Capítulo treinta y siete

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Brisa:

Liam me cuenta detalladamente sobre su vida a pedido mío. Y aunque necesito distraerme con lo que sea, por más que intento prestar atención a lo que él me cuenta, no logro concentrarme en absolutamente nada. Sólo escucho que me habla, pero mi atención no depara en su vida, sino que en mis problemas. Como de costumbre, el distraerme de lo que me ocurre no se me es algo tan sencillo.

Por un momento me planteé la idea de tomar el tema de la enfermedad de mi hermano con indiferencia pero, ¡vamos!, ¿cómo voy a hacer algo así? No puedo por más que quiera y no creo que sea lo correcto en absolutamente nada. Sé que ya no quiero tener que sentirme mal por nada de lo que me pase ya que estoy cansada de eso pero, él es mi hermano, por más fría que quiera intentar ser, no voy a lograr soportar lo que pasará en cualquier momento. Además de que eso no me serviría de nada, la indiferencia no es algo muy bueno.

¡Diablos!

Tengo miedo.

Estoy asustada. 

Estoy aterradísima por lo que sé que pronto tendré que afrontar.

No quiero perder a una de las personas que más significado tiene en mi vida. Lo conozco desde que tengo memoria, crecí con él, y el hecho de pensar que pronto no le veré más me duele muchísimo. Tengo el corazón destruido a causa de lo que me he enterado. Pero no sólo pienso en mí, sino que también pienso en mis padres, en nuestros abuelos, en Emma y, por sobre todo, en Kendall y en Stef. 

No quiero que ella crezca sin Isaac porque, a pesar de que no es su hija de sangre, eso no significa que no lo sea. Y con respecto a Stef, sé que ella quedará destruida. De hecho, su corazón ya ha comenzado a partirse en miles de pedazos. El dolor ya ha comenzado a apoderarse de su voz, de su cuerpo y el golpe que enfrentará luego, no será nada suave. Stefanía también pasó por demasiadas cosas hace un tiempo con respecto al traidor de Matt, no necesita tener que perder a otra pareja que tenía mucho significado para ella. Bueno, que aún tiene importancia y, pase lo que pase, siempre lo tendrá.

Yo sé que todos en algún momento partimos de este mundo, y sí, a eso lo acepto. Pero lo que no acepto para nada es que mi hermano mayor parta de este mundo siendo tan joven y teniendo mucho por vivir aún.

Siento que Liam me observa desde que le pedí que me hablara de él. Sinceramente le estoy haciendo perder el tiempo porque no le estoy prestando nada de atención y, debido a esto, me siento un poquito culpable. El tan dulce aceptó a venir cuando se lo pedí, me escuchó llorar y llorar por un largo rato, accedió a oír sobre mis malditos dilemas, y yo, sin embargo, le pago mirando la pared y perdida en mis asuntos. 

Giro mi cabeza para verle y, cuando lo hago, me regala una pequeña sonrisa. 

¿Por qué me sonríe? De seguro cree que le estoy oyendo hablar sobre él.

Soy una malísima ex.

Aparto la mirada de él y niego con la cabeza.

—Lo lamento —musito—. De veras lo lamento.

—¿Por qué? ¿Por no prestarme atención? —dice, y mi mirada vuelve a deparar en mi ex.

—¿Por qué crees que no te estoy prestando atención? —elevo las cejas.

—¿De veras quieres que te responda? ¿No es demasiado obvio? —contesta. 

Asiento.

—Porque soy demasiado obvia —digo aún asintiendo. 

—Sí, también por eso. Pero aún más porque te he hecho un par de preguntas sobre algunos temas y tú no me respondías. Se sentía como si tú estuvieras en alguna especie de trance o algo por el estilo.

Siempre Serás Tú #D2Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon