Capítulo setenta y tres (especial)

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Querida Brisa, mi hermanita pequeña: 

Si estás leyendo esto es porque lo esperado finalmente pasó y porque Stef cumplió con su palabra de darte la carta. Sólo espero que, mientras leas, no llores. No quiero verte triste, por más que te veas muy tierna y hermosa, como siempre. Pero si lo haces, está bien. Quizás necesites descargar toda esa energía negativa de tu cuerpo, y como leímos esa vez en una de las revistas de la sala de espera del dentista, llorar es un método de relajación. 

Dejaré una carta para todos, inclusive para las niñas y tu futuro bebé, y espero que cuando crezcan y sea tiempo, se las den para que puedan leerlas y saber que siempre los quise y los querré mucho. La tuya es la primera que escribo, y como sabes que nunca me gustó formalizar las cosas, ni siquiera le puse la fecha al papel. Quería escribir esto a mi manera, y no como en la escuela me obligaban a hacer. Y con respecto al sobre... disculpa si está feo. No tuve oportunidad de comprar uno, y sabes que no soy muy bueno para crear cosas, en especial con el papel.

Aquí vamos, reina...

¿Te acuerdas de cuando te llamaba así? 

Me gustaba hacerlo porque siempre que te ponías triste y te lo decía, te reías, y era un logro poder conseguir que sonrieras porque eras muy difícil de alegrar cuando llorabas. Quiero que sepas que, aunque no me veas, yo estoy contigo, y siempre que estés triste me tendrás. Sólo tienes que pronunciar mi nombre, en donde sea, y te juro que bajaré un ratito y me quedaré contigo a tu lado. Te daré mi hombro invisible para que te apoyes y te desahogues. Te daré mi hombro para que lo empapes todas las veces que sean necesarias. Te susurraré al oído "reina" y sonreirás. Quizás sea una sonrisa de nostalgia, pero al menos sé que lo harás. 

Te prometo que voy a ir a visitarte algunas noches en sueños. Vamos a hablar, a reír, pero no vamos a llorar. De eso nada. No quiero gastar ese lapso de tiempo llorando, quiero que juguemos como cuando éramos niños a mi juego favorito; las escondidas. Y sí, puede que con mis veintiocho años sea algo raro de ver, pero nunca fui muy normal que digamos. Y lo sabes.

Puedes por ti misma mirar fotos nuestras cuando me extrañes, por más que sea algo duro, porque no quiero que dejes de verme y de recordar cómo era, y mucho menos que guardes las fotografías en una caja que no pensarás volver a abrir nunca. Tienes que salir adelante como la mujer fuerte que eres, porque sí, Bri, lo eres, y sé que con la cabeza dura que tienes te negarás, pero tienes que hacerlo. No por los demás, sino por ti. Sonríe, ríe, llora, golpea, haz lo que quieras, pero mira para adelante, porque es el único camino que tienes. No vale caminar hacia atrás. Está prohibido. 

Yo estaré para ti en todo momento, hasta inclusive sin que me llames, porque, aunque ya seas toda una mujer, aún me necesitas para que te cuide. Te puedes cuidar sola, lo sé, pero no puedo dejar de proteger a mi hermanita pequeña. Lo hice desde el primer momento en que naciste y lo haré inclusive hasta después de que nos encontremos en el cielo. Sé que sólo te llevo dos años, pero siempre tuve esa necesidad de cuidarte de todo tipo de cosas porque tu felicidad para mí será para toda la vida una de las cosas más importantes. Aunque he de admitir que cuando naciste, aunque sí te quería y me entusiasmaba la idea de tener a alguien con quien jugar, estaba muy celoso. Lo recuerdo bien, y eso que era muy peque.

Tienes que saber que estoy orgulloso de ti, de la persona en que te has convertido. Quiero que seas feliz, reina. Sé que esto para ti será difícil. Sé que sufrirás, y aunque quiera, no te voy a pedir que me hagas una promesa de que no estarás triste porque tienes todo el derecho del mundo a sacar esos malos sentimientos de tu cuerpo. Pero lo que sí te voy a pedir, es que no te estanques en un lugar por tristeza. Quiero que te tomes todos los días necesarios para sentirte mejor, pero no la vida. Eso no. 

Va a doler mucho, Brisa, y aunque me gustaría poder quitarte el dolor, no puedo. Pero lo que sí está en mi poder es sentarme, caminar, llorar, reír, y hacer un sin fin de cosas a tu lado hasta que logres levantarte de la cama y puedas decir "duele, pero hoy estoy mejor". Y después de eso, también me quedaré a tu lado. Te hartarás de sentir a alguien atrás tuyo porque, cuando digo que estaré contigo en todo, va en serio. Y nada me hará cambiar de opinión. 

Es verdad que me quedaban muchas cosas por hacer, mucho camino en la tierra por recorrer, pero la vida, como tú bien dijiste el otro día en el hospital, fue muy injusta de querer llevarme mucho antes de lo esperado. ¿Pero sabes qué? Ahora que lo pienso, está bien, está perfecto. Si esto me tocó fue por algo.

Siempre estuviste al tanto de lo apegado que fui a la familia y el rol indispensable que cumplen todos para mí, así que me iré feliz porque desde arriba sé que podré proteger a cada uno de ustedes. 

No quiero que sientan pena por mí y no perdonaré que digan que tenía mucho por vivir, ya no quiero oír eso. Me voy muy feliz, Brisa. Me voy feliz porque me rodeo de todos ustedes, de toda mi familia. Y aprovecho para agradecerte ésta increíble noche en la casa del lago. No sé cuándo voy a partir del mundo, así que por eso me tengo que asegurar de escribirles algo a todos para que sepan lo mucho que los quiero. Me encantó poder ver y escuchar a la abuela quejarse por las películas de terror que vimos, me gustó mucho tener la oportunidad de pedirle matrimonio a Stefanía, el poder bailar entre todos, la cena y el almuerzo familiar, las risas, el recordar tu accidente con el té y que te molestaras cada vez que me burlaba de ti... Tantas cosas hermosas, Bri... 

Disfruta cada segundo, minuto, día, y todo lo que te quede. Pero lo más importante, sé feliz, ¿sí? Te lo pido. Nada me pondría más contento de ver. Te mereces serlo porque eres una gran persona. Te mereces serlo porque te sacrificas día a día por todo lo que te importa. Y aprovecho también para agradecerte por lo genial que siempre fuiste como hermana, porque así como yo siempre cuidé de ti, tú también cuidaste de mí. Y tu amor no tiene precio. Eres de las mujeres más valientes y hermosas que hay en la vida, y sin duda alguna te llevarás el mundo por delante, porque siempre serás la luz al final del túnel.

Nos volveremos a ver, mujer insoportable. Te lo prometo. 

Y el día en que lo haga, te abrazaré tan fuerte que no tendrás oportunidad de respirar. 

Ah, y por favor, aprende a cocinar. 

Te amo, Brisa... Mi hermanita pequeña, mi vida, mi todo... Quiero que lo sepas. 

Y recuerda, no te olvides de ser feliz. 

Con amor,

Isaac.

Siempre Serás Tú #D2Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora