Capítulo doce

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Stefania:

Le doy otro sorbo a mi café. Estoy esperando a que Isaac regrese a casa. Se ha ido hace un par de horas y aún no ha vuelto. Tengo miedo de que le haya pasado algo. Hemos tenido una pelea y él se ha ido del departamento algo nervioso y enfadado.

Sé que todo es mi culpa, pero no podía decirle sobre lo que he estado recibiendo en los últimos dos días. Me advirtieron que no lo hiciera, o de lo contrario les pasaría algo malo a las personas que quiero. Pero, el tema es que, tampoco puedo no decirle. Tiene que saberlo. Somos una pareja, debemos contarnos todo.

De verdad que no sé qué hacer. Él está desconfiando de mí y no quiero que haga eso. Quiero decirle pero no puedo. No puedo arriesgarme. No puedo arriesgarme a que algo le suceda.
Dos días antes, cuando regresé a la empresa después de haber llevado a mi mejor amiga a su casa, había una caja de regalo sobre mi escritorio. Tenía un signo de pregunta color negro en la tapa. Al ver eso, supe que lo que habría dentro no sería bueno. Cuando me animé a ver lo que contenía la caja, encontré una campera de bebé, la cual tenía bordado el nombre de Kendall y la letra B mayúscula, bordada en la parte de atrás. Aún no le he encontrado sentido a eso.

Había una nota debajo del abrigo, la cual me advertía que cada vez que se me enviara algo, no debía decirle a nadie, o de lo contrario les pasaría algo malo. Por esta razón no puedo decirle nada a nadie, ni siquiera a Isaac. No sé a quién me estoy enfrentando. No voy a arriesgarme.

Ayer en la tarde, me había llegado una pequeña caja, con un signo de pregunta dibujado en la tapa. Cundo la abrí, me encontré con un pendrive y una nota hecha por computadora. Me volvía a advertir que no le contara a nadie sobre las cosas que recibiera.

Mi novio no estaba en casa, por lo cual, decidí conectar el pendrive en mi computadora. La única carpeta que había, tenía escrito; ¿Le extrañas?, de título. Dudé en abrir el archivo, pero terminé haciéndolo. Tenía que abrirlo, me mataba la curiosidad. Al hacerlo, me quedé quieta observando el vídeo con lágrimas rodando por mis mejillas. Tenía un nudo estancado en mi garganta que no podía quitar. Tuve que maquillarme para que Isaac no se diera cuenta de que había estado llorando.

En el vídeo aparecíamos Matt y yo. Es el vídeo que podía escuchar esa vez que me habían llamado, estoy segura. Ayer, no podía cesar las lágrimas mientras miraba la filmación. Nos veíamos felices en ese tiempo. Recuerdo la vez que habíamos grabado ese vídeo. Fue cuando él me había pedido ser su novia. Lo recuerdo a la perfección. No estoy segura de por qué lloré. Supongo que fue porque le quería mucho y terminó siendo alguien que sólo me utilizaba. Alguien que no me quería en lo absoluto. Puede que haya derramado lágrimas por los recuerdos que están grabados en mi memoria. Momentos que fueron muy especiales para mí. No lo sé...

Al terminar de ver la filmación, tiré el pendrive a la basura. No quería guardarlo. Además, Isaac podría encontrarlo.

Me atrevo a ver la hora.

11.54 pm.

Isaac ya debería haber vuelto. Se ha ido hace como tres horas. «¿Por qué no vuelve?» En cualquier momento me agarrará un ataque de nervios. No entiendo, ¿para qué se fue? Se supone que si peleamos, debemos hablar y solucionar el problema. Él debe confiar en mí. No irse de casa todo enfadado.

(FLASHBACK)

—¿Por qué no me lo has dicho? —pregunta molesto—. ¿Por qué?

—No, Isaac, tú no entiendes —le digo. ¿Qué se supone que voy a decirle?

—¿Qué es lo que no entiendo? Dime, Stef. ¿Por qué tenías un pendrive con un vídeo en el que estás con Matt?

Cuando llegamos de la empresa, Isaac encontró el pendrive que me enviaron ayer, el cual recuerdo haber tirado a la basura.

«¿Cómo es que esto ha aparecido aquí? —no paro de preguntarme—. ¿Cómo ha hecho para entrar a casa y dejar el pendrive?»

Cuando mi novio encontró aquel objeto, yo no estaba enterada porque había ido a mi habitación a cambiarme de ropa. Volví a la sala y le encontré viendo aquel vídeo. La carpeta ya no tenía el mismo título que tenía ayer, este era diferente y demasiado comprometedor.

—Isaac, sé que estás molesto, pero debes confiar en mí, ¿sí? No puedo decírtelo.

—¿Por qué no?

—Porque no. No puedo. Por favor, debes confiar en mí.

Quiero decirle, pero temo que si lo hago, cualquiera de las personas a las que quiero paguen el precio por no haberme quedado callada como me han advertido.

—Sólo quiero que me digas por qué tenías un vídeo de ustedes juntos. Necesito que me digas por qué has nombrado esa carpeta como: amor verdadero —eleva sus cejas—. No te cuesta nada decírmelo —«Sí que me cuesta. Por favor... deja de preguntar.» Me quedo callada. No sé qué decir.

—Isaac, —tomo sus manos— no puedo decírtelo. —suelta mis manos. Me pondré a llorar en cualquier momento. ¿Por qué no puede confiar en mí? ¿Por qué no puede dejar de preguntar? Pero, siendo sincera, le entiendo. Si estuviera en su lugar, también preguntaría hasta obtener una respuesta.

—Stefania, no es tan difícil contestar lo que te he preguntado. ¿Le sigues amanado después de todo lo que ha pasado? Después de lo que te ha hecho a ti y a mi hermana.

—No... —me doy la vuelta y llevo mis manos a mi cabeza—. No es eso. Yo no le sigo amando. Tú no entiendes —le digo y volteo a verlo—. No mal pienses.

—¿No entiendo qué? —se acerca a mí—. ¿No entiendo qué? —repite—. Stef, le has puesto amor verdadero a esa carpeta. ¿Cómo no quieres que mal piense? —suelta un suspiro y se queda en silencio por varios segundos. Segundos que me parecieron eternos—. ¿Vas a decirme? —no digo nada.

No me queda otra que responder:

—No —niego—. Lo siento, pero no —Él suspira y su entrecejo se frunce.

—Como quieras —camina hacia la puerta. Estoy segura de que se irá.

—¡Isaac, espera! —me ignora y sale del departamento, cerrando la puerta de un portazo.

(FIN FLASHBACK)

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