Siempre Serás Tú #D2

Capítulo cuarenta y uno

Gastón:

—¿Por qué tiemblas? —le pregunto preocupado, luego de verla contestar la llamada—. ¿Qué ocurre?

Tan sólo me mira y veo que sus ojitos se le llenan de lágrimas. Me acerco hacia ella pero retrocede. Me quedo quieto, y vuelvo a formular:

—¿Con quién hablas? ¿Por qué retrocedes?

Una lágrima se le escapa.

Y la preocupación me invade.

No quiero ni siquiera pensar que puede estar llorando por alguna mala noticia sobre su hermano.

—¿Es sobre él? ¿Es sobre Isaac?

No me mira y tampoco me contesta. Y eso me pone loco, impaciente.

—¿Puedes responder? Haces que me preocupe, Brisa.

Me acerco de nuevo y esta vez no se va hacia atrás. Le levanto el mentón para que me mire. Sus ojos derraman lágrimas nuevas y es ahí cuando decido quitarle el teléfono y poner el alta voz.

Intenté obtener respuesta de su parte preguntando quién era y qué pasaba y, al quedarse callada y muy quieta, no me ha dejado otra que tomar esa medida.

—¿Hola, quién habla?

Escucho mucho ruido. Podría decir que son autos y personas hablando demasiado fuerte. Parece que quién sea que haya llamado está presente en algún tipo de caos.

No sé. No estoy seguro.

Escucho la respiración de alguién pero no obtengo respuesta. Es como si  se estuviese quedando sin aire o algo por el estilo.

Brisa me toma del brazo con fuerza y puedo sentir cómo tiembla. Parece estar atónita. Quiero saber qué fue lo que causó este estado en mi novia.

Parece asustada, sorprendida y algo confundida.

La llamada es de un número desconocido. Mi novia no me dice quién es y la persona que está del otro lado no me responde. Por lo que opto por preguntarle nuevamente a mi novia.

Pero la respuesta de alguien a quien conozco evita que vuelva a preguntar.

—Gastón, soy Liam...

Tose fuerte y su respiración parece ser muy forzada. Tanto que me da la sensación de que ha tenido que hacer un gran esfuerzo al pronunciar las tres últimas palabras.

Miro a Brisa y frunzo el entrecejo.

—Dile... —empieza a decir pero el volver a toser le corta la oración.

—Liam... lo siento —dice Brisa y yo me confundo aún más.

—¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué te está llamando él?

Comieza a llorar. La veo destruída y se me parte el corazón. Se me hace un nudo en el pecho.

Estoy algo nervioso.

Más bien... preocupado.

—Se está despidiendo... —confiesa—. Lo ha atropellado con una camioneta.

¿Qué?

—Dile que... yo... —parece estar ahogandose. No puede hablar. Le falta aire y la tos se vuelve aún más constante.

—Lo sé... Lo sé... sé que me amas.

—¿Me... me oyes, Bri? —le prgunta.

—Sí, te oigo. Vas a estar bien, no te despidas. Estarás bien.

—No... casi no respiro...

El sonido de las sirenas de ambulancia comienzan a escucharse.

Estoy sorprendido. No me esperaba una noticia así. Creí por un momento que se trataba de Isaac por lo que Brisa me contó hacía minutos atrás. Pero no. Se trata de su ex.

Siento alivio porque no le ocurrió lo peor a mi cuñado. Pero no me siento contento con que hayan atropellado a alguien que, por más que me joda en su totalidad, Brisa quiere.

—Resiste... Por favor, resiste... —dice mi novia—. Por mí.

Frunzo el entrecejo. Desde luego, oir eso no me gustó en nada. ¿Pero qué puedo hacer?

—Te... te amo, Brisa... —dice, y la falta de aire vuelve a notarse.

—También te amo —confiesa Brisa, y me alejo de ella. La miro molesto, sin creer lo que salió de su boca. ¿En serio lo ama?

—¿Qué has dicho? —le pregunto, sintiendo unas tremendas ganas de romper algo. 

—Voy a morir..., lo sé —tose. Está asustado, se nota, y su voz cada vez es más apagada—. Al menos menos te pude besar por... última vez...

Y ahora, además de romper algo, siento ganas de pegarme un tiro.

—¡¿Qué?! ¿Lo besaste?

Me mira pero no me contesta. Sabe que estoy molesto, pero está más atenta en la llamada.

La voz de Liam ya no se escucha. Sólo se oyen autos y personas hablando.

Pero las palabras de una mujer, que estoy seguro es una paramédica, provocan que Brisa caiga de rodillas al suelo:

—Está muerto.