Capítulo dieciséis

8.5K 1.2K 97
                                    

Brisa:

Me coloco el zapato que me falta para ir a trabajar. Detesto tener que usar tacos a tan temprana hora. Quisiera ir a la empresa con ropa informal, en vez de tener que vestirme formalmente como mi madre me obliga a hacer. No sé cómo es que a Stef le gusta usar ropa tan formal. Siendo sincera, no me queda mal usar ese tipo de ropa, pero no me agrada tener que ponerme casi todos los días ese tipo de vestimenta. Quiero llevar zapatillas, jeans y remeras cómodas, en vez de tener que usar vestidos de empresaria. Además, en Nueva York hace demasiado frío.

Hoy es mi tercer día de trabajo. Debo admitir que me está gustando mucho trabajar en la empresa, aunque lo malo es que me quita tiempo con Emma. Menos mal que tiene a su padre quien la puede cuidar. Con mi madre hemos llegado al acuerdo de que mi horario de salida sería a las cinco de la tarde, para así poder pasar el resto del día con mi hija y su padre. 

Me subo al coche de Gastón. 

No me agrada que él deba levantarse tan temprano para llevarme al trabajo. Siempre le digo que no hace falta que lo haga ya que puedo tomar un taxi, pero ya saben cómo es Gastón. Va a llevarme me guste o no. 

Por suerte, hoy me traerán el coche que he comprado hace un mes atrás. He tenido que hacer demasiados papeles con respecto a la compra, ha sido un ida y vuelta para firmar papeles, pero ha valido la pena. Al fin podré tener mi propio auto. No es un coche muy grande, pero es demasiado bonito. Ya he hecho el examen de conducción y he aprobado, por lo que el lunes de la semana que viene podré ir al trabajo en mi auto y Gastón podrá quedarse en casa a dormir aunque sea por un rato más. 

—¿Estás bien? —pregunto a mi novio por tercera vez. 

—Sí, amor, ya te he dicho que sí.

—Entonces, ¿por qué te noto nervioso? —me cruzo de brazos.

—Eso es impresión tuya —me mira por algunos segundos y vuelve su vista al frente. En el resto del viaje no le he vuelto a preguntar qué le sucede. Parece nervioso, sí, pero quizás él tenga razón. Puede que sea sólo impresión mía.|

Mi novio dobla en una esquina y aparca el auto frente al edificio. 

—Pasaré por ti antes de las cinco. 

—Bien. No llegues tarde, ¿sí? —le digo y asiente. Le beso en los labios en forma de despedida—. Te amo. 

Cuando estoy a punto de salir del auto, él me detiene. 

—Espera un segundo, entraré contigo.

—¿Qué? —me giro para verlo—. ¿Por qué? —Le observo bajar del auto y le imito.

—Tengo que hablar con tu padre —me contesta mientras saca a nuestra hija del asiento de atrás.

—¿Qué? ¿Hablar con mi padre? ¿Por qué? ¿Sobre qué? —le interrogo mientras le observo cubrir a Em con su mantita.

—Sobre algo. 

—Pero, ¿de qué? 

—De algo. Por ahora no voy a decirte nada —me responde y frunzo el entrecejo. Caminamos hacia la entrada de la empresa con rapidez. Quiero adentrarme en el edificio cuanto antes, hace demasiado frío.

—¿Por ahora? ¿Qué te traes entre manos, Gastón? ¿Por qué quieres hablar con mi padre? 

—No preguntes. Pronto te enterarás. Y no importa si insistes en que te diga sobre el tema de conversación que tendré con tu padre, no voy a decirte nada. 

Ruedo los ojos. 

—Bien. Pero, ¿cuándo vas a decirme? 

—No sé. Pronto —me contesta y no insisto en seguir preguntando cuándo me dirá el tema de conversación. Tengo curiosidad. Quiero saber ahora para qué quiere hablar con mi papá, pero en este momento no tengo ganas de insistir, es muy temprano para eso.

Siempre Serás Tú #D2Место, где живут истории. Откройте их для себя