los frenos de tu auto —besa la mejilla de Em—. El punto es que deberías darme las gracias. —Le miro con las cejas fruncidas—. Si no hubiese marcado el número de Liam, tú no te hubieses enterado de la "infidelidad" —hace comillas con una de sus manos— que él tubo hacia ti. Cuando pusiste punto final a tu relación con él, empezaste a acercarte mucho más a Gastón, ¿no es así? 

¿Qué te importa? ¡Debora, dame ahora mismo a mi niña! —Me mira con expresión de enojo.

No vuelvas a llamarme por mi nombre completo, ¿oíste?

¡Que me des a mi hija! 

Y, ¿por qué no vienes a tomarla tú? —me mira de pies a cabeza—. No puedes moverte, ¿no es así? —se ríe—. Eres un imán de mala suerte, niña —me dice.

Y tú eres una loca —le digo y parece molestarle. 

Tú una roba novios —frunce el entrecejo. 

Dame a Emma. 

Y, ¿qué pasa si no te la doy? 

Debora, ¿es en serio? Es una bebé. ¡Como le toques un pelo te voy a...! me interrumpe. 

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now