Capítulo treinta y seis

7.4K 700 110
                                    

Brisa: 

Tres golpes en la puerta captan mi atención, alejándome por tan sólo un momento de mis no tan positivos pensamientos. Me levanto del sofá, peinando mi cabello hacia atrás, recorriendo el poco camino que tengo hasta llegar a la puerta, sintiendo una incómoda y horrible sensación en el pecho; de esas sensaciones que te hacen preguntar si las cosas se pondrán bien o no. Presenciando ese sentimiento de miedo.

Me tomo mi tiempo para girar la llave y el picaporte y, cuando termino de hacerlo, abro la puerta, encontrándome con la única persona que hoy parecía estar disponible para escuchar sobre uno de mis problemas. Y no estoy refiriéndome a mi corazón roto, sino que estoy hablando sobre salud de mi hermano, Isaac. 

Le regalo una desganada sonrisa, provocando que él dirija su mirada hacia ella. Sus ojos dejan de posicionarse sobre la sonrisa cargada de tristeza y preocupación, y terminan posándose en mis ojos, los cuales de seguro deben estar rojos e hinchados, no sé; no tenía ganas de ir hacia el baño a mirarme en el espejo.

Veo que sus ojos vuelven a fijarse en mi mirada, y él no tarda en regalarme una pequeña y linda sonrisa. Una sonrisa que, al conocerlo desde hace tiempo, sé que se ha formado al verme de la manera en la que estoy. No es una sonrisa de felicidad, no, sino que es una de esas sonrisas tímidas y cubiertas de preocupación por la persona a la que intentas consolar. Una de esas sonrisas que tienden a hacerte creer que todo estará bien. Pero en este caso, esa sonrisa no funciona en mí, dado a que sé que las cosas no se pondrán bien con respecto a la salud de mi único hermano. No es un pensamiento nada positivo, lo sé, pero no hay manera de ser positivos a esta altura.

Los ojos se me cristalizan al pensar en lo que está ocurriendo con Isaac, y de inmediato agacho la mirada, haciéndome a un lado para que Liam se adentre en casa. Intento luchar con las lágrimas que luchan contra mí para escaparse de mis ojos, dado a que no quiero que me vea llorar por segunda vez en estos días. Para mi suerte mis intentos son bastantes buenos, pero sé que en cualquier momento de la noche, cuando le cuente sobre lo que le está sucediendo a una de las personas que más amo en este mundo, las lágrimas serán mucho más fuertes de lo que yo soy, y se escaparán de mis ojos para dejar en claro cuán mal estoy. 

—Me ha sorprendido mucho que marcaras mi número, Brisa —dice, mirándome a los labios. Se acerca a mí cuando termino de cerrar la puerta con llave, con la mirada aún en mis labios. Cuando se encuentra a tan sólo unos pocos centímetros de mí, yo levanto la mirada hacia sus ojos, dado a que Liam es mucho alto que yo, y por un momento, cuando veo que su rostro se acerca al mío, pienso que sus labios depararán en mi boca. Me echo un poco hacia atrás, dejando en claro que pensaba que él iba a besarme. Sus labios se entreabren, como si fuese a decirme algo, pero a los segundos, su boca se cierra por completo. Me mira directo a los ojos, baja otra vez su mirada a mis labios, y el pensamiento de que planea besarme vuelve a surgir en mi mente. Pero eso no es lo que sucede; tan sólo planta un pequeño y cálido beso en mi frente. 

—¿Ah, sí? —pregunto, cuando se aleja de mí y va camino al sofá, tratando de alejar el recuerdo de que he dejado en claro que en mis pensamientos rondaba la posibilidad de mi ex quería besarme. 

—Sí, no creí que fueras a utilizar nunca mi número de teléfono. 

—¿Por qué ese pensamiento?

—Porque tienes muchas personas con las que puedes hablar sobre lo que te ocurre; por eso es que no creí que fueras a utilizarlo. Además, ¿por qué irías a llamarme a mí? Ya no somos tan unidos como antes, dudo que me tengas confianza después de tanto tiempo —me dice, y parte de mí siente cierta nostalgia. Perdimos bastante el contacto, y el recordar lo unidos que eramos en el pasado, provoca que sienta un poco de nostalgia. Extraño esa unión entre ambos. 

Siempre Serás Tú #D2Where stories live. Discover now